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El Valencia CF revivirá sus orígenes en el emblemático Bar Torino convertido en una ‘fan zone’

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VALÈNCIA, May.- El Centenario del Valencia CF llega a su fin. El club ‘ché’ ha vivido una temporada llena de homenajes, acontecimientos y recuerdos de estos cien años de historia. Pero las celebraciones todavía no han terminado. Amstel, uno de los patrocinadores oficiales del equipo, recreará el emblemático Bar Torino, donde hace 100 años nació el Valencia CF de la mano de cinco falleros, Gonzalo Medina, Augusto Milego, Julio Gascó Andrés Bonilla, Pascual Gascó y Fernando Marzal.

Este establecimiento acogió el 18 de marzo de 1919, en plenas fiestas falleras, el acto fundacional del Valencia CF. A partir de este momento, el Bar Torino se convirtió en un local de referencia para todos los aficionados del fútbol. De aquel lugar ya no queda ni la calle en la que se asentaba, la Bajada de San Francisco. Pero si el espíritu permanece, siempre es posible volver a la vida. Por ello, este jueves 23 de mayo se inaugurará el ‘nuevo’ Bar Torino, esta vez ubicado en la Avenida Maria Cristina nº5.

Con ambientación de los años veinte, momento en que nació el club, el Amstel Bar Torino hace un puente entre el pasado y presente de un equipo que celebra su centenario

Se presenta como un punto de encuentro para la afición valencianista en un momento en el que el club se juega obtener un nuevo título, en la final del sábado ante el Barcelona. Precisamente una réplica del trofeo que ganaron en esa misma competición en 2008 estará expuesta este jueves y viernes, dentro de un programa de actividades abiertas al público que se desarrollará durante todo el fin de semana, hasta este domingo 26 de mayo.

 

PROGRAMACIÓN PARA ESTE FIN DE SEMANA

Desde este jueves 23 al domingo 26 de mayo, Amstel y el Valencia CF han preparado una programación abierta al público de la que pueden disfrutar todos los seguidores del club.

En la planta baja del Amstel Bar Torino va a alojarse una exposición donde, junto a una réplica del trofeo anteriormente citado, habrá una selección de fotografías que narra los acontecimientos más destacados de la historia del club.

Entre otras actividades, Amstel Bar Torino acogerá la realización en directo de dos programas radiofónicos especializados en deportes, de acceso libre hasta completar aforo. Servirán para analizar el partido de la final de la Copa del Rey contra el FC Barcelona de sábado; y para conocer en profundidad la historia del equipo a través de curiosas entrevistas.

Otra propuesta de la programación es la fiesta del sábado 25. Antes del partido, de 18 a 20h, tendrá lugar un concierto de la banda The Shag Sharks Trio con música característica de los años veinte y habrá animaciones para sumergir a los asistentes en el ambiente de la década en que nació el equipo. Y partir de las 21h, la proyección de la retransmisión de la final frente al Barcelona incluirá la conexión en directo con las Fan Zone en ambos estadios, Mestalla y Benito Villamarín.

Una de las particularidades del Amstel Bar Torino es que van a entregarse regalos durante el fin de semana entre los asistentes. El viernes desde las 21h y el sábado desde las 18h se sortearán en directo camisetas oficiales del centenario del Valencia CF y ejemplares de la edición coleccionista ‘Amstel Amunt’, que va cubierta con el himno del equipo.

A esta botella única, se une ‘Amstel Centenari’, una edición especial de Amstel Original en la que se reconoce el trabajo de personajes destacados, pero también el de muchísimas personas anónimas que han llevado adelante el club en las últimas 10 décadas. Como el hincha Jorge Iranzo, que ha seguido al equipo en innumerables viajes. O Pepe Vaello, socio y abonado durante más de 70 años. Y no podía faltar José Benet, socio número 1 del Valencia CF. Son algunos de los protagonistas del etiquetado de esta edición especial. Un reconocimiento que se extiende a todos los valencianistas, ya que se pueden obtener diferentes regalos e incluso personalizar la etiqueta de esta ‘Amstel Centenari’.

Sus contraetiquetas incluyen un código con el que los mayores de 18 años podrán consultar en la web de la compañía si son ganadores de camisetas del club, entradas para uno de los partidos del equipo, las botellas de coleccionista ‘Amstel Amunt’, tours por Mestalla y experiencias para conocer a los jugadores en la Ciudad Deportiva del equipo.  Si no obtienen regalo directo, entrarán en el sorteo de un pack con la botella coleccionista o podrán conseguir su ‘Amstel Centenari’ personalizada, incluyendo en el etiquetado su nombre y la historia de su apoyo al Valencia CF.

Está previsto que hasta el mes de junio se mantenga en los bares y restaurantes de la región este homenaje cervecero al equipo Ché, que quizá este fin de semana sume un nuevo trofeo a su palmarés. Una trayectoria de la que el patrocinador oficial del equipo hace partícipes a todos los que le han apoyado durante los 100 años de una vida que arrancó en el Bar Torino, recreado y abierto para la afición durante todo el fin de semana gracias a la colaboración del Valencia CF y Amstel.

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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