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1-2. El Valencia cae contra el Nottingham por sus propios errores

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1-2. El Valencia cae contra el Nottingham por sus propios errores
Los jugadores del Valencia Nico González (c) y Gabriel Paulista (d) pelean un balón con Jesse Lingard, del Nottingham Forest, durante el partido amistoso disputado este viernes en el estadio de Mestalla, en Valencia. EFE/Bile Aliño

Valencia, 16 dic (OFFICIAL PRESS/EFE/Paula Lerín).- El Valencia perdió este viernes contra el Nottingham Forest en un partido amistoso condenado por sus propios errores en los dos goles del conjunto inglés, que se adelantó con un tanto de Awoniyi, antes del empate de Hugo Duro y de la diana definitiva de Dennis.

El partido comenzó con una ocasión de O’Brien en el primer minuto que atrapó Mamardashvili, pero ese ímpetu inglés se diluyó y rápidamente el Valencia se hizo con el control. Con calma, los valencianistas distribuían el juego por las bandas y trataban de crear peligro con balones colgados al área, pero la potencia física de los centrales del conjunto inglés se imponía en el juego aéreo.

Los locales, vestidos completamente de blanco para recordar el equipaje utilizado contra el rival inglés en la vuelta de la Supercopa de Europa de 1980, tenían la posesión sin crear peligro más allá de dos centros-chut de Almeida y Kluivert que solventó sin complicaciones Henderson, mientras que el Nottingham comenzó a salir al contraataque con una buena jugada de Yates que rechazó con dificultad Mamardashvili.

El Valencia contestó de inmediato con otra buena jugada de Gayà, que llegó hasta la línea de fondo para centrar el balón a Marcos André, cuyo cabezazo salió desviado, pero en el minuto 40 la presión de Lingard provocó un choque entre Paulista y Nico, y Awoniyi se llevó el rechace del centrocampista valencianista, quien aprovechó una mala salida de Mamardashvili para recortar al guardameta y rematar a portería vacía.

Tras el descanso, el Valencia cambió todo el once titular y se mostró más agresivo e insistente en ataque, aunque intentaba crear superioridad y peligro con un juego interior. En el minuto 58, Fran Pérez, tras hacer una pared con Yunus, corrió por la banda derecha para servir a Hugo Duro, que empató el choque.

Diez minutos duró el empate en el marcador de Mestalla. Un exceso de confianza de Thierry provocó que Dennis le arrebatara el balón en el borde del área y superara a Herrerín, que evitó el tercer gol del equipo inglés para mantener una distancia mínima que el Valencia no fue capaz de igualar.

– Ficha técnica:

1 – Valencia: Mamardashvili, Foulquier, Paulista, Cenk, Gayà, Nico, Ilaix, Almeida, Castillejo, Kluivert y Marcos André. También jugaron Herrerín, Thierry, Cömert, Guillamón, Diakhaby, Vázquez, Lato, Hugo Duro, Pérez, Lino, Yunus, Cavani

2 – Nottingham Forest: Henderson, Toffolo, Cook, Worrall, Lodi, Mangala, Yates, O’Brien, Gibbs White; Lingard y Awoniyi. También jugaron Johnson, McKenna, Boly, Scorpa, Dennis, Badé, Surridge

Goles: 0-1, m.40: Awoniyi. 1-1, m.58: Hugo Duro. 1-2, m.68: Dennis

Árbitro: Carlos del Cerro Grande (Comité madrileño). Amonestó a Cömert por parte de los locales y a Cook, Mangala y Scorpa por parte de los visitantes

Incidencias: Partido amistoso disputado en el estadio de Mestalla ante unos 15.000 espectadores. Antes del encuentro se rindió homenaje a jugadores históricos del Valencia que se enfrentaron al equipo inglés en 1961, 1965 y 1980, y se guardó un minuto de silencio en memoria de Baltasar Alemany, que fue directivo del Valencia en los años setenta.

Primera Supercopa de Europa ganada por un equipo de la liga española

El encuentro de esta semana, de preparación de cara a la reanudación de la temporada detenida por la disputa del Mundial de Catar. Se juega el 16 de diciembre, una fecha que no coincide tan solo por un día con la del 17 de diciembre de aquel 1980, en la que se disputó en Mestalla el partido definitivo de la primera Supercopa de Europa ganada por un equipo de la liga española.

Aquella final enfrentaba a doble partido al conjunto inglés, campeón de la anterior edición de la Copa de Europa con el Valencia, que lo hacía como ganador de la actualmente desaparecida Recopa, que jugaban los campeones del torneo copero de cada país.

Fue una final jugada a doble partido.

El de ida se había disputado en el City Ground de Nottingham el 25 de noviembre y se había resuelto con victoria local por 2-1.

Aquel día, tras llegar el encuentro al descanso sin goles, el argentino Dario Felman adelantó al Valencia a los dos minutos de la reanudación.

Pero Bowyer igualó el choque diez minutos después y a uno del final, el mismo atacante del conjunto británico dio la victoria a su equipo por 2-1 y dejó abierto el ganador para el encuentro de vuelta.

Onces

En aquel choque, el campeón continental alineó a Shilton, Anderson, Gray, Lloyd, Burns, McGovern, Bowyer, Mills, Robertson, Ward (Ponte, m.76) y Wallace.

Por parte del Valencia, entrenado por Bernardino Pérez Elizarán “Pasieguito”, jugaron Pereira, Carrete, Arias, Botubot, Cerveró, Castellanos, Solsona, Subirats, Saura, Kempes y Felman (Giménez, m.86).

Para tres semanas después estaba fijado en Mestalla el encuentro de vuelta de una eliminatoria en la que se tenía en cuenta en caso de empate el valor doble de los tantos obtenidos a domicilio.

Al Valencia le bastaba con ganar por 1-0 y eso es lo que consiguió con un tanto del uruguayo Fernando Morena (m.51) al recoger un rechace del larguero tras un balón enviado por Saura.

Pasieguito introdujo varios cambios en la alineación, entre ellos el del portero, ya que Sempere ocupó la plaza de Pereira, mientras que Tendillo fue titular en el lateral derecho de una formación sin Carrete y en ataque estuvo Morena en lugar de Felman.

Jugaron, por tanto, Sempere, Tendillo, Arias, Botubot, Cerveró, Castellanos, Solsona, Subirats, Saura, Morena y Kempes frente a Shilton, Anderson, Gunn, Lloyd, Burns, McGovern, O’Neill, Ponte, Walsh, Francis y Wallace, en un choque en el que no hubo sustituciones.

Gol de Morena

El gol de Morena dio al Valencia la primera de las dos supercopas de Europa que el club tiene en sus vitrinas (la segunda la obtuvo en 2004).

La anécdota del encuentro ha sido relatada en numerosas ocasiones tras no haber llegado a tiempo a Valencia el trofeo que envió la UEFA para que fuera entregado al equipo campeón.

Para resolver aquella circunstancia, empleados del club de Mestalla diseñaron una solución.

Salvador Gomar, gerente del club, junto al secretario, Joaquín Aracil, decidieron que desde la sala de trofeos del club se llevaran al palco dos de las copas que allí se exhibían para que cubrir el acto de la entrega de la forma más digna posible sin que se advirtiera que el verdadero trofeo no estaba disponible.

Así fue. Nadie notó la falta del trofeo correspondiente, aunque la decisión de llevar dos no fue decidida al azar. Uno, el que fue entregado al Valencia campeón, era de grandes dimensiones, mientras que el otro era bastante pequeño y estaba reservado por si el ganador era el equipo inglés.

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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