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La Universidad de Elx desarrolla un tomate «Muchamiel» resistente a los virus

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Orihuela (Alicante), 28 jul (EFE).- Una nueva variedad del tradicional y popular tomate ‘Muchamiel’ resistente a los principales virus que merman las cosechas y que ha sido desarrollado por la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche ha comenzado a ser comercializado por una gran cadena de hipermercados.

Cultivado principalmente en Alicante, Almería, Murcia y Valencia, este ‘Muchamiel’ mejorado mantiene las mismas cualidades organolépticas (de aspecto y sabor) que le hacen ser uno de los tomates tradicionales más buscados por los consumidores, y resulta de gran interés para la agricultura ecológica, donde el control de los vectores de los virus es más difícil.

Ha sido desarrollado por ingenieros agrónomos del Centro de Investigación e Innovación Agroalimentaria y Agroambiental (CIAGRO-UMH) en el campus de la pedanía oriolana de Desamparados, donde los investigadores han incorporado genes de resistencia a los tres virus más extendidos en el sureste peninsular.

Estos son el virus del mosaico del tomate (ToMV), el virus del bronceado del tomate (TSWV) y el virus del rizado amarillo del tomate o ‘cuchara’ (TYLCV).

Los genes utilizados proceden de especies silvestres de tomate, y se introdujeron mediante cruzamientos dirigidos, usando el polen del híbrido Anastasia (Seminis).

Este tomate es fácilmente reconocible por su color rojo con hombro verde (la parte más cercana al pedúnculo o ‘rabito’, y es uno de los predilectos por su equilibrio entre dulce y ácido, con textura melosa o fundente (se deshace en la boca) y una piel fina.

Se han cedido semillas a varios agricultores de medio tamaño de Alicante (uno con 4.500 plantas, otro de 1.200 y dos más de 300 y 250) y los primeros frutos de este sabroso tomate ya se han cosechado entre mayo y julio.

Se ha registrado una producción de en torno a las 18 toneladas que se han empezado a comercializar en la cadena Alcampo, mientras que Carrefour ha mostrado interés.

Uno de los responsables del Programa de Mejora, Santiago García Martínez, ha relatado a EFE que se ha logrado un ‘Muchamiel’ blindado contra dos de los tres principales virus que habitualmente esquilman las cosechas de tomate: los denominados ‘mosaico’ y ‘bronceado’, y parcialmente resistente al tercero, al de la ‘cuchara’.

Estos virus provocan que la planta detenga su crecimiento e impiden que el fruto madure, lo que a menudo echa a perder la cosecha e, incluso, puede empujar que el agricultor acabe por abandonar el cultivo.

Tradicionalmente contra los virus que azotan a las plantas no hay métodos curativos eficaces pero sí se puede utilizar métodos preventivos mediante la incorporación de estos denominados ‘genes de resistencia o tolerancia’ procedentes de plantas silvestres de tomate.

Al igual que otros como el tipo ‘De la Pera’, el de ‘Muchamiel’ es una variedad tradicional que no resulta interesante a las grandes compañías de semillas por lo que su mejora para hacerle resistente a las plagas no ha sido objeto de atención hasta que, en 1998, se fijó en él el grupo de Mejora Genética Vegetal dirigido por Juan José Ruiz Martínez (actualmente rector de la universidad ilicitana).

Esa línea se ha seguido hasta la actualidad tras, en 2011, transformarse ese área inicial en el grupo de investigación de Biodiversidad Agrícola y Mejora Genética de Variedades y finalmente en el CIAGRO-UMH, desde comienzos de 2021.

El resultado final ha sido un ‘Muchamiel’ que ha conservado la productividad, el buen cuajado, el aspecto exterior y la calidad interior a partir de una planta de la que se recogen entre 3 y 5 kilos por unidad.

Incluso más si se cultiva injertado en patrones comerciales, pudiendo realizar dos ciclos de cultivo, y por lo tanto dos cosechas al año entre junio y julio, y de septiembre a octubre.

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¿Por qué tomamos uvas en Nochevieja? El origen del ritual más popular de Año Nuevo en España

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Cada 31 de diciembre, millones de personas en España repiten el mismo gesto: comer doce uvas al ritmo de las campanadas para dar la bienvenida al Año Nuevo. Es uno de los rituales más arraigados de la cultura española, pero ¿de dónde viene esta tradición?, ¿qué significado tiene realmente?, ¿y desde cuándo se practica?

El significado de las doce uvas de la suerte

La tradición marca que se deben comer doce uvas, una por cada campanada del reloj que anuncia el inicio del nuevo año. Cada uva representa un mes del año, y tomarlas sin atragantarse simboliza buena suerte, prosperidad y protección para los doce meses siguientes.

Más allá de la superstición, el ritual se ha convertido en un acto colectivo, casi ceremonial, que une a familias y amigos frente al reloj —especialmente el de la Puerta del Sol de Madrid— para cerrar el año y empezar otro con esperanza.

¿Desde cuándo se toman uvas en Nochevieja en España?

Aunque pueda parecer una costumbre ancestral, no es tan antigua como se cree. El origen de las uvas de la suerte se sitúa a finales del siglo XIX y principios del XX.

La versión más aceptada: Madrid, finales del siglo XIX

Según los historiadores, el ritual comenzó en Madrid en 1882, cuando algunos ciudadanos empezaron a reunirse en la Puerta del Sol para despedir el año comiendo uvas como acto burlesco. Era una forma irónica de imitar a la burguesía madrileña, que celebraba el Año Nuevo con uvas y champán siguiendo modas francesas.

El gesto, inicialmente provocador, fue ganando popularidad entre el pueblo.

El impulso definitivo: el excedente de uva de 1909

La tradición se consolidó definitivamente en 1909, cuando los viticultores del sureste español —especialmente de Alicante y Murcia— tuvieron una cosecha excepcional de uva. Para dar salida al excedente, lanzaron una campaña popularizando las “uvas de la suerte” como símbolo de prosperidad para el nuevo año.

La idea tuvo tanto éxito que el ritual se extendió rápidamente por toda España.

De costumbre popular a tradición nacional

Durante el siglo XX, la tradición de las uvas se afianzó gracias a la radio y, más tarde, a la televisión. Las campanadas retransmitidas desde la Puerta del Sol convirtieron el ritual en un evento colectivo seguido en todo el país.

Hoy, las uvas forman parte inseparable de la Nochevieja española y se exportan incluso a comunidades españolas en el extranjero.

¿Por qué exactamente uvas y no otro alimento?

La uva simboliza desde la Antigüedad abundancia, fertilidad y celebración. Además, es una fruta fácil de consumir, asociada al vino y a los brindis, lo que la convierte en el alimento perfecto para cerrar el año con un mensaje positivo.

Con el tiempo, se han adaptado versiones más prácticas, como uvas peladas, sin pepitas o sustituidas por gominolas, pero el simbolismo permanece intacto.

Un ritual que une pasado y presente

Más de un siglo después, comer uvas en Nochevieja sigue siendo un acto cargado de tradición, superstición y emoción. No importa si se hace en casa, en una plaza o frente al televisor: el gesto conecta generaciones y recuerda que el Año Nuevo empieza mejor compartido.


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