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Este es el estremecedor artículo de opinión de una víctima del incendio de Campanar

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Supervivientes edificio incendiado Campanar

La tragedia

Aquel 22 de febrero, diez personas fallecieron y quince resultaron heridas, varias de ellas bomberos aunque recibieron el alta dos días después. Unas 400 personas, entre propietarias e inquilinas, se quedaron sin casa y sin absolutamente nada, incluida la documentación legal, pues las llamas lo calcinaron todo.

El incendio empezó poco después de las cinco y media de una tarde con rachas de viento cálido de poniente de hasta 60 km/h en una vivienda de la octava planta del bloque de catorce alturas situado sobre la glorieta donde confluyen las calles General Avilés y Maestro Rodrigo, y rápidamente se propagó al bloque anexo de diez alturas; en solo media hora las llamas habían afectado a las 138 viviendas de todo el complejo residencial.

Muchos vecinos pudieron salir del inmueble durante los primeros minutos gracias al conserje, Julián García, quien fue puerta por puerta avisando de la emergencia. Otra pareja fue rescatada por los bomberos desde su terraza, cercados por las llamas, en un operación muy arriesgada que acabó con éxito y entre los aplausos de la gente.

Hubo horas de angustia porque se daba a varias personas por desaparecidas. Unas fueron localizadas pero a cuatro las hallaron ya muertas, a medianoche, los drones y las cámaras térmicas y, luego, los bomberos cuando pudieron acceder al inmueble, horas después de apagarse las últimas llamas, por la mañana. Entre las víctimas mortales había una familia entera (padre, madre y dos niños).

Hasta el lugar del siniestro se desplazaron durante las jornadas siguientes los reyes de España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, mientras que en todo momento estuvieron en la zona tanto la alcaldesa, María José Catalá, como el president de la Generalitat, Carlos Mazón, entre otras autoridades y junto a un gran despliegue de equipos de emergencia, sanitarios, policiales y de protección civil.

 

Este es el estremecedor artículo de opinión de una víctima del incendio de Campanar

Cuando Tess Gerritsen compuso su “Incendio” quizás no fue consciente, o sí, de lo estremecedoras que podían llegar a ser las notas que el violín desgarraría. Así de sombrías y envolventes, como las notas de ese vals, fuero las llamas que, en un solo acto de 50 minutos, consiguieron enmudecer mi barrio, convertido en el diapasón del silencio marcando el ritmo a toda una ciudad.

Tragedias humanas a parte (que son numerosas, magnas y cada cual, a su manera, intenta sobrellevar su sino…) pienso en lo que nos ha quedado de todo este sin sentido horrible además del insomnio y el pánico nocturno cuando llega la noche.

De mi casa, solamente: un reloj de mi madre, un tenedor de plata de cuando era poco más que un bebé y un pedazo de carta en la que apenas se lee una frase que ahora mismo lo es todo para mí: “empiezo a ver la luz”.

No sé, las oscuras y densas cenizas han dejado paso a un brote muy tierno, el destino proveerá su desarrollo o no.
La nostalgia del pasado y la crueldad del presente se unen y enfrentan, por igual, con los tres únicos souvenirs de mi infancia que se han librado de las llamas.

Me siento muy afortunada y al mismo tiempo devastada, dos emociones tan opuestas y hoy por hoy, tan complementarias… El ferviente deseo de volver a empezar se [con]funde con el de reposar y asimilar todo esto. Sueño con ver, de nuevo, mi barrio palpitando al compás como lo hacía cada madrugada o cada atardecer, dando la bienvenida a la ciudad a quienes cada día recorren esa arteria principal, que alimenta su corazón, hoy todavía infartada por el trágico evento.

No veo el momento de volver a empezar en una casa que pueda emerger a partir de esas cenizas que envuelven la estructura más terrorífica. Porque es entre las tinieblas dónde la luz cobra más sentido que nunca. Y yo, la veo, la siento. Como empezar a ver el día que escribía aquella carta. Entonces acababa de llegar a la ciudad de Valencia y mis metas eran sólo mías. Hoy son compartidas y repartidas. Muchas personas e instituciones me acompañan en esto.

Entre tanto, miro el reloj semi calcinado en el que no acierto a ver las 6 y me pregunto si puede haber algo peor que grabar a fuego el desastre. Lo aprieto entre mis manos con la vista puesta en el futuro, con el deseo de que las campanas de mi barrio vuelvan a sonar con la fuerza de antaño. Porque la buena hora, está por llegar…

Firmado:  Belén Lilienthal

 

El juez mantiene el sobreseimiento provisional por la causa del incendio de Campanar

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Última hora sobre el estado de salud de Jordi Pujol

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El expresidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, permanece hospitalizado por una neumonía leve que ha generado una insuficiencia respiratoria, motivo por el que seguirá ingresado varios días en la Clínica Sagrada Familia de Barcelona. A sus 95 años, el histórico dirigente catalán evoluciona de forma favorable, aunque continúa bajo vigilancia médica.

Estable pero fatigado: así se encuentra Jordi Pujol

Fuentes próximas a la familia confirman que Pujol ha pasado su segunda noche hospitalizado y que, pese a mantenerse estable, presenta fatiga, dolor generalizado y cansancio, síntomas compatibles con su infección pulmonar. Los médicos prevén que deberá permanecer ingresado entre cuatro y cinco días, previsiblemente hasta el jueves.

Aunque su estado físico es delicado, se describe a Pujol como consciente y orientado, siguiendo la evolución de su propia situación judicial.

A las puertas del juicio por su fortuna oculta

El empeoramiento de salud coincide con la proximidad del juicio por su patrimonio oculto, fijado para el 24 de noviembre en la Audiencia Nacional.

Esta semana, un equipo forense evaluó al expresident para determinar si está en condiciones de asistir presencialmente o si, por el contrario, debe participar por vía telemática, como solicitó su defensa.

Su hijo Oriol Pujol Ferrusola señaló recientemente que su padre «tiene ganas de ir a juicio», aunque reconoce que su cuerpo “no aguanta igual que antes”.

¿Puede Jordi Pujol acudir al juicio?

Los especialistas que lo examinaron deberán informar al tribunal sobre sus capacidades cognitivas y físicas.

Según declaraciones de su hijo, el expresident presenta dificultades de memoria propias de su edad y algunos marcadores compatibles con alzhéimer, aunque mantiene una lucidez suficiente para comprender el proceso.

No es un hombre inservible al que haya que retirar de la vida pública”, afirmó Oriol, insistiendo en que su padre no pretende eludir el juicio y que su deseo es comparecer.

Las acusaciones que afronta Jordi Pujol y su familia

La Audiencia Nacional juzgará a Jordi Pujol y a sus siete hijos, tras una década de investigación por la fortuna familiar no declarada.

  • La Fiscalía solicita 9 años de cárcel para el expresident.

  • Para sus hijos, pide penas de entre 8 y 29 años, siendo este último extremo para Jordi Pujol Ferrusola.

  • La Abogacía del Estado, en cambio, no acusa al expresident, pero reclama 25 años de prisión y una fianza millonaria para su primogénito.

Los delitos imputados incluyen asociación ilícita, blanqueo de capitales, falsedad documental, delitos fiscales y frustración de la ejecución.

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