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Cultura

Locura por Alejandro Sanz en Valencia

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El cantante Alejandro Sanz durante el concierto ofrecido este viernes en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en Valencia. EFE/Kai Forsterling

València, 10 jun (OFFICIAL PRESS- EFE).- El cantante Alejandro Sanz añadió la voz y la música que le faltaban a la Ciudad de las Artes y las Ciencias de València en el segundo concierto de una gira, «Sanz en vivo», que va mucho más allá de su último disco y que supone la demostración de madurez de un artista que vuelve a sus inicios en busca de su esencia.

Este paseo por sus ya más de treinta años de carrera se deshace de sus últimos tres álbumes -sólo canta «Mi persona favorita» de ‘El Disco’ e «Iba», «La Rosa” y «Mares de miel» de ‘Sanz’- para viajar en el tiempo hacia sus dos primeras décadas como artista y explotar «Más», el disco español más vendido de la historia, «Tres» y «No es lo mismo».

En ese trayecto por sus inicios, lo que mejor le funciona al madrileño, Sanz recupera su alma más flamenca, fusionada con el pop más latino que le hizo internacional allá por los 90 y también con la rumba, género que recordó con las fusionadas «Labana» y «La Rosa».

Alejandro Sanz Valencia

Enfundado en un traje blanco, Sanz dio la sorpresa y no empezó el show con «Hoy que no estás», su inicio de referencia durante las dos últimas décadas. Fueron «No es lo mismo» y «Lo que fui es lo soy» sus dos primeras canciones, un tanto más eléctricas que de costumbre y que evidenciaban ese viaje el pasado.

Ya con una guitarra entre sus manos, volvió a esta época para cantar «Deja que te bese», antes de preguntar por València, a la que regaló un ‘medley’ con «El alma al aire», «Regálame la silla donde te esperé» y «Hoy llueve, hoy duele».

«No he venido suficiente a València», lamentó Sanz, quien aseguró estar «alucinado con el espacio», en medio de la Ciutat de les Arts i les Ciències, entre el Hemisfèric, el museo Príncipe Felipe, el Umbracle y el Àgora; entremedias, el puente de l’Assut de l’Or, desde el que un centenar de personas se congregó para disfrutar el concierto desde las alturas y sin pagar.

Alejandro Sanz le pone la voz y la música a la Ciudad de las Artes y las Ciencias

«No es solo lo bello, sino la energía especial que desprende», confesó el de Moratalaz sobre el lugar mientras señalaba a la luna y antes de regalar a Carlitos, percusionista del madrileño y el único valenciano de la banda, una Senyera que le habían lanzado desde el público.

A la luna de València, el álbum de «Paraíso Express» también hizo acto de presencia, con «Desde Cuándo» y «Looking for paradise» como temas previos a «La música no se toca» y, de transición, «Mi marciana».

El cantante Alejandro Sanz durante el concierto ofrecido este viernes en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, en Valencia. EFE/Kai Forsterling

Es una gira diferente. A sus 53 años, Sanz ha empezado a disfrutar de los silencios, impone un ritmo más pausados a sus canciones, espera 35 minutos para cantar una canción de su último álbum y no le importa parar a beber «agua de fuego» para volver con más fuerza a sus temas de siempre.

Así, recurre a «La fuerza del corazón», «Siempre es de noche» o «Cuando nadie me ve» para desnudarse de manera metafórica por dentro de su corazón y también de manera literal, con imágenes en las pantallas del escenario que buscan la palabra flamenco, tatuada en su espalda.

«Corazón partío»

Fue «Corazón partío» el tema que arrancó una nueva fase del concierto, en el que, ahora sí, hubo hueco para «Hoy que no estás»; aunque también para «Viviendo Deprisa», uno de sus primeros éxitos.

Sin embargo, «Lo ves» se convirtió en la canción más aplaudida, la más cantada y en la que más se explayó Sanz, que estaba visiblemente emocionado en su único tema al piano; sin duda, uno de las mejores de su repertorio.

El concierto se fue apagando poco a poco, con esos finales anunciados que se convierten en pequeñas sorpresas con recuerdos de viejos éxitos, quizá tiempos dorados de un pasado mejor que diría Calamaro. Así «Mi soledad y yo» y «Y si fuera ella» dejaron paso a la última canción, que con el «corazón partío», llegó a «Ese último momento».

Carlos Rosique

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Cultura

Muere Álvaro Vitali, el inolvidable ‘Jaimito’ de la comedia erótica italiana

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Jaimito
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El mundo del cine italiano y los amantes de la comedia erótica de los años 70 y 80 están de luto. Álvaro Vitali, el actor que encarnó al inolvidable ‘Jaimito’ —o Pierino, como se le conocía en Italia— ha muerto a los 75 años en Roma a causa de una bronconeumonía recidivante. Su fallecimiento pone fin a la historia de uno de los rostros más icónicos del cine popular italiano.

De electricista a estrella de la mano de Fellini

Nacido en febrero de 1950, Álvaro Vitali tuvo una infancia complicada. Las tensiones familiares le llevaron a vivir con su abuela, y abandonó los estudios tras completar la educación primaria. Se formó como electricista y trabajó en el sector hasta que una casualidad transformó su destino: conoció a Federico Fellini, quien se fijó en su físico particular y su expresividad.

Fellini lo incluyó en películas como Satyricon, Roma y Amarcord, lo que le permitió adentrarse en la industria cinematográfica italiana. Aunque sus apariciones en esas cintas eran breves, su presencia se hizo notar y abrió las puertas para que Vitali se convirtiera en protagonista en un género que marcaría su vida: la comedia erótica.

 El fenómeno Jaimito, un icono del cine popular

La década de los 70 fue clave para la carrera de Vitali, que alcanzó fama internacional con el personaje de Jaimito (Pierino). Un adolescente pícaro, maleducado y lleno de chistes subidos de tono, pero con un punto entrañable. Su risa contagiosa y su estilo irreverente conquistaron a millones de espectadores en Europa y América Latina.

Títulos como Jaimito contra todos, Jaimito, médico del seguro o Jaimito no perdona se convirtieron en fenómenos de taquilla. Aunque la saga fue perdiendo fuerza a lo largo de los años 90, dejó una huella imborrable en la cultura popular y consolidó a Vitali como un personaje de culto.

Más allá de Jaimito: otros papeles y colaboraciones

Aunque Vitali siempre será recordado por su papel de Jaimito, su carrera fue mucho más amplia. Trabajó con grandes nombres del cine italiano como Dino Risi y participó en varios spaghetti westerns y commedie all’italiana. Sin embargo, la etiqueta de Jaimito le persiguió durante toda su trayectoria, dificultando su paso a otros registros más serios.

Un final marcado por el olvido y la soledad

En los últimos años, Vitali vivió alejado de los focos y en una situación económica delicada. A pesar de haber amasado una gran fortuna durante sus años de gloria, el dinero desapareció y apenas percibía una pensión. En varias entrevistas confesó sentirse abandonado por su entorno:
«Fue un mal momento, me encontré solo. Cuando el barco se hunde, los primeros que se salvan son las ratas. Los muchos falsos amigos desaparecieron. Me quedé sin trabajo, el teléfono no sonaba, deprimido, sin ganas de ver ni hablar con nadie.»

Un legado de humor y nostalgia

Álvaro Vitali ha dejado un legado imborrable en la historia del cine popular europeo. Su personaje de Jaimito forma parte del imaginario colectivo de varias generaciones que crecieron con aquellas comedias irreverentes y desenfadadas. Su pérdida marca el fin de una era, pero su legado sigue vivo en cada carcajada provocada por su inconfundible estilo.

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