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Salud y Bienestar

Estos son los medicamentos prohibidos durante el embarazo

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medicamentos prohibidos durante el embarazo

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no tomar fármacos durante el embarazo, ya que la gran mayoría de ellos pueden causar daños serios en el feto. Pero, ¿qué sucede en caso de que la mujer gestante precise de esos medicamentos para su propia salud?

El doctor Elkin Muñoz, director de IVI Vigo y A Coruña, responde a estas cuestiones y otras dudas que pueden surgir respecto a la ingesta de fármacos durante el periodo gestacional.

“Lo que está claro es que cualquier información y consulta relacionada con la administración de medicamentos ha de realizarse siempre a un especialista, huyendo del autodiagnóstico y la automedicación, e incluso de esos vecinos, amigos y familiares de cabecera que prescriben por su cuenta, basándose en su propia experiencia”, aclara el doctor Muñoz.

Será el ginecólogo o bien el médico de cabecera en su caso quien, tras una revisión de la paciente, pueda determinar la mejor solución para su dolencia o malestar, así como explicar los riesgos y/o beneficios de tomar determinados fármacos.

“Hay un gran porcentaje de medicamentos que llegan al feto a través de la placenta, de la misma manera que lo hacen el oxígeno y los alimentos. Así, pueden perjudicar el correcto desarrollo del feto y ocasionarle lesiones o incluso la muerte. Del mismo modo, pueden influir en la placenta, generando en el futuro bebé problemas como bajo peso al nacer o un menor desarrollo. Otro tipo de fármacos, por su parte, pueden ocasionar partos prematuros debido a un mecanismo de contracción de los músculos del útero. De ahí la importancia de prescindir de la ingesta de medicamentos durante la gestación, excepto en los casos en los que sea absolutamente necesario para el buen estado de salud de la madre”, explica.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) clasifica los fármacos en 5 tipos, según los riesgos que representan durante el embarazo.

Medicamentos prohibidos durante el embarazo:

Clase A: Los estudios en mujeres revelaron que no existe un riesgo para el feto durante el primer trimestre. Por tanto, estos medicamentos pueden considerarse seguros durante el embarazo. Entre ellos se encuentran: ácido fólico, vitamina B6, ácido ascórbico, hierro, calcio, potasio y levotiroxina en dosis recetadas.

Clase B: Los estudios en animales revelaron que no existe un riesgo para el feto durante el primer trimestre. Se refiere a medicamentos que han sido usados frecuentemente durante el embarazo y no parecen causar defectos congénitos graves y otros daños en el feto. Destacan: acetaminofenol, aspartato, corticoides, insulina, amoxicilina, ácido clavulánico, amoxicilina, azitromicina e ibuprofeno (es mejor evitar este último después de la semana 32 de gestación).

Clase C: Los estudios en animales revelaron que existen efectos perjudiciales para el feto, y este tipo de fármacos sólo deben utilizarse cuando el beneficio puede justificar ese riesgo. Aquí también se incluyen aquellos medicamentos cuyos estudios de seguridad no han sido concluidos. Normalmente, estos fármacos vienen con una etiqueta que advierte de los riesgos, y algunos de ellos son: proclorperazina, Amikacina, Atenolol, Beclometasona, Betametasona, Cafeína, Carbamazepina, Codeína, Clonazepam, Fluconazol, Ketorolac, Dexametasona, Inmunoglobulina Anti RH (D), y la ciproflozacina.

Clase D: Los estudios en animales revelaron que puede haber riesgo para el feto. Ante una situación de riesgo grave para la madre, se acepta su administración si no se dispone de otro fármaco más seguro: Acenocumarol, Ácido Acetilsalicílico, Diazepam, Valproico, litio, fenitoína, algunos quimioterápicos (Bleomicina, Metotrexate) y el alcohol.

Clase X: Los estudios en mujeres y en animales revelaron la existencia de riesgo en el feto. No existe beneficio alguno sobre la embarazada y está contraindicado totalmente su uso durante la gestación. Algunos medicamentos que forman parte de esta categoría son: Isotretinoína Accutane, Misoprostol, Talidomida, Raloxifeno, Simvastatina o Nandrolona, entre otros.

Todos ellos serán peligrosos en mayor o menor medida en función del grado de madurez del feto, aunque el riesgo es mayor durante el período de la organogénesis, comprendida entre las semanas 3 y 8 de gestación.

“El omeprazol, los antihipertensivos, los antiinflamatorios no esteroideos y los anticonceptivos orales son algunos de los fármacos más peligrosos durante el embarazo. Sin embargo, existen otros medicamentos que una gestante puede consumir sin ningún riesgo, y que le ayudarán a aliviar las molestias que pueda experimentar durante el embarazo y los primeros meses de maternidad. Además de los medicamentos, no debemos obviar los efectos que pueden tener algunas vacunas sobre el feto y la placenta, como son la del sarampión, varicela, rubéola, paperas, poliomelitis y fiebre amarilla”, añade el especialista de IVI.

¿Y en la lactancia?

Al igual que ocurre en el embarazo, durante la lactancia materna hay que tener especial cuidado con los medicamentos y sus efectos sobre el bebé. A este respecto, la FDA establece 3 categorías de fármacos para la administración durante la lactancia:

SI: Puede administrarse sin ningún riesgo para el bebé

NO: No se recomienda su uso, o bien, la lactancia debe ser interrumpida durante la administración del fármaco.

ND: No hay ninguna información al respecto.

No obstante, es habitual que surjan dudas acerca de la seguridad de determinados fármacos conforme aparecen necesidades de la madre en cuanto a su uso durante el puerperio y los primeros meses de vida del bebé (siempre que se haya optado por la lactancia materna y haya riesgo de que estos fármacos influyan de alguna manera en el correcto desarrollo del recién nacido). Para resolver este tipo de cuestiones, debe consultarse siempre al pediatra, que es quien mejor conoce las compatibilidades entre medicamentos y lactancia. La web www.e-lactancia.org, por su parte, es un espacio que ayuda también a despejar dudas respecto a la influencia de determinados fármacos en la lactancia materna.

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¿Es malo comer pasta todos los días? Esto es lo que dicen los expertos

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¿Es malo comer pasta todos los días?
¿Es malo comer pasta todos los días? FREEPIK

Comer pasta todos los días puede no ser necesariamente malo, pero es importante tener en cuenta algunas consideraciones y seguir un enfoque equilibrado en la dieta. Aquí os explicamos lo que dicen los expertos al respecto:

1. Valor Nutricional de la Pasta:

  • La pasta es una buena fuente de carbohidratos complejos, que proporciona energía al cuerpo. También contiene proteínas y fibra, especialmente si eliges variedades de pasta integral.

2. Control de las Porciones:

  • La clave para incluir pasta en una dieta saludable es controlar las porciones. Opta por porciones moderadas y acompaña la pasta con vegetales, proteínas magras y grasas saludables para equilibrar la comida.

3. Variedad en la Dieta:

  • Comer pasta todos los días podría limitar la variedad en tu dieta. Es importante incluir una amplia gama de alimentos para obtener todos los nutrientes necesarios, como frutas, verduras, proteínas y grasas saludables.

4. Índice Glucémico:

  • La pasta tiene un alto índice glucémico, lo que significa que puede elevar rápidamente los niveles de azúcar en sangre. Esto puede ser un problema para las personas con diabetes o aquellas que necesitan controlar sus niveles de azúcar en sangre.

5. Considera las Salsas y Condimentos:

  • Algunas salsas para pasta pueden ser altas en calorías, grasas saturadas o sodio. Opta por salsas caseras más saludables o utiliza ingredientes frescos y naturales para condimentar tu pasta.

6. Estilo de Vida y Metas Personales:

  • La adecuación de comer pasta todos los días depende de tu estilo de vida, objetivos de salud y necesidades individuales. Consulta a un nutricionista o profesional de la salud si tienes preocupaciones específicas sobre tu dieta.

En resumen, comer pasta con moderación y como parte de una dieta equilibrada puede ser perfectamente saludable. Sin embargo, es esencial prestar atención a las porciones, la calidad de los ingredientes y la variedad en la dieta general para garantizar una alimentación balanceada y nutritiva.

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