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¿Cómo funciona el sistema de puntos para oposiciones?

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¿Cómo funciona el sistema de puntos para oposiciones?
¿Cómo funciona el sistema de puntos para oposiciones?

Las oposiciones son un proceso selectivo para acceder a un empleo público en el que se evalúa a los candidatos a través de un sistema de puntuación establecido. Comprender cómo funcionan los puntos para oposiciones es esencial para aquellos que deseen presentarse a las pruebas, ya que afectará directamente a su posición en el proceso de selección.

En este artículo, explicaremos detalladamente cómo funciona el sistema de puntos para oposiciones y ofreceremos consejos prácticos para aquellos que estén preparándose para opositar.

¿Qué son las oposiciones?

Las oposiciones son un proceso de selección utilizado en varios países, incluyendo España, para determinar quiénes serán los candidatos más capacitados para ocupar un puesto en el sector público.

Consiste en una serie de pruebas y exámenes que evalúan los conocimientos, habilidades y aptitudes de los candidatos en relación al puesto al que aspiran. Tienen como objetivo garantizar que las personas que ocupen cargos públicos sean las más idóneas para desempeñar sus funciones.

El sistema de puntos para oposiciones

El sistema de puntos es uno de los métodos más utilizados en España y otros países para evaluar a los candidatos en un proceso de oposiciones. Funciona asignando puntos a cada uno de los criterios evaluados, tales como la formación académica, la experiencia laboral o la superación de pruebas específicas.

Los puntos se calculan de acuerdo a una tabla de baremos que establece la valoración de cada criterio. Al final se suman para obtener una puntuación definitiva que determinará si el candidato aprueba o no las oposiciones.

Para ser considerado apto, es necesario alcanzar una puntuación mínima establecida previamente. Además, dependiendo del número de plazas disponibles, puede existir una puntuación máxima para garantizar que solo los mejores candidatos sean seleccionados.

¿Cómo se obtienen los puntos?

El sistema de puntos para oposiciones se basa en la evaluación de diferentes criterios para otorgar una puntuación a los candidatos, los cuales varían según los siguientes factores:

  • Tipo de oposición.
  • Experiencia laboral.
  • Formación académica
  • Méritos profesionales
  • Idiomas.

Cada uno de los criterios tiene un peso específico en la puntuación final, por lo que es importante conocerlos y trabajar en aquellas áreas en las que se tenga más fortaleza.

Consejos para obtener una buena puntuación en las oposiciones

Para obtener una buena puntuación en las oposiciones es fundamental una buena preparación y dedicación. A continuación, te ofrecemos algunos consejos prácticos para que puedas destacar en tu proceso de selección

  • Conoce bien las bases de la convocatoria: Es importante que leas y entiendas todas las bases de la convocatoria para saber exactamente qué criterios serán evaluados y cómo.
  • Estudia de manera constante y organizada: Dedica tiempo cada día a estudiar y organiza tu tiempo para abarcar todo el temario y practicar con ejercicios.
  • Utiliza recursos y fuentes fiables: Busca libros, cursos y materiales de estudio de calidad para asegurarte de estar bien preparado.
  • Practica con exámenes anteriores: Realizar exámenes de convocatorias anteriores te ayudará a familiarizarte con el formato y a conocer tus puntos fuertes y débiles.

Destaca tus habilidades y experiencia: Asegúrate de resaltar tus habilidades y experiencia relacionadas con el puesto al momento de entregar tu documentación.

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Carrocería sin dramas 

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Rafa, vecino de Valеncia, conduce su Volkswagen desde hace más de diez años. Su ruta diaria no tiene nada de épico: trabajo, colegio, playa los fines de semana. Y, como la vida misma, el coche guarda sus huellas: un pequeño desconchón en la puerta tras salir del súper, una esquina del parachoques rozada en la rampa del garaje, una fina línea en el guardabarros que sólo se ve cuando le da el sol de lado. Nada de accidentes graves ni ambulancias: simplemente, una colección de marcas cotidianas en las que se reconoce media España. Y todo iría bien, si no fuera por las tarifas: cuanto más se retrasa la reparación, más caro acaba siendo – y eso se nota en el valor del coche y en el dolor de cabeza cuando toca venderlo. 

Cómo hemos llegado hasta aquí y por qué justo ahora 

El parque automovilístico español ha envejecido y se renueva cada vez más despacio. En nuestras calles abundan los coches veteranos, fieles compañeros de rutina: la edad media ronda los 14,5 años, y los vehículos con más de veinte años ya suman varios millones en circulación. No es una alarma, sino una nueva normalidad, confirmada por los datos del sector: cuanto más envejece la pintura y el metal, menos perdonan los retrasos, sobre todo cerca del mar, donde la sal y el sol actúan como aceleradores naturales. 

Los talleres también cambian. Su crecimiento no llega por arte de magia, sino por pura realidad: materiales más caros, procesos de secado con alto consumo energético, reparaciones más complejas. Todo suma, y el precio medio sube. Las cifras del mercado lo confirman: la facturación del sector de carrocería en España ha aumentado, en parte porque cada reparación cuesta más. 

En la carretera ocurre lo que todos vemos: los grandes siniestros, por suerte, son pocos, pero los incidentes menores se multiplican. En 2023 y 2024, la Dirección General de Tráfico (DGT) registra cada año más de cien mil accidentes con víctimas; los grandes siniestros siguen estables, pero los golpes menores en ciudad y aparcamientos alimentan el trabajo de los talleres. 

Y luego están los aparcamientos. No todos los “arañazos” ocurren en movimiento. Las aseguradoras lo repiten sin rodeos: buena parte de los daños urbanos se producen a baja velocidad y en espacios estrechos – ese pilar en el garaje comunitario, la rampa del parking o el muro del patio. Muchos de estos casos entran en la categoría de “siniestro sin segundo implicado”, y su cobertura depende de si la póliza incluye daños propios. Es un detalle práctico, no estadístico: cada conductor repara según lo que le permite su seguro. 

Lo que de verdad preocupa y dónde se esconde el ahorro 

Si entendemos el mantenimiento no como estética, sino como inversión, la lógica es clara. En la costa, donde el sol y el aire salino son parte del paisaje, un microdesconchón no es algo “para más adelante”: es una puerta abierta a la corrosión. En el interior, el sol castiga menos, pero la mayoría aparca en la calle, lo que multiplica los “besos de aparcamiento” y los actos vandálicos: rayones con llave, golpes de menos de 500 euros… la rutina urbana. El resultado es el mismo: cuanto antes se repare el daño, menor será la pérdida al revender -sobre todo en coches populares como los Volkswagen, donde el ojo del comprador no perdona. 

El sector lo tiene claro: en Europa, la pintura para coche y los trabajos cosméticos representan buena parte del negocio de colisión. En climas como el nuestro, escatimar en el barniz transparente es, literalmente, ahorrar contra el sol. 

Rafa y su plan “sin drama”: cómo hacerlo con cabeza 

Rafa no busca la perfección, sino evitar males mayores. Lo primero: que el agua no llegue al metal. Si el barniz no está roto, un pequeño retoque puede salvar la pieza: limpieza, desengrasado, una capa de barniz local y un pulido final. Segundo: acertar con el color. Ahí manda el código de pintura, que en Volkswagen suele venir en una placa o en el libro de mantenimiento. Con ese código se obtiene la base exacta, y se evita el clásico “casi igual” que se ve desde tres metros. Para los propietarios de VW es fácil comprobarlo en las el catálogo de colores de Volkswagen, donde se muestran las combinaciones disponibles de base y barniz. 

Tercero: evaluar la geometría. Una puerta plana y un paso de rueda con curvas no son lo mismo. En las zonas con nervios, uniones o anclajes de ópticas, el hazlo tú mismo suele acabar en el taller. Si el metal o la imprimación ya están a la vista, harán falta imprimación, base y barniz; la clave del ahorro está en la precisión y la calidad de los productos, no en añadir capas baratas. 

Cuando posponer deja de ser ahorrar 

En la costa -Valеncia incluida- el sol y la sal no perdonan. Lo que hoy es un arañazo, mañana puede convertirse en una pieza entera a repintar: imprimación, base, barniz, preparación y, si hay lista de espera, una semana sin coche. El panorama es claro: los trabajos de carrocería se encarecen por materiales y energía, y no es un problema de un solo taller, sino una tendencia general. 

España, país de coches y de responsabilidad 

España se mantiene entre los principales fabricantes de automóviles de Europa. Pero, al mismo tiempo, aumentan los coches veteranos y sus dueños se vuelven más metódicos: menos pánico, más mantenimiento. A escala nacional eso se traduce en una siniestralidad estable; a escala familiar, en una o dos visitas al taller al año para mantener el coche en forma. 

Dónde acaba el “hazlo tú mismo” 

Tú mismo: pequeños desconchones, arañazos superficiales, siempre que el barniz siga intacto y el entorno esté limpio.
El profesional: todo lo que afecta a nervios, uniones o anclajes, y cualquier daño donde el barniz se haya levantado o el metal esté visible. 

Y un detalle que Rafa aprendió con la experiencia: el medidor de espesores de pintura. Diez minutos antes de cerrar una compraventa bastan para saber si una pieza fue repintada. Para el comprador es una ventaja en la negociación; para el dueño, una pista sobre cuánto trabajo llevará igualar el color. 

Último paso: rutina sin dramatismo 

Un par de buenos hábitos se amortizan en cualquier comunidad autónoma. Dos veces al año -en primavera y otoño- conviene revisar el coche con buena luz y reparar todo lo que supere cinco o diez milímetros o haya llegado a la imprimación. Son las mejores épocas para trabajar al aire libre: sin polvo en suspensión y sin calor extremo. Y si tu coche es un Volkswagen, ten siempre a mano el código de color y una referencia fiable para pedir el kit exacto para pinturas Volkswagen. 

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