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Valencia CF-Real Madrid: Polémico empate en Mestalla (2-2)

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Valencia CF-Real Madrid
Los jugadores del Real Madrid protestan al colegiado Gil Manzano el gol anulado en el último momento del encuentro correspondiente a la jornada 27 de Primera División que Valencia y Real Madrid disputaron en el estadio de Mestalla, en Valencia. EFE / Kai Forsterling

València, 2 de marzo (OFFICIAL PRESS-EFE).-Con el puño en alto, Vinícius Junior ejerció de líder este sábado y se creció en Mestalla con un doblete (m.50 y m.76) para evitar la derrota del Real Madrid ante el Valencia, que se adelantó con tantos de Hugo Duro (m.27) y Roman Yaremchuk (m.30) en un partido que terminó con polémica y tangana ya que el árbitro, Jesús Gil Manzano, pitó el final justo cuando Jude Bellingham marcó el gol que suponía la remontada.

El Valencia-Real Madrid de este sábado fallero en la capital valenciana se presentaba como un duelo de alto voltaje. La afición valencianista, que salió a protestar cuatro horas antes contra el máximo accionista Peter Lim, recibió con abucheos y pitidos a Vinícius, que regresó a Mestalla nueve meses después de recibir insultos racistas.

Con un sentido homenaje a los afectados por el incendio de Campanar, el partido arrancó en el feudo centenario con un líder que quería aumentar la distancia en LaLiga con la vuelta de Bellingham y con un Valencia que tenía en el recuerdo y quería repetir la victoria de la temporada pasada para seguir la estela de Europa.

No se vio mucho fútbol en los primeros minutos con constantes interrupciones por faltas. Con tan solo cuatro minutos de juego, Yaremchuk recibió una amarilla por una entrada a Tchouameni y Gayà estuvo unos minutos en el suelo por un codazo de Rodrygo.

Bajo un ambiente tenso y pese a la incomodidad, el Real Madrid se hizo con el balón para dominar al Valencia en un partido que fue cogiendo ritmo. Acumulaba y acumulaba pases el Real Madrid, que tuvo su primera ocasión con un suave testarazo de Camavinga que atrapó Mamardashvili pasado el cuarto de hora.

Pese al incontestable dominio madridista, el Valencia aguantaba bien con un soberbio Mosquera en defensa. Mientras, las llegadas blanquinegras carecían de peligro. El equipo de Rubén Baraja se precipitaba, decidía mal y parecía tener miedo a finalizar jugada.

Pero el Valencia fue mejorando sus sensaciones, merodeaba cada vez más la meta de Lunin y de una pérdida de Vinícius en la línea de fondo llegó la locura a Mestalla. Ese balón acabó en las botas de Fran Pérez, que remató defectuoso y su chut fue directo a la testa de Hugo Duro, que cabeceó para adelantar al Valencia (m.27).

El gol supuso un duro golpe para el Real Madrid, que, sin tiempo para recomponerse, recibió el segundo a los tres minutos. Enloquecía todavía más el equipo valencianista con Yaremchuk, que aprovechó un error en una cesión de Carvajal para hacerse con el balón, regatear a Lunin y poner el 2-0.

Con incredulidad, el Real Madrid trató de recortar distancias, pero Camavinga y Kroos no estuvieron acertados en sus lanzamientos. Sí lo estuvo Mamardashvili, que despejó un tiro de Valverde. Cuando más fuera del partido parecía el equipo de Ancelotti, apareció Vinicius en el último minuto del tiempo añadido para recortar distancias a placer (m.50).

El brasileño desafió con la mirada a la grada de animación al coger el balón de la red y, ya en el centro del campo, se giró hacia ella para celebrar el gol con el puño en alto y reivindicar así la lucha contra el racismo.

Bajo una tremenda lluvia, el partido se reanudó con una grandísima parada de Mamardashvili a Bellingham, que después de un sofisticado recorte vio cómo el guardameta georgiano sacaba un pie para evitar el empate. También se lució Lunin con una gran parada a Diego López, que acababa de salir al terreno de juego.

Pese a la oportunidad blanquinegra, el Real Madrid vivía en el área de Mamardashvili. Su dominio era aplastante, pero no lograba cambiar el marcador hasta que volvió a aparecer Vinícius. El indudable protagonista del partido cabeceó con todo un centro del recién incorporado Brahim (m.76) para empatar el choque.

En los últimos quince minutos pasó de todo: una preocupante lesión de Diakhaby, que tuvo que abandonar el campo en camilla después de que Tchouameni, involuntariamente, cayera encima de su pierna, un penalti que fue anulado por el VAR para el Valencia, un par de claras ocasiones del cedido madridista Peter Federico y un gol de Bellingham que no subió al marcador porque Gil Manzano indicó que había pitado el final.

– Ficha técnica del Valencia CF-Real Madrid:

2 – Valencia: Mamardashvili; Foulquier, Mosquera, Diakhaby (Cenk, m.89), Gayà; Fran Pérez (Peter, m.73), Pepelu, Javi Guerra (Amallah, m.73), Canós (Guillamón, m.57); Hugo Duro y Yaremchuk (Diego López, m.57)

2 – Real Madrid: Lunin; Carvajal, Tchouameni, Rudiger, Mendy (Fran García, m.72); Valverde (nacho, m.86), Kroos (Modric, m.63), Camavinga (Joselu, m.72), Bellingham; Rodrygo (Brahim, m.63) y Vínicius

Goles: 1-0, m.27: Hugo Duro. 2-0, m.30: Yaremchuk. 2-1, m.50+: Vinícius. 2-2, m.76: Vinícius

Árbitro: Gil Manzano (Comité extremeño). Amonestó a Yaremchuk por parte de los locales y a Vinícius, Valverde y Joselu por parte de los visitantes. Sacó tarjeta roja a Bellingham por sus protestas tras concluir el encuentro.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima séptima jornada de LaLiga EA Sports disputado en el estadio de Mestalla ante 47.427 espectadores. En los prolegómenos se guardó un minuto de silencio en homenaje a las víctimas y damnificados del incendio producido en Campanar (Valencia). El saque de honor fue realizado por el conserje de la comunidad de vecinos del edificio quemado, Julián.

Paula Lerín

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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