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El Real Madrid da la sorpresa y anuncia el fichaje de Lopetegui a horas de empezar el #MundialRusia2018

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A horas de dar comienzo el Mundial de Rusia, el Real Madrid ha hecho oficial el fichaje de Julen Lopetegui como entrenador del club blanco a través de este comunicado:

Julen Lopetegui será el entrenador del Real Madrid tras la celebración del Mundial de Rusia 2018.

El Real Madrid C. F. comunica que Julen Lopetegui será el entrenador del primer equipo durante las próximas tres temporadas.

Julen Lopetegui se incorporará al club tras la participación de la selección española en el Mundial, después de dos años al frente del equipo nacional.

Inicios
Portero formado en la cantera de la Real Sociedad. Llegó a jugar en el filial de Segunda División B de la Real Sociedad, pero no debutó en el primer equipo. A mediados de la década de los 80, Lopetegui tenía el paso a la primera plantilla de la Real Sociedad bloqueado por un puñado de buenos porteros como Luis Miguel Arconada, José Luis González Vázquez y Agustín Elduayen.

Real Madrid y Castilla
En 1985 fue fichado por el Real Madrid para ser integrado en su equipo filial, el Castilla CF. Jugó en el Castilla hasta 1988, cuando fue cedido a la Unión Deportiva Las Palmas por una temporada. Finalmente, en 1989 llega a la primera plantilla del Real Madrid. En sus dos temporadas con el Real Madrid fue el tercer portero del equipo, sin apenas oportunidades, aunque llegó a debutar en Liga con el Real Madrid en un derbi con el Atlético en el Vicente Calderón (3-3) en la penúltima jornada de la temporada 1989-90.

C.D. Logroñés
Sin oportunidades en el equipo madridista y tras pasar una temporada en blanco, Lopetegui ficha en 1991 por el Club Deportivo Logroñés. En Logroño, Lopetegui vivió sus mejores años como futbolista. Encontrándose en uno de los equipos más modestos de la Primera División, la labor de Lopetegui destacó de forma enorme. Fue titular indiscutible durante tres temporadas y, a pesar de encajar muchos goles, evitó muchos más; pasando a ser considerado como uno de los mejores y más espectaculares porteros de España. Lopetegui jugó 108 partidos en Primera División con el Logroñés. El 23 de marzo de 1994 fue llamado para debutar en un partido amistoso de la selección española contra Croacia, convirtiéndose en el primer internacional español en ser convocado mientras militaba en el Logroñés. También fue convocado para la disputa del Mundial de fútbol de Estados Unidos 1994, aunque no llegó a disputar un solo minuto en dicho torneo.

F.C. Barcelona
Sus grandes actuaciones con el Club Deportivo Logroñés le valen ser fichado en 1994 por el Fútbol Club Barcelona. Sin embargo, comenzó con mal pie en el Barça: a comienzos de la temporada 1994-95 cometió un espectacular fallo en la final de la Supercopa ante el Real Zaragoza. A pesar de que el gol encajado no supuso la pérdida del trofeo, sí que puso en entredicho la calidad de Lopetegui. Finalmente, Carles Busquets, suplente de Andoni Zubizarreta en las temporadas anteriores, arrebató el puesto a Lopetegui. Aquel primer año tuvo un rendimiento irregular, siendo capaz de lo mejor y de lo peor, como en el partido de vuelta frente al Atlético en Copa del Rey, en el que atajó dos penaltis después de haber regalado el primer gol colchonero.​ Lopetegui jugó muy poco en su etapa barcelonista (apenas cinco partidos de Liga en tres temporadas). Comenzó la temporada 1996-97 jugando de titular el partido de ida de la Supercopa de España, pero con la llegada de Vítor Baía terminó la temporada como tercer portero del equipo, situación que ya había conocido en su etapa madridista.

Rayo Vallecano
En 1997 abandona el Fútbol Club Barcelona por la puerta de atrás y, tras haber perdido parte del prestigio que obtuvo en el Logroñés, ficha por el Rayo Vallecano de la Segunda División. En Vallecas vuelve a tener minutos y asciende en 1999 a la Primera División. Sus tres temporadas en Primera División con el Rayo, hasta 2002, quedan a la sombra de Kasey Keller e Imanol Etxeberria, que serían los porteros titulares, pero al menos disfruta de minutos y juega 36 partidos de Liga en esos tres años. Al finalizar la temporada 2001-02 cuelga las botas.

Selección nacional
Debutó como internacional absoluto el 23 de marzo de 1994, en un partido amistoso ante Croacia (0–2), disputado en el Estadio Luis Casanova de Valencia, jugando su primer y único encuentro como internacional. Lopetegui entró en el partido en el minuto 26′, en sustitución de Zubizarreta.4 Ese mismo año fue convocado como tercer portero por el seleccionador nacional Javier Clemente, para la Copa del Mundo de Estados Unidos 1994, sin llegar a debutar en el campeonato.

Fuentes: Real Madrid/Wikipedia

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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