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Valencia

El origen de la paella crea polémica: ¿tiene ascendencia vasca?

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Detalle de una paella. EFE/Biel Aliño/Archivo

Vitoria/València, 10 may (OFFICIAL PRESS – EFE).- La escritora vasca Ana Vega, Premio Nacional de Gastronomía a la mejor labor periodística, sostiene que está clarísimo que el origen de la paella es valenciano, y los vascos «quizás como mucho» ayudan «con el utensilio», su recipiente.

El origen de la paella

La polémica sobre el supuesto origen vasco de la paella ha surgido tras unas declaraciones en televisión del hostelero Alberto Fernández Bombín.

Ana Vega  es especialista en documentación histórica de la cocina, ha explicado a EFE el origen de la polémica. El utensilio en el que se hace la paella, que da nombre al plato en sí, «lo que en Valencia llaman paella y en casi el resto del mundo llamamos paellera».

Vega, que ha hablado hoy mismo con Alberto Fernández, ha opinado que éste quiso contar que los vascos aportan la paella, el recipiente, pero ella de momento no ha encontrado documentación que lo pruebe entre los catálogos de fabricantes de ollas y cacerolas de la época, en los que no ha hallado ninguna paella a la venta.

«Es verdad que la manufactura de utensilios se abarató a partir de la tercera guerra carlista (1874-1875), con la mejora de la siderurgia y los altos hornos, pero no he encontrado ningún fabricante específico», ha detallado.

1857, la primera receta de la paella

Antes de esa fecha ya está documentado el uso del término paella: la primera receta escrita de paella, así denominada, apareció en 1857 en un libro publicado en Madrid en el que se explica cómo prepararla bajo el título de «Sartén a la valenciana (Paella)».

En 1859, en un libro titulado «Los valencianos pintados por sí mismos», se describe el oficio de paellero, un «profesional» dedicado a prepararla, «que era entonces un poco como el amigo al que le sale bien la chuleta y se la encargamos siempre».

Entonces las paellas grandes, para quince o veinte personas, eran muy escasas, porque había que cuidarlas, de manera que solo las tenían o los paelleros citados o gente que tenía una barraca y los domingos ejercían como merenderos: allí alquilaban el recipiente o hacían ellos la paella a cambio de dinero o de que les invitaran a comer.

En las casas normales se usaban recipientes ni tan planos ni tan grandes, más parecidos a una sartén normal pero más alta, como se puede ver en numerosas fotografías de la época, ha detallado Vega.

El socarrat

Entonces el plato se hacía con el arroz suelto, no como ahora que está de moda la capa muy fina y el arroz socarrat.

Años después, a finales del siglo XIX, los vascos preparaban arroz, pero «a nuestra manera, con chorizo, lo que los valencianos odian» -lo que causó otra polémica hace unos años-.

Y es que en esa época se popularizó el uso del arroz en la cocina incluso en lugares donde no se cultivaba. Por ejemplo, el arroz con leche se identifica con Asturias, cuando allí apenas se cultiva. Así que en Euskadi, a finales del XIX, se preparaba arroz «con cosas», como dice con humor Ana Vega, y se llegaba a servir en las bodas.

La conclusión de Ana Vega es que «quizás», puesto que no está documentado, los vascos pudieron aportar a los valencianos «las sartenes o el acero que permitió el acceso a la paella canónica grande; les ayudamos con el utensilio, pero no con el plato».

 

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Valencia

Los afectados del incendio de Campanar podrán seguir 3 meses más en las viviendas municipales de Safranar

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Familias afectados incendio Campanar dejan Safranar
Viviendas facilitadas por el Ayuntamiento de València en el barrio de Safranar a los afectados por el incendio de Campanar. EFE/Manuel Bruque

València, 26 abr (EFE).- Las personas afectadas por el incendio de un edificio en el barrio de Campanar de València el pasado 22 de febrero y que fueron alojadas en unas viviendas municipales del barrio de Safranar para un periodo de tres meses, podrán seguir en ellas tres meses más.

Así lo ha aprobado la Junta de Gobierno municipal tras informar la alcaldesa de la ciudad, María José Catalá, al resto de formaciones políticas municipales en la Junta de Portavoces.

Catalá ha afirmado que el objetivo de esta prórroga es que las personas afectadas por el incendio en el que murieron diez personas tengan «un poco más de margen para buscar una vivienda de alquiler y recomponer su situación».

Con esta prórroga de tres meses, que ya no podrá ampliarse más, ha destacado la alcaldesa, se hace coincidir el tiempo ofrecido por el Ayuntamiento en estas viviendas públicas de forma totalmente gratuita con el plazo que tienen para presentar la solicitud de ayudas al alquiler de la Generalitat.

De esta forma, ha añadido Catalá, «las personas saldrían de las viviendas de Safranar y podrían estar en viviendas con una ayuda para pagar el alquiler de la Generalitat».

Ha asegurado que se trata de un «criterio objetivo» con el que se tiene una «especial sensibilidad» con la situación que han vivido estas personas, y al mismo tiempo, se hace compatible con el uso final de las viviendas de Safranar y el listado de más de 1.000 personas que esperan una vivienda de alquiler asequible.

Catalá ha asegurado que no van a dejar a nadie atrás, ni a los vecinos de Campanar ni a los de la avenida de la Constitución, que fueron desalojados el miércoles tras detectarse una grieta en la finca, supuestamente provocada por unas obras contiguas.

 

Familias de afectados por incendio de Campanar dejan Safranar

Las familias fueron alojadas en el edificio de 131 viviendas de propiedad municipal y según explicó en su momento el concejal de Urbanismo, Juan Giner, comenzaron a trasladarse pocos días después del siniestro, con prioridad para las familias con niños, mayores, dependientes y con necesidades especiales.

De las 131 viviendas, 85 tienen dos dormitorios con una superficie útil de 45-53 metros cuadrados, mientras las 46 viviendas restantes tienen tres dormitorios y cuentan con una superficie entre 65 y 74 metros cuadrados.

El edificio tiene una superficie de 15.104,05 metros cuadrados, de los que 10.476,04 metros son de uso residencial y también dispone de 84 plazas de garaje distribuidas en dos sótanos y 22 cuartos trasteros, igualmente construidos en los dos sótanos.

Además, tiene habilitadas 131 plazas de bicicleta en la planta baja con acceso desde el zaguán.

Los trabajos de adecuación de los inmuebles se llevaron a cabo por una treintena de trabajadores de la Concejalía de Vivienda y Urbanismo que, desde el día siguiente al incendio trabajaron voluntariamente para dotar a estos hogares de los servicios de luz y agua.

El personal de esta Concejalía se sumaba a otros centenares de trabajadores y trabajadoras municipales que se movilizaron para atender las necesidades surgidas y varias empresa contribuyeron para su adecuación total como hogares.

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