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Violación en grupo: agresores jóvenes, consumo de alcohol y ausencia de culpa

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Violación en grupo: agresores jóvenes, consumo de alcohol y ausencia de culpa
Un equipo de televisión trabaja, el pasado 19 de mayo, ante la comisaría de Zapadores de València donde los cinco menores detenidos por las supuestas agresiones sexuales que habrían sufrido dos niñas en la localidad valenciana de Burjassot han estado detenidos antes de prestar declaración ante la Fiscalía de Menores en la Ciudad de la Justicia de València, según han informado a EFE fuentes policiales. EFE/Ana Escobar/Archivo

Madrid, 26 may (EFE).- En los últimos días cuatro mujeres, dos de ellas menores de edad, han sido violadas en agresiones sexuales en grupo protagonizadas por chicos muy jóvenes que, según los expertos, comparten rasgos comunes: ausencia de culpa, consumo de alcohol y drogas y sin antecedentes delictivos.

Los casos de Burjassot (Valencia), Pulpí (Almería) y Vila-real (Castellón) han sorprendido por su dureza, coincidencia en el tiempo y por la corta edad tanto de agresores como de algunas de las víctimas.

Sin embargo, expertos consultados por Efe descartan un repunte de las agresiones sexuales en grupo y apuntan a una mayor sensibilización de la sociedad que, después del caso de los Sanfermines en 2016, muestra una menor tolerancia hacia este tipo de delitos que siempre han existido.

La profesora de la Universidad Pontificia Comillas y secretaria general de la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (Fiadys), Meritxell Pérez, explica que las agresiones grupales suponen el 4 % de las violaciones cometidas por desconocidos de la víctima.

 

DIEZ AÑOS MÁS JÓVENES QUE LOS VIOLADORES QUE ACTÚAN SOLOS

En este tipo de agresiones -indica- los autores comparten ciertos rasgos que les diferencian de los violadores que actúan de forma independiente. Uno de ellos es la edad. «Lo que hemos visto es que las personas que agreden en grupo suelen ser bastante más jóvenes que los que agreden de forma individual, en torno a 10 años menos de media».

Además, es habitual el consumo de alcohol y drogas y que la agresión tenga lugar en un contexto de ocio. «El perfil de estos agresores es de mucha impulsividad, de falta de control de impulsos, son personas que no anticipan las consecuencias de sus acciones y están muy centradas en buscar sensaciones que les lleve a la excitación, el riesgo y la actividad sexual».

Además, a diferencia de quienes actúan de forma individual, estos agresores no suelen contar con antecedentes sexuales y muestran una ausencia de empatía hacia la víctima, además de no comprender que ella no quiera participar en el acto sexual.

«No conciben que lo que están haciendo sea un delito, porque para ellos es una forma de ocio, de pasarlo bien», y esto conecta en parte con el consumo de pornografía.

EL PAPEL DE LA PORNOGRAFÍA

«La pornografía les ha enseñado que las actividades sexuales en grupo son muy normales y creen que lo habitual es que la mujer quiera participar… Incluso creen que es una manera de que la chica se marque un tanto porque lo ha hecho con cinco hombres a la vez».

Para el doctor en psicología y profesor de la Universidad de Salamanca, Jesús de la Torre, el consumo de pornografía es un factor de riesgo más que se suma a otros, aunque considera que «no por ver porno van a querer reproducirlo en la vida real».

«Este tipo de delitos en grupo genera una despersonalización, que hace que los implicados no actúen como si fueran ellos mismos, sino que actúan como grupo y llevan a cabo acciones que de manera individual no harían», explica.

Basta con que una de las personas del grupo tenga un mayor empuje delictivo para que los demás actúen conforme a las reglas implícitas que se puedan establecer.

AGRESIONES SIN PLANIFICACIÓN Y COMO FUENTE DE DIVERSIÓN

En su investigación sobre por qué se cometen agresiones sexuales en grupo, de la Torre pone sobre la mesa las conclusiones de distintos trabajos que han evidenciado que estas agresiones apenas tienen planificación y comienzan como una fuente de diversión más que por motivos sexuales, se suelen enmarcar en las actividades que realiza el grupo en términos de autoestima y en ocasiones parecen ser una forma de entretenimiento.

Además, tras estos delitos los agresores buscan culpabilizar a las víctimas como forma de justificar el acto y negar el daño causado. La atribución de culpa es mayor cuanto menor es la resistencia de la víctima con el argumento de que si la mujer no se resiste o no se opone de manera eficaz es porque quiere tener esa relación sexual.

Ambos expertos coinciden en la importancia de una educación afectivo-sexual que enseñe a los jóvenes cómo relacionarse con el otro, la cuestión del consentimiento o el papel que juega la pareja en la relación sexual. «¿Es un mero objeto sexual o es alguien con quien comparto un acto muy íntimo?».

AUMENTO DE DELITOS CON VÍCTIMAS MENORES DE EDAD

Esta misma semana, los presidentes de los tribunales superiores de Justicia, reunidos en Vigo, han mostrado su «enorme preocupación» ante el aumento de delitos de naturaleza sexual en los que las víctimas son menores de edad, también dentro de su propio entorno familiar.

Las últimas estadísticas del Ministerio del Interior se refieren a 2020, el año clave de la pandemia, cuando se registraron 13.174 delitos contra la libertad sexual (un 14 % menos que el año previo).

En 415 de ellos, hubo dos o más agresores. El año previo se había registrado 483 delitos sexuales cometidos en grupo.

Marta Ostiz

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En la mente de un pederasta

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En la mente de un pederasta
En la mente de un pederasta-ARCHIVO FREEPIK

En la sociedad contemporánea, el tema de la pedofilia y los pederastas suscita tanto repudio como intriga. La exploración de este tema delicado es esencial para entender las motivaciones, los factores de riesgo y las implicaciones de esta conducta aberrante. En este artículo, nos adentramos en la mente de un pederasta para examinar qué impulsa este comportamiento, cómo se manifiesta y cómo podemos abordarlo desde una perspectiva educativa y preventiva.

¿Qué es un Pederasta?

Un pederasta es alguien que siente atracción sexual hacia niños preadolescentes o adolescentes más jóvenes. Esta orientación sexual atípica y perturbadora puede llevar a comportamientos ilegales y dañinos hacia los menores. Es importante distinguir entre la atracción pedofílica y los actos de abuso sexual. No todos los pedófilos cometen abusos, pero la atracción hacia los niños sigue siendo un problema serio que necesita ser abordado desde múltiples ángulos.

Factores que Pueden Contribuir

La pedofilia y los comportamientos pederastas son el resultado de una combinación compleja de factores biológicos, psicológicos y sociales. Algunos de estos factores incluyen:

  1. Historia Personal: Experiencias traumáticas durante la infancia, abuso sexual en la propia historia del individuo, o desórdenes psicológicos pueden influir en el desarrollo de la pedofilia.
  2. Problemas de Salud Mental: Algunos trastornos como el trastorno de personalidad antisocial o trastornos parafílicos pueden aumentar el riesgo de conductas pederastas.
  3. Factores Ambientales: Ambientes disfuncionales, exposición a abuso sexual o pornografía infantil, y falta de modelos de conducta adecuados pueden contribuir al desarrollo de atracciones indebidas hacia los niños.

Manifestaciones y Riesgos

Los pederastas pueden manifestar su atracción de diversas formas, desde consumir pornografía infantil hasta cometer actos de abuso sexual. La disponibilidad de internet ha exacerbado este problema al permitir un fácil acceso a material inapropiado y la facilitación de redes de intercambio de contenido ilegal.

Los niños son particularmente vulnerables a los pederastas, quienes a menudo buscan ganarse su confianza para manipular y explotar. Este comportamiento puede tener repercusiones devastadoras en la salud mental y emocional de los menores, con efectos a largo plazo que persisten hasta la adultez.

Abordando el Problema

La prevención y la intervención temprana son cruciales para combatir la pedofilia. Algunas estrategias efectivas incluyen:

  • Educación y Concienciación: Promover la educación sexual adecuada y el reconocimiento de signos de abuso para empoderar a los niños y sus cuidadores.
  • Intervención Psicológica: Ofrecer terapia y tratamiento a individuos en riesgo para abordar problemas subyacentes como traumas o desórdenes mentales.
  • Vigilancia y Aplicación de la Ley: Implementar leyes estrictas contra la explotación infantil y reforzar la vigilancia en línea para prevenir el acceso a contenido ilegal.

Conclusión

En última instancia, es fundamental comprender que la pedofilia es un problema serio que requiere un enfoque multidisciplinario. La sociedad debe trabajar en conjunto para proteger a los niños, abordar las causas subyacentes y ofrecer tratamiento a aquellos en riesgo de cometer actos pederastas. La educación, la concienciación y el apoyo continuo son clave para enfrentar esta preocupación social y proteger a las generaciones futuras.

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