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Salud y Bienestar

Investigadores valencianos prueban con éxito una nueva terapia para el cáncer de mama triple negativo

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Investigación diabetes tipo 2 y Alzheimer

Investigadores del Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF), la Universitat Politècnica de València (UPV), el CIBER-BBN y el Institut de Recerca Biomèdica (IRB) de Barcelona han conseguido con éxito probar una nueva terapia que puede mejorar el tratamiento en pacientes con cáncer de mama triple negativo.

En concreto, gracias a esta nueva terapia lo que se ha conseguido es inhibir el crecimiento tumoral, reducir la metástasis y disminuir la toxicidad del fármaco antitumoral Navitoclax en modelos animales preclínicos de cáncer de mama triple negativo (TNBC).

Este tipo de tumores TNBC no expresan ninguno de los tres receptores involucrados en la mayoría de cánceres de mama (estrógeno, progesterona y HER2), de modo que los tratamientos más comunes como terapia hormonal no son viables en estas pacientes.

Este nuevo estudio demuestra que un tratamiento combinado de un inductor de senescencia y una nanopartícula senolítica elimina selectivamente las células senescentes, retrasa el crecimiento tumoral y reduce las metástasis en un modelo de ratón de cáncer de mama agresivo.

El trabajo ha sido liderado por Mar Orzáez, investigadora principal del Laboratorio de Péptidos y Proteínas del CIPF y Ramón Martínez Máñez, miembro de la Unidad Mixta CIPF-UPV en Mecanismos de Enfermedad y Nanomedicina e investigador del Instituto Interuniversitario de Investigación de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico (IDM) en la UPV y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina (CIBER-BBN), con la colaboración de Manuel Serrano del IRB.

Nueva oportunidad terapéutica

Hasta ahora, la aplicación de inductores de senescencia representa una estrategia de tratamiento exitosa en pacientes con cáncer de mama, aunque la acumulación de células senescentes en el cuerpo puede promover en ocasiones la recurrencia del tumor.

La senescencia o envejecimiento celular tiene lugar tanto en situaciones fisiológicas como patológicas. Cuando una célula entra en senescencia, deja de dividirse y libera sustancias que causan inflamación.

Cuando se produce una acumulación no controlada de dichas células senescentes, el exceso de factores inflamatorios puede acabar dañando células sanas, contribuyendo con ello al envejecimiento, la aparición de patologías como la diabetes, enfermedades neurodegenerativas o favoreciendo el desarrollo de tumores y promoviendo metástasis.

Con este nuevo enfoque, tras la inducción de senescencia, las células se eliminan mediante el tratamiento con una nanopartícula senolítica, y se abre una nueva oportunidad terapéutica para mejorar los resultados en pacientes con cáncer de mama. Se plantea un nuevo tratamiento combinado que puede ser relevante para otros fármacos quimioterapéuticos inductores de senescencia.

Los resultados, publicados en la prestigiosa revista Journal of Controlled Release (JCR), ofrecen nuevas aproximaciones terapéuticas para avanzar en fases posteriores y ensayos clínicos y permiten abordar diferentes tipos de tumor.

Orzáez y Máñez han señalado que «la inducción de senescencia en los tumores representa un avance en el tratamiento del cáncer, que puede ser todavía mayor en combinación con este tipo de tratamientos senolíticos que eliminan las células senescentes y ayuda a reducir las metástasis».

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Salud y Bienestar

Sueño irregular entre semana y descanso extra en fin de semana: ¿cómo afecta al cuerpo?

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Sueño irregular

Dormir mal o dormir poco entre semana es un hábito muy extendido. Muchas personas intentan compensarlo “recuperando” horas de sueño durante el fin de semana, confiando en que así el cuerpo volverá a equilibrarse.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Sleep demuestra que dormir más el fin de semana no revierte los daños metabólicos provocados por la falta de sueño de lunes a viernes.

La investigación, realizada por la Facultad de Medicina Yong Loo Lin de la Universidad Nacional de Singapur (NUS Medicine), advierte de un impacto silencioso y preocupante: un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, incluso en personas jóvenes y sanas.


El estudio: 48 adultos jóvenes y un análisis exhaustivo del sueño y la glucosa

El equipo liderado por June Chi-Yan Lo y Khoo Chin Meng siguió durante dos semanas a 48 adultos jóvenes sanos (21–35 años) en un laboratorio del sueño.
Todos comenzaron el estudio con dos noches de descanso adecuado para medir correctamente su glucosa e insulina en un estado basal sano.

Después fueron divididos en tres grupos:

1. Sueño corto estable

  • 6 horas de sueño entre semana

  • 8 horas durante el fin de semana

  • Simula una semana laboral típica

 2. Sueño corto variable

  • Entre 4 y 8 horas entre semana (horarios irregulares)

  • 8 horas el fin de semana

  • Mismo tiempo total de sueño que el grupo anterior, pero distribuido de manera desigual

 3. Grupo control

  • 8 horas de sueño todos los días

  • Patrón de descanso óptimo

Durante todo el estudio, se controlaron sus comidas y se realizaron repetidas pruebas de tolerancia oral a la glucosa (PTGO) para medir cómo respondían sus cuerpos.


Resultados clave: la falta de sueño daña la gestión de la glucosa, incluso con “sueño de recuperación”

Los resultados fueron contundentes:

 1. Dormir poco entre semana altera la glucosa aunque se duerma más el fin de semana

Los grupos con falta de sueño mostraron tolerancia a la glucosa deteriorada, un marcador temprano de riesgo metabólico.

2. Resistencia a la insulina en quienes dormían 6 horas de forma regular

Su cuerpo necesitaba más insulina para mantener los niveles estables, pero aun así la glucosa seguía alta.

 3. Peor aún en quienes dormían con horarios irregulares

El grupo de sueño variable presentó:

  • aumentos más fuertes de glucosa,

  • sin producir insulina compensatoria suficiente.

Esto sugiere un daño más temprano en las células del páncreas encargadas de producir insulina.

4. Solo el grupo que dormía 8 horas diarias mantuvo un metabolismo normal

No se observaron cambios en la regulación de la glucosa.


¿Por qué dormir poco aumenta el riesgo de diabetes tipo 2?

Según los investigadores, el sueño insuficiente altera procesos esenciales para el metabolismo:

  • Desregula la sensibilidad a la insulina

  • Aumenta el estrés oxidativo

  • Cambia la actividad del sistema nervioso

  • Afecta hormonas clave como la leptina y la grelina

  • Reduce la capacidad del páncreas para equilibrar la glucosa

Cuando este patrón se repite cada semana, el cuerpo entra en un ciclo de estrés metabólico que dispara el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.


Dormir más el fin de semana NO basta: la regularidad importa

El hallazgo más importante del estudio es claro:

No se puede “resetear” el cuerpo durmiendo más el fin de semana.

La recuperación parcial del sueño no impide que los niveles de glucosa aumenten cuando vuelve el patrón de pocas horas entre semana.
Y, además, los horarios irregulares son incluso peores que dormir poco pero de manera estable.


Implicaciones para la salud y consejos prácticos

Este estudio destaca la importancia de incluir el sueño dentro de los factores de prevención de enfermedades metabólicas. Para proteger la salud, los expertos recomiendan:

Dormir entre 7–9 horas cada noche Mantener horarios estables, también los fines de semana

Evitar variaciones bruscas en las horas de acostarse y levantarse

Priorizar el sueño tal como se prioriza la alimentación y el ejercicio

Consultar con un especialista si hay insomnio o dificultades crónicas

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