Síguenos

Cultura

Geronimo Stilton, 20 años fomentando la lectura en España

Publicado

en

geronimo stilton

El roedor y escritor Geronimo Stilton ha celebrado esta mañana su 20º aniversario en España compartiendo mesa con el psicoterapeuta y referente en materia de desarrollo cerebral infantil y adolescente, Rafael Guerrero, y la editora de Planeta, Patrizia Campana, en una rueda de prensa en la Biblioteca Eugenio Trías de Madrid, en la que han conversado sobre el secreto del éxito de los libros de la colección que ha acompañado a distintas generaciones en la lectura.

Después de que Mi nombre es Stilton, Geronimo Stilton, el primer libro del roedor, llegara a las librerías de España en 2003, se han publicado más de 550 títulos de las colecciones de Geronimo y su hermana, Tea Stilton, en nuestro país.  «20 años dan para mucho, he podido conocer a muchas generaciones que han seguido mis libros. Espero cumplir 20 años más y poder decir que los abuelos leían mis libros», expresa Geronimo. Un fenómeno mundial que supera los 180 millones de ejemplares y que se ha traducido a 49 idiomas.

Geronimo Stilton

Un aniversario que el roedor y escritor celebra con la editora que lo introdujo en España, Patrizia Campana. “Cuando oí hablar de Geronimo por primera vez me encantaron sus aventuras, pero sobre todo me encandiló que compartiéramos el mismo oficio, porque Geronimo además de ser periodista, es editor”.

El cumpleaños de Geronimo Stilton llega en un gran momento para la literatura infantil y juvenil. Según los datos del reciente Barómetro de Hábitos de Lectura y de Compra de Libros en España, con cifras de 2022, el 85,3% de los niños entre los 6 y los 9 años lee con frecuencia, y los menores con edades comprendidas entre 10 y 14 años y entre 15 y 18 registran los mayores porcentajes de lectores de todo el país.

Patrizia Campana apunta que el secreto de su éxito reside en el personaje y que se trata de historias muy divertidas, «donde el humor es lo más importante». El carácter afable y miedoso de Geronimo consigue conectar con los pequeños lectores. Ese es valor que tiene para Rafa Guerrero, que «aunque sienta miedo, el miedo no le paraliza. Los niños y las niñas que también tienen sus miedos, se sienten tabién muy identificados con Geronimo y él les ayuda a normalizar sus emociones». Por su parte, Geronimo destaca la importancia de pedir ayuda y contar unos con otros. «En todas mis aventuras nunca consigo lograr resolver mis aventuras yo solo. Es importante pedir ayuda a los demás».

Las aventuras de Geronimo Stilton han creado una poderosa fidelización entre una franja de edad, la llamada middle grade, especialmente vulnerable al creciente uso de las pantallas. «Las pantallas han llegado para quedarse, pero hay que encontrar qué momentos son para la pantallas y cuáles para la lectura», explica Guerrero. «Tiene que ser una pieza complementaria. Hay que recordar que no todo pasa en esas pantallas, en los libros podemos encontrar grandes historias.»

El psicólogo aboga por libro físico, lo que no resta que las pantallas también puedan tener su espacio. «Leer libros en papel tiene una serie de beneficios respecto a las pantallas, pero no tampoco hay que demonizarlas. Lo que tiene que ver con la lectura, la apuesta es bien clara. Un uso excesivo de las pantallas a edades tempranas puede causar dificultades en la comprensión y el desarrollo de lenguaje».

Una de las colecciones más populares entre los lectores es la del Reino de la Fantasía. Libros que permiten la interacción con el lector a través de páginas con olores y que fomentan la imaginación de los niños. «La fantasía y la imaginación son necesidades básicas del ser humano. El adulto también necesita de momentos de fantasía, de desconexión en su día a día», asegura Guerrero. La llave de la puerta al Reino de la Fantasía es la lectura. «Lo que nos hace la lectura nos descubre otros mundos. Si con mis viajes puedo alcanzar la posibilidad de imaginación a niños, esto me produce una felicidad enorme», confiesa el roedor.

Durante estos 20 años, Geronimo Stilton ha protagonizado numerosas aventuras, dentro y fuera de los libros. Ha sido el protagonista de un musical y de una serie de animación, ha participado en rúas diarias en parques de atracciones, se ha colado en el Museo del Prado y hasta ha colaborado con la Fundación Infantil Ronald McDonald. «Han sido unos años llenos de alegrías y muchas emociones. Yo al sitio que voy, historia que me llevo», concluye Geronimo Stilton.

Advertisement
Click para comentar

Tienes que estar registrado para comentar Acceder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Cultura

El misterio del nicho 1501 del cementerio de Valencia

Publicado

en

El misterio del nicho 1501
El misterio del nicho 1501 del cementerio de Valencia

El Cementerio General de València esconde una curiosa historia en la que el amor, la desgracia, el terror y la fortuna se dan la mano. La historia de un nicho, el nicho de Emilia. Un enigmático caso que parece salido de la mente de Edgar Allan Poe Lovecratf, pero que es real y nos vuelve a confirmar que la realidad supera siempre a la ficción.

Para conocer quien descansa en el nicho 1501 y la historia olvidada que allí yace, debemos trasladarnos hasta finales del siglo XIX. Vicente García Valero era un actor y autor teatral nacido a mediados del siglo XIX que se enamoró perdidamente de Emilia Vidal Esteve. A pesar de su juventud, él contaba con 15 años y ella con 13 no tardaron mucho en casarse.

El trabajo de Vicente le llevó a trasladarse a Madrid, donde un día la alegría se transformó en desgracia cuando la joven falleció 1876 por un brote de fiebres tifoideas. 

El misterio del nicho 1501

Su cuerpo fue enterrado en una fosa común debido a que la familia no podía costear los gastos, pero el actor quiso recuperar el cuerpo de su amada costara lo que costara y finalmente logró exhumarla de manera clandestina casi dos años más tarde en el día de Nochebuena de 1877. Cuentan que Vicente tuvo que sobornar con dinero al sacerdote que pocas semanas atrás había enterrado a la chica.

Cuando abrió el féretro, Vicente relató que la joven «parecía como dormida». Tal vez lo viera así fruto de su enamoramiento ya que por el tiempo transcurrido su estado debía ser el de putrefacción y descomposición.

250 pesetas fue el precio que le tocó pagar, sin duda toda una pequeña fortuna para la época, para hacerse con el nicho número 1501 a perpetuidad. Y allí en el Cementerio General de València descansa desde entonces.

El tiempo pasó y Vicente se casó con Ángela, la hermana de su difunta esposa. Pero la historia no queda ahí, ya que el matrimonio tuvo una hija, a la que curiosamente llamaron Emilia, el mismo nombre que el amor de su vida.

Porque Vicente seguía obsesionado con su primera mujer. No la podía olvidar, y así lo demostraba cada año, mandando todos los 1 de noviembre dinero al cementerio para que limpiaran el nicho y lo adornaran de flores, hechos que relata él mismo en su libro ‘Páginas del pasado’.

Pero la desgracia volvió de nuevo a su vida con la muerte de su hija a la edad de 4 años y la de su esposa. Duro es el testimonio de un cartero, que fue testigo de la muerte de la pequeña cuando acudió a la casa para entregar un correo y le abrió la puerta Vicente con su hija en brazos. El cartero pensó que la niña estaba dormida y García Valero le respondió «no, está muy dormida, esta muerta.»

Pero en la mente de Vicente permanecía Emilia. No podía olvidar su recuerdo y tal vez fuera por eso que se volviera a casar con la otra hermana, Amparo. ¿Buscaba en ellas a su amada?

El décimo 1501

Si el relato hasta el momento es ya sorprendente todavía faltaba una última vuelta de tuerca. Un nuevo giro que hace de esta, una historia increíble pero cierta. Vicente, dedicó su vida al teatro, repartiendo su tiempo entre Madrid y València, pero tomando como residencia la capital de España. Allí le inundó la pena y tristeza por estar tan lejos del nicho de su amor a pesar de encargarse desde la distancia de su cuidado.

Hasta que un día dejó de enviar dinero. Era el 1 de noviembre de 1911 y su situación económica había empeorado por lo que no pudo hacer que limpiaran la lápida y le colocaran flores. Pero por fin a Vicente García Valero le iba a sonreír la suerte. El destino o lo que ahora llaman karma o tal vez, quien sabe si su amor, le iba a devolver todo el cariño que le había dedicado Vicente durante años.

Caminando por una administración de lotería próxima al teatro Apolo, Vicente vio un décimo y lo compró. Era el 1501.  En el sorteo del 10 de octubre de 1912 su número fue premiado con 6000 pesetas de la época. “Tantos años enviando dinero a mi amada y ahora es ella la que me lo devuelve”, exclamó Vicente según narra en su libro de memorias.

Ahora Vicente podía seguir pagando los arreglos y cuidados de la lápida cada 1 de noviembre. Y así lo hizo hasta que le llegó la muerte en Madrid el 12 de octubre de 1927. Y allí lejos de su amada se piensa que está enterrado.

Hoy en día nadie se acuerda ya del nicho 1501. La inscripción de la lápida está casi borrada por el paso del tiempo. “Recuerdo de V. García Valero” se puede leer.

Pero desde hace unos años, alguien coloca flores en el nicho 1501…

Continuar leyendo