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El Barça se lleva la victoria con polémica y con diez

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Barça Valencia
El defensa del Valencia Vázquez Alcalde se lamenta tras una ocasión fallada durante el partido de LaLiga entre Barcelona y Valencia, este domingo en el Camp Nou. EFE/ Alejandro Garcia
Barcelona, 5 mar (OFFICIAL PRESS- EFE).- El Barcelona de Xavi se ha acostumbrado a sufrir. Aparcado el debate del estilo cuando en esta parte de la temporada se está viendo obligado a hacer un ejercicio de supervivencia en cada partido, hoy volvió a aferrarse a LaLiga con una victoria dramática ante el Valencia (1-0), que jugó la última media hora en superioridad numérica.

Un penalti fallado, una expulsión, y acabar pidiendo la hora para llevarse los tres puntos ante uno de los equipos que malvive en la competición en los puestos de descenso, son circunstancias extrañas a las que no está acostumbrado el público del Spotify Camp Nou.

Pero parece que el aficionado culé empieza a entender las necesidades que ahora mismo tiene su equipo, y hoy lo arropó y lo alentó para que de nuevo pudiera resistir hasta el final.

Delante tenía al Valencia, que no esperó al Barça atrás forzándole a colgar 42 balones al área, como el Almería en el último partido de Liga, ni le arrebató la posesión para obligarle a defender sin balón cerca de Ter Stegen, como hizo el Real Madrid en la ida de las semifinales de Copa. Al menos, hasta que así lo exigió el sorprendente giro de guion que tuvo el choque.

Esperando en bloque medio, con más timidez que convicción, el conjunto che se plantó en el Camp Nou dispuesto a que durante el partido pasasen las menos cosas posibles. Pero se encontró con un tanto en contra al cuarto de hora, en la primera ocasión que tuvo el conjunto local.

Fue una asistencia magistral de Sergio Busquets en un desmarque de ruptura de Raphinha, que cabeceó al fondo de la red desde el corazón del área sobre la salida en falso de Mamardashvili.

El gol reactivó la confianza del extremo azulgrana, que lo probó poco después en un tiro desviado y asistió a Ansu Fati, hoy titular, en las dos ocasiones que tuvo en el primera mitad: un inocente tiro cruzado que el meta valencianista atajó sin problemas y un cabezazo mordido que se marchó fuera por poco.

Sin ritmo, sin precisión y sin continuidad, el Barcelona volvió acusar las bajas de cuatro futbolistas capitales en su once titular: los lesionados Pedri, Dembélé y Lewandowski y el sancionado Gavi. Aunque tuvo el 2-0 a la media hora, en un disparo seco de Ferran Torres desde la frontal, que desvió Mamardashvili.

El Valencia, diluido durante la primera media hora, acabó mejor que su rival en la recta final de este primer acto, donde llegó a inquietar la meta de Ter Stegen.

Primero, en un cabezazo que no encontró puerta de Correia en el segundo palo a centro de Jesús Vázquez, después con un disparo a las nubes de Lino tras un error de Ter Stegen en la salida del balón, y finalmente con otro chut desviado de Ilaix Moriba dentro del área, tras un mal rechace de la defensa azulgrana.

La victoria ante al Real Sociedad después de encadenar cinco derrotas parece haber aligerado la mochila del equipo levantino. Pero a la escuadra de Rubén Baraja le sigue faltando personalidad.

Tener que manejar la presión de verse en los puestos de descenso, algo a lo que no está para nada habituado, tampoco ayuda. Ni haberse quedado sin pólvora arriba por las lesiones de Cavani y Marcos André y sin la energía por banda izquierda de Gayá.

Aun así, el conjunto visitante lograba salir vivo del choque en esta primera mitad y encaraba la reanudación con opciones de sacar algo positivo del Camp Nou.

Más aún, cuando Ferran Torres fallaba un penalti después de que el árbitro señalara manos dentro del área en un rechace de Guillamón, Ansu Fati estrellara un tiro al palo en la jugada siguiente y Araujo fuera expulsado por roja directa un minuto antes de que se llegar a la hora de partido por derribar a Hugo Duro cuando éste se marchaba solo dispuesto a encarar a Ter Stegen.

Xavi, que hoy dirigía a su equipo desde la tribuna al estar sancionado, sacrificaba a Ansu Fati y daba entrada a Marco Alonso. El Barça debía aguantar media hora con diez si no quería complicarse LaLiga.

El Valencia olió la sangre y puso cerco a la meta de Ter Stegen, pero sin la clarividencia ni la contundencia necesarias para poner en verdaderos aprietos a su rival.

Entre Kounde y Ter Stegen evitaron el gol en un remate dentro del área del recién ingresado Fran Pérez, pero Alberola Rojas había anulado la jugada por fuera de juego.

Un contacto entre Kessie y Fran Pérez en el área, que el árbitro no concedió como penalti ni el VAR revisó, un disparo muy desviado de Hugo Duro tras un mal despeje de Christensen y otro de Kluivert desde la frontal que Ter Stegen atajó sin problemas, ya en el tiempo añadido, fue todo el balance ofensivo del conjunto che.

Y es que este Valencia ahora mismo no está ni para ganar contra diez. Y los jugadores del Barça y el Camp Nou, que parecen cada vez más enganchados al drama, celebraron como si hubieran ganado LaLiga el pitido final del colegiado.

– Ficha técnica:

1 – Barcelona: Ter Stegen; Koundé, Araujo, Christensen, Balde; Sergio Busquets, Sergi Roberto (Eric García, min.81), De Jong (Kessie, min.46); Raphinha (Alarcón, min.87), Ferran Torres y Ansu Fati (Marcos Alonso, min.61).

0 – Valencia: Mamardashvili; Correia (Castillejo, min.62), Foulquier, Cömert (Diakhaby, min.55), Cenk, Vázquez; Almeida (Musah, min.78), Ilaix Moriba (Fran Pérez, min.62), Hugo Guillamón, Lino (Kluivert, min.78); Hugo Duro.

Goles: 1-0: m.15: Raphinha.

Árbitro: Alberola Rojas (Comité de Castilla la Mancha). Expulsó con roja directa a Araujo (min.59).

Incidencias: Partido de la jornada 24 de LaLiga Santander disputado en el Camp Nou ante 89.644 espectadores. Antes del encuentro, la ganadora del premio ‘The Best’, Alexia Putellas, y las futbolistas azulgranas incluidas en el mejor ’11’ de la FIFA, Mapi León, Keira Walsh y Lucy Bronze, ofrecerán sus trofeos a la afición culé.

Ginés Muñoz

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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