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Salud y Bienestar

INVESTIGACIÓN| El estrógeno y otras hormonas sexuales pueden ser la causa de la migraña en las mujeres

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migraña mujeres

MADRID/ALICANTE, 18 Ago. (EUROPA PRESS) –

Las hormonas sexuales podrían ser las responsables de que las mujeres padezcan más de migrañas que los hombres, según una nueva investigación publicada en ‘Frontiers in Molecular Biosciences’.

Estas hormonas, entre ellas el estrógeno, afectan a las células rodean el nervio trigémino y los vasos sanguíneos conectados en la cabeza. Los estrógenos, en sus niveles más altos en las mujeres en edad reproductiva, son particularmente importantes para sensibilizar estas células a desencadenantes de migraña.

Este hallazgo de investigadores españoles proporciona a los científicos un nuevo camino prometedor para la búsqueda de nuevos tratamientos personalizados para pacientes con migraña.

«Podemos observar diferencias significativas en nuestro modelo experimental de migraña entre hombres y mujeres y estamos tratando de comprender los correlatos moleculares responsables de estas diferencias –explica el profesor Antonio Ferrer-Montiel de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche (Alicante)–. Aunque este es un proceso complejo, creemos que la modulación del sistema trigeminovascular por hormonas sexuales juega un papel importante que no se ha abordado adecuadamente».

Ferrer-Montiel y su equipo revisaron décadas de literatura sobre las hormonas sexuales, la sensibilidad a la migraña y las respuestas de las células a los desencadenantes de la migraña para identificar el papel de las hormonas específicas.

Algunos (como la testosterona) parecen proteger contra las migrañas, mientras que otros (como la prolactina) parecen empeorar las migrañas. Lo consiguen haciendo que los canales iónicos de las células, que controlan las reacciones de las células a los estímulos externos, sean más o menos vulnerables a los desencadenantes de la migraña.

Algunas hormonas necesitan mucha más investigación para determinar su función. Sin embargo, el estrógeno se destaca como un candidato clave para comprender la aparición de migraña. Primero se identificó como un factor por la mayor prevalencia de la migraña en las mujeres que menstrúan y la asociación de algunos tipos de migraña con los cambios relacionados con el período en los niveles de la hormona.

La evidencia del equipo de investigación ahora sugiere que los estrógenos y los cambios en los niveles de estrógenos sensibilizan a las células alrededor del nervio trigémino a los estímulos. Eso hace que sea más fácil desencadenar un ataque de migraña.

Sin embargo, Ferrer-Montiel advierte de que su trabajo es preliminar. El papel del estrógeno y otras hormonas en la migraña es complejo y se necesita mucha más investigación para comprenderlo. Los autores enfatizan la necesidad de estudios longitudinales enfocados en la relación entre las hormonas menstruales y las migrañas. Su trabajo actual se basa en modelos in vitro y animales, que no son fáciles de traducir a los pacientes con migraña humana.

No obstante, Ferrer-Montiel y sus colegas ven un prometedor futuro para la medicación para la migraña en sus hallazgos actuales. Tienen la intención de continuar su investigación utilizando modelos preclínicos basados en humanos que reflejen mejor a pacientes reales. «Si tiene éxito, contribuiremos a una mejor medicina personalizada para la terapia de migraña», dice.

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Insuficiencia Venosa Crónica: así es la enfermedad que padece Donald Trump

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Imagen de Quirón Salud

La insuficiencia venosa crónica (IVC) es una enfermedad vascular que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se produce cuando las venas de las piernas no pueden devolver la sangre al corazón de manera eficiente, provocando una acumulación en las extremidades inferiores. Detectarla a tiempo es fundamental para evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida.

¿Qué es la insuficiencia venosa crónica?

La insuficiencia venosa crónica es un trastorno circulatorio en el que las válvulas de las venas de las piernas se debilitan o dañan, dificultando el retorno venoso. Esto genera síntomas como pesadez, hinchazón y dolor en las piernas, que suelen empeorar al final del día.

Causas principales de la insuficiencia venosa

Existen varios factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar IVC, entre ellos:

  • Herencia genética: antecedentes familiares de varices o problemas venosos.

  • Sedentarismo: la falta de movimiento afecta la circulación sanguínea.

  • Obesidad: el exceso de peso incrementa la presión en las venas.

  • Embarazo: los cambios hormonales y la presión abdominal favorecen la aparición de varices.

  • Edad y sexo: es más frecuente en mujeres y en personas mayores de 40 años.

Síntomas más comunes

Los síntomas de la insuficiencia venosa crónica pueden variar según el grado de avance de la enfermedad. Los más habituales son:

  • Sensación de pesadez en las piernas.

  • Hinchazón (edema) en tobillos y pies.

  • Aparición de varices y arañas vasculares.

  • Dolor, calambres o ardor en las piernas.

  • Cambios en la piel: sequedad, manchas marrones o úlceras venosas en casos graves.

Diagnóstico

El diagnóstico se realiza mediante un examen físico y pruebas como la ecografía Doppler, que permite evaluar el flujo sanguíneo y detectar válvulas dañadas.

Tratamiento de la insuficiencia venosa crónica

El tratamiento depende de la gravedad y puede incluir:

  • Cambios en el estilo de vida: ejercicio regular, evitar el sedentarismo y controlar el peso.

  • Medias de compresión: mejoran la circulación y reducen la hinchazón.

  • Medicamentos venotónicos: fortalecen las paredes de las venas.

  • Procedimientos médicos: escleroterapia, láser endovenoso o cirugía para casos avanzados.

Prevención

Algunas medidas para prevenir la insuficiencia venosa crónica son:

  • Caminar a diario al menos 30 minutos.

  • Elevar las piernas durante el descanso.

  • Evitar permanecer muchas horas sentado o de pie.

  • Mantener una dieta equilibrada y baja en sal.

La insuficiencia venosa crónica es una patología frecuente pero prevenible y tratable. Reconocer sus síntomas a tiempo y adoptar hábitos saludables puede marcar la diferencia en la evolución de la enfermedad. Ante cualquier señal, es recomendable acudir a un especialista en angiología o cirugía vascular.

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