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Cultura

Ana Zurita, la valenciana autora de las ilustraciones de la serie ‘La chica de nieve’

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ana zurita
La ilustradora Ana Zurita en su estudio. EFE/Ana Escobar
València, 4 feb (OFFICIAL PRESS- EFE).- Detrás de las ilustraciones que aparecen en la serie de Netflix del momento, ‘La chica de nieve’, está la mano de la ilustradora valenciana Ana Zurita, quien además de aportar sus dibujos asesoró al actor Raúl Prieto, que interpreta a un dibujante, sobre cómo es la catarsis que se vive cuando se crea una obra.

Tras dos décadas como ilustradora profesional, la aparición de sus dibujos en la serie televisiva que protagonizan Milena Smith y José Coronado ha dado visibilidad a su trabajo, lo que según explica a EFE vive con «orgullo personal», pero supone también «valorar» una profesión en la que cuando empezó en 2004 tenía que explicar en qué consistía.

ANA ZURITA

En el estudio de Zurita (València, 1976) han nacido casi todas las láminas que en esta producción audiovisual decoran la casa de los progenitores de la niña desaparecida en torno a la que gira el argumento, así como la portada del cuento que crea su padre en la serie, con la pequeña con chubasquero amarillo y careta de conejo.

TODO EMPEZÓ CON UNA LLAMADA

¿Y cómo han acabado los dibujos de Zurita en una serie de Netflix? Pues «un poquito por suerte y otro por conocer a la persona adecuada», explica mientras rememora que hace un año y pico recibió la llamada de un amigo que tiene una empresa de atrezo y trabaja para el cine, quien le dijo que necesitaba el trabajo de una ilustradora.

«Y como a los amigos no hay que decirles que no, sin saber lo que era ni nada le dije que vale», señala entre risas la ilustradora valenciana, quien entonces desconocía la envergadura del proyecto: no sabía que era una serie para Netflix, ni que se trataba de la adaptación de un libro superventas de Javier Castillo, ni cuál era el elenco.

Lo primero que le comentó fue que uno de los papeles era el de un dibujante, Álvaro (al que interpreta Raúl Prieto), y necesitaban saber cómo es el estudio de un ilustrador, así que le envió fotos del suyo. Luego le pidió ilustraciones para decorar en el rodaje el rincón de trabajo y la casa de este personaje, por lo que le mandó 30 láminas.

La ilustradora Ana Zurita en su estudio. EFE/Ana Escobar

Lo siguiente que supo es que este audiovisual estaba basado en la novela ‘La chica de nieve’ -que no había leído aún y se fue corriendo a buscar- y que en la serie, para lidiar con el duelo de la desaparición de su hija, el dibujante ilustra un cuento, del que le pidieron a Zurita que elaborara la portada.

La secuencia en la que el padre crea esa imagen es la favorita de la ilustradora, quien habló por videoconferencia con el actor -de quien afirma que tiene «bastante soltura» dibujando- para explicarle cómo se vive un momento así: «De repente te viene la idea y tu modo de dibujar tiene que cambiar, ser más enérgico». Y cree que así lo reflejó.

UNA BOLA DE NIEVE

Zurita, quien además de trabajar en libros de texto ha ilustrado una treintena de cuentos, algunos de ellos publicados en Estados Unidos, Francia o incluso Jordania, confiesa que su primera incursión en el mundo audiovisual «ha sido como una especie de bola de nieve» que ha ido creciendo y que vive aún con «incredulidad».

Poder contactar con el director de la serie, con uno de los guionistas e incluso con el autor del libro ha sido una forma de verse «inmersa» en el proceso, aunque haya sido «de soslayo», y agradece que una productora española haya pensado en una ilustradora española.

Admite que pensar que por ejemplo en Argentina, uno de los países donde la serie ha sido número uno en audiencia, alguien puede estar viendo su obra no porque compre los libros que ilustra, sino porque está viendo «la serie de moda» y en ella aparece su trabajo, le deja «un poco atónita».

Zurita asegura que le ha escrito mucha gente para decirle que ha reconocido sus ilustraciones mientras veía la serie y afirma que, como fan del cine, le encantaría seguir participando en series, aunque es «complicado», pues la suya es una profesión «muy acotada», y más en su caso, pues está especializada en el ámbito infantil.

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Cultura

Muere a los 55 años Esther Uria, actriz de ‘Hospital Central’ y ‘Cuéntame cómo pasó’ 

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Esther Uria
Esther Uria, en una imagen del sindicato vasco de actores. (Euskal Aktoreen Batasuna)

El mundo de la interpretación y la cultura vasca llora la pérdida de Esther Uria, actriz y pedagoga donostiarra conocida por sus papeles en series de televisión tan emblemáticas como Hospital Central, Cuéntame cómo pasó, Doctor Mateo o El comisario.
La intérprete falleció el pasado jueves 23 de octubre a los 55 años, en el Hospital Donostia, tras sufrir una breve enfermedad que sorprendió a familiares, compañeros de profesión y antiguos alumnos.

Su muerte ha provocado un hondo pesar en el sector audiovisual y educativo, donde era muy querida por su doble faceta como actriz y docente.


Una artista con alma de educadora

Nacida en San Sebastián, Esther Uria se formó en Arte Dramático y dedicó buena parte de su vida a unir dos de sus grandes pasiones: el teatro y la educación.
En el escenario, destacó por su talento natural, su versatilidad y su compromiso con los textos clásicos y contemporáneos. Participó en obras como La cacatúa verde y La importancia de llamarse Ernesto, donde demostró una sólida técnica interpretativa.

Su rostro también se hizo familiar en la pequeña pantalla, con participaciones en algunas de las series más populares de la televisión española.
Entre ellas, Cuéntame cómo pasó, El comisario, Doctor Mateo y Hospital Central, donde interpretó a personajes secundarios cargados de humanidad y cercanía.


Una nueva etapa dedicada a la investigación y la enseñanza

En 2008, en el punto álgido de su carrera artística, decidió dar un giro radical y retomar sus estudios universitarios. Su inquietud intelectual la llevó a obtener el Premio Extraordinario en Educación Especial y la Licenciatura en Psicopedagogía con Premio Fin de Carrera.
Posteriormente, cursó un Máster de Formación del Profesorado en Secundaria (2012) y una beca internacional en la Universidad de Victoria (Canadá) para desarrollar una tesis sobre el teatro como herramienta pedagógica para fomentar la convivencia en las aulas.

Esa investigación culminó en 2018 con su doctorado en la Universidad del País Vasco (EHU/UPV), bajo el título:
Diseño, desarrollo y evaluación de un programa basado en las técnicas del sistema teatral para el fomento de la convivencia positiva en el alumnado de secundaria del País Vasco.

Con este trabajo, Esther Uria consolidó una línea de investigación pionera sobre el poder del teatro como motor educativo y emocional.


Teatro, pedagogía y vida: su legado

Pese a su dedicación a la docencia, Esther Uria nunca abandonó del todo los escenarios. En 2013, junto a su pareja y colaborador artístico Edu Errondosoro, estrenó la obra Cada día es solo una vez al día, un montaje íntimo y reflexivo sobre la importancia de la risa, el amor y el presente.

En una entrevista concedida a El Diario Vasco, Uria resumía su filosofía vital con una frase que hoy resuena con fuerza:

“No nos lamentamos del pasado, tenemos el presente y una forma muy positiva de vivirlo es empezar a hacerlo con humor reflexivo. Vivamos el presente con humor y amor.”

Esta obra representaba fielmente su manera de entender la existencia: optimismo, resiliencia y humanidad. A través de su trabajo, defendía que el teatro no solo debía emocionar, sino también educar y sanar.


Una figura querida en Donostia y en el ámbito cultural vasco

En el País Vasco, su figura trascendía el ámbito artístico. Esther Uria fue reconocida por su compromiso con la cultura local, la enseñanza inclusiva y la promoción del arte como herramienta de convivencia.
Sus compañeros de la Universidad del País Vasco la definen como “una mujer brillante, entusiasta y profundamente humana”.

También numerosos intérpretes que coincidieron con ella en platós y escenarios han expresado su tristeza en redes sociales, recordando su sonrisa constante, su humildad y su forma de hacer del teatro un espacio de encuentro.


El adiós a una vida dedicada al arte y la educación

La muerte de Esther Uria deja un vacío en el panorama cultural español, pero también un legado de inspiración para nuevas generaciones de actores, docentes y creadores.
Su vida fue una lección sobre cómo reinventarse sin perder la esencia, y cómo el arte puede convertirse en una herramienta de transformación personal y social.

El funeral se celebrará en Donostia-San Sebastián en la más estricta intimidad familiar, aunque sus allegados no descartan organizar más adelante un acto público de homenaje para celebrar su vida y su obra.

A los 55 años, Esther Uria se despide dejando tras de sí una huella imborrable: la de una mujer que hizo del teatro una forma de entender el mundo y del humor una forma de resistirlo.

Las tragedias de los protagonistas de la serie Hospital Central

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