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El 23-F en València: Los tanques no pudieron acabar con la libertad

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el 23-F en valencia
Manifestación tras el 23-F. José Federico de Carvajal (4i), Joan Lerma (5i), Ricard Pérez Casado (c) y Enrique Monsonis (3d). EFE
Manifestación en València a favor de la democracia y la Constitución después del Golpe de Estado del 23 de febrero. En primera fila José Federico de Carvajal (4i), Joan Lerma (5i), Ricard Pérez Casado (c) y Enrique Monsonis (3d).

Joan Castelló Lli

València, 23 feb (OFFICIAL PRESS- EFE).- La ciudad de València jugó un papel relevante durante el intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981, ya que, tras el asalto al Congreso en Madrid con tropas al mando del teniente coronel Tejero, el general Milans del Bosch declaró el estado de excepción en Valencia y desplegó los carros de combate en una ciudad que parecía vivir momentos prebélicos.

Fueron horas de incertidumbre en las que, a lo largo de una interminable noche y madrugada de tensiones y negociaciones, los golpistas, a pesar de su exhibición de fuerza, no encontraron respaldo en otras regiones militares y se quedaron solos en su pretensión de volver al pasado. Los tanques no pudieron acabar con la libertad.

El 23-F en Valencia

Aquel 23-F la ciudad de València quedó paralizada a partir de las 19 horas. A las noticias del asalto al Congreso por un centenar de guardias civiles al mando de Tejero le siguió la publicación y entrada en vigor de un bando militar por el que Milans del Bosch asumía todo el poder político, militar, judicial y administrativo.

En una disposición similar a la declaración del estado de guerra redactada por el general Mola en Pamplona el 19 de julio de 1936, se prohibían las actividades de los partidos políticos y sindicatos, quedaban en suspenso derechos como el de reunión y el de huelga, y se implantaban procedimientos sumarísimos por «cualquier contacto con las fuerzas armadas por parte de la población civil».

Cuatro años después de unas elecciones democráticas tras 40 años de dictadura y tres desde la aprobación de una Constitución, muchos pensaron que la democracia podía volver a ser «un paréntesis en la vida de los españoles», como dijo Adolfo Suárez cuando dimitió como presidente del Gobierno, unas semanas antes del 23-F.

Control de los medios de comunicación

Una de las primeras actuaciones que acometió la autoridad militar en València fue el control de los medios de comunicación; para conseguirlo, unidades militares se personaron en las sedes de diarios, en el centro territorial de TVE y en las emisoras de radio para obligar a publicar o a leer el bando y, en su caso, a emitir únicamente música clásica o marchas militares.

Los temores de involución se acrecentaron con el despliegue en la ciudad de València de soldados, carros de combate y vehículos de la División Motorizada Maestrazgo en lugares estratégicos, como los principales puentes de entrada y salida, el puerto, el Ayuntamiento, la Diputación y el Gobierno Civil.

Esa noche, EFE se convirtió en un transmisor esencial de lo que ocurría en Valencia. Aunque la autoridad militar dejó un policía armado en la delegación, no se estableció un control de las emisiones y la redacción pudo informar al resto de España (las emisoras de radio tenían prohibido dar información) de los movimientos militares y de hechos trascendentes, como la orden dada por Milans al gobernador militar, Luis Caruana, para que acudiera al Palacio del Temple para arrestar al gobernador civil, José María Fernández del Río, y tomar el control del poder político.

Los tanques del 23-F

Aunque el centro regional de TVE estaba controlado por militares, dos técnicos lograron escabullirse del control y, por una puerta trasera, salieron con un equipo móvil ya entrada la noche y grabaron los tanques circulando por la avenida del Puerto. Al día siguiente, esas imágenes se difundieron en medios de comunicación del todo el mundo.

En esa decisiva tarde-noche hubo también actitudes valientes como las de algunos dirigentes sindicales que pidieron la convocatoria de una huelga general, pero la ciudadanía actuó con responsabilidad y sin utilizar la violencia, hasta que, bien entrada la madrugada y horas después del discurso del rey Juan Carlos en defensa de la legalidad constitucional, Milans ordenó la retirada de las tropas de las calles.

En los días siguientes, Valencia fue recobrando la normalidad: las instituciones (Consell preautonómico, ayuntamientos y diputaciones) condenaron sin paliativos este ataque a la normalidad democrática, y Milans del Bosch y los militares golpistas fueron arrestados y destituidos de sus cargos.

El 27 de febrero una manifestación secundada por 200.000 personas recorrió las calles del centro de València para proclamar una defensa unánime de la libertad, la democracia y la Constitución.

Aquel 23-F tenía yo 23 años, con la licenciatura de Periodismo recién terminada y solo 15 meses como redactor de EFE en Valencia pero, a pesar del tiempo transcurrido, todavía recuerdo la voz oscura de los locutores de las emisoras de radio leyendo las prohibiciones del bando y el tanque en la plaza del Temple apuntando a la sede del Gobierno Civil. Frente a los que añoraban la dictadura franquista no hubo alternativa posible: venció la libertad y la democracia.

 

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Valencia

Así queda el calendario escolar en València: sin clase el 16 de marzo y curso hasta el 22 de junio

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16 de marzo clase valencia
Foto: JUNTA CENTRAL FALLERA

Los centros educativos del término municipal de València no tendrán clase el próximo 16 de marzo, en plena celebración de las Fallas. Así lo ha decidido el Consejo Escolar Municipal, que ha acordado por unanimidad declarar ese día como festivo escolar extraordinario, lo que implicará que el curso académico finalice el lunes 22 de junio, en lugar del viernes 19, como estaba previsto inicialmente.

De este modo, los escolares falleros podrán disfrutar de uno de los días clave de la fiesta sin tener que acudir a clase ni recurrir al absentismo escolar, una situación que se venía produciendo en años anteriores.

Un acuerdo unánime tras una reunión extraordinaria

La decisión se adoptó en una reunión extraordinaria del Consejo Escolar, convocada tras la presión del mundo fallero y con la participación de representantes de sindicatos, profesorado, asociaciones de madres y padres de alumnos y otras entidades implicadas. El cambio de criterio pone fin al debate abierto desde el pasado verano.

Finalmente, el Consejo optó por solicitar un cuarto día festivo escolar, una posibilidad contemplada por la normativa autonómica siempre que concurran “circunstancias excepcionales” y que no se reduzca el número total de días lectivos del curso, condición que se cumple al retrasar el final del curso un día.

El curso se alarga hasta el 22 de junio

Con esta medida, tanto alumnado como profesorado y personal educativo recuperarán el día lectivo el 22 de junio, garantizando que se mantenga el calendario mínimo exigido por la Conselleria de Educación, que previsiblemente dará el visto bueno a la propuesta.

La fórmula adoptada ya fue planteada el pasado mes de julio por uno de los sindicatos presentes en el Consejo, aunque entonces no obtuvo apoyos suficientes. En esta ocasión, el respaldo ha sido total.

Reacciones del mundo fallero y educativo

Desde los estamentos falleros, la decisión ha sido recibida con satisfacción. El presidente de la Interagrupación de Fallas, Fernando Manjón, destacó que el acuerdo “el mundo de las Fallas lo agradece infinitamente”, aunque lamentó que no se hubiera aprobado ya en verano.

Por su parte, la concejala de Educación, Rocío Gil, recordó que el Ayuntamiento defendió desde el inicio que el 16 de marzo fuera festivo escolar, una propuesta que en su momento no prosperó pero que ahora sí ha salido adelante, permitiendo que las Fallas se celebren con mayor normalidad.

Un debate que volverá en 2027

A pesar del acuerdo alcanzado, el debate no queda cerrado definitivamente. En 2027, la semana fallera volverá a coincidir plenamente con días lectivos, por lo que el 16 de marzo volverá a estar en el centro de la discusión, salvo que se solicite de nuevo la excepcionalidad.

Mientras tanto, el acuerdo actual permite a València vivir las Fallas con mayor conciliación entre la fiesta y el calendario escolar, aunque seguirá sin beneficiar a los alumnos que estudian fuera del término municipal y que deberán acudir a clase con normalidad en sus localidades.

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