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Valencia

Bajan casi un 62% las aulas confinadas en la segunda semana de febrero en la Comunitat

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institutos valencianos tendrán una asignatura menos en la ESO
EFE/Quique García/Archivo
Una trabajadora del servicio de limpieza desinfecta las sillas y los pupitres de una clase. EFE/Manuel Bruque/Archivo

València, 14 feb (EFE).- El número de aulas confinadas en centros educativos de la Comunitat Valenciana ha descendido casi un 62 % en la segunda semana de febrero respecto a la anterior, y actualmente hay 171 grupos confinados de 96 centros, frente a los 449 grupos y 244 centros de la semana anterior.

Según ha informado este lunes la Conselleria de Educación, estos datos suponen que el 95,1 % de los centros educativos ha concluido la pasada semana con todas sus aulas en funcionamiento.

Además, durante la segunda semana de febrero, el 99,6 % de los grupos ha seguido las clases presenciales sin que se haya presentado ninguna incidencia.

Durante la semana pasada se ha determinado el confinamiento de 59 grupos de 34 centros educativos, se han desconfinado 337 grupos de 182 centros educativos y permanecen confinados, de semanas anteriores, 112 grupos de 62 centros.

Por lo tanto, el total acumulado de grupos confinados es de 171 aulas de 96 centros educativos, según las fuentes.

ALUMNADO Y PROFESORADO CONFINADO

El porcentaje de alumnado y profesorado confinado ha bajado respecto a la semana anterior y en la segunda semana de febrero lo estaba el 1,8 por ciento de la población escolar de Educación Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato y FP, frente al 3,9 % de la semana anterior.

Este porcentaje permanece confinado porque al 1 % del alumnado que es positivo activo hay que sumar que, con la aplicación de los protocolos y las medidas de seguridad, Salud Pública ha establecido el aislamiento preventivo de otro 0,8 % de alumnos por haber sido contacto estrecho con positivos.

Respecto al personal docente, el 1,6 % está confinado (la semana pasada era el 2,1 %). y este porcentaje viene dado porque al 1,1 % que es positivo activo hay que sumar 0,5 % por haber sido contactos estrechos con positivos activos.

SITUACIÓN POR PROVINCIAS

En la provincia de Alicante, el 95,6 % de los centros educativos no tiene ningún grupo confinado y el 99,5 % recibe clases presenciales con total normalidad.

El total acumulado de grupos confinados es de 69 aulas de 30 centros educativos y permanece confinado el 1,6 % del alumnado y el 1,7 del profesorado.

En la provincia de Castellón, el 93,5 % de los centros educativos no tiene ningún grupo confinado y el 99,6 % de los grupos de alumnos hace clases presenciales sin problemas.

El total acumulado de grupos confinados en Castellón es de 21 aulas de 17 centros educativos, según las fuentes, que indican que en esta provincia está confinado el 2,2 % del alumnado y un 1,3 % del profesorado.

En la provincia de Valencia, el 95,2 % de los centros educativos no tiene ningún grupo escolar confinado. El 99,6 % de los grupos realiza clases presenciales con total normalidad.

Los grupos confinados en Valencia son 81 aulas de 49 centros educativos, y permanecen confinados el 1,9 % del alumnado y el 1,5 % del profesorado.

Desde la Conselleria recuerdan que las familias pueden informarse sobre las medidas de seguridad establecidas en los centros educativos mediante el web ‘aulasegura.es’.

El portal incluye los protocolos de seguridad, higiene, protección y gestión de casos establecidos en los centros educativos para hacer frente a la COVID-19 y responde a preguntas frecuentes que se generan.

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Valencia

El ‘sirio’ confirma al juez el hallazgo casual de los papeles que incriminan a Zaplana

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papeles del sirio Zaplana
Eduardo Zaplana, con la Guardia Civil, el día de los registros. EFE/JuanJo Martín

 

València, 8 may (EFE).- El ciudadano de origen sirio que encontró casualmente los papeles que incriminan al expresident de la Generalitat y exministro Eduardo Zaplana en una supuesta trama de adjudicaciones ilícitas de contratos públicos ha confirmado este miércoles ante el juez la forma en la que los encontró y cómo los hizo llegar al exgerente de Imelsa y autodenominado ‘yonqui del dinero’, Marcos Benavent.

La acusación contra Zaplana tiene uno de sus pilares esenciales en los conocidos como «papeles del sirio», unos documentos que estaban ocultos y doblados en un hueco en la pared junto a una caja fuerte.

En ellos se vislumbraba, según los investigadores, una posible connivencia en la adjudicación de determinadas concesiones públicas del Plan eólico y las ITV a favor de sociedades ligadas al grupo Sedesa, del clan familiar de los Cotino, formado por el ex director general de la Policía y expresidente de Les Corts Valencianes, Juan Cotino, y sus sobrinos.

Los documentos fueron hallados por el referido empresario sirio, de nombre Imad, citado este miércoles como testigo, en la vivienda en la que estuvo como inquilino en València entre 2008 y 2015, que había ocupado anteriormente Eduardo Zaplana.

Los papeles, según el testimonio de este testigo, fueron entregados al exgerente de la empresa pública Imelsa Marcos Benavent, quien los conservó por observar en ellos datos de interés.

Tras registrar el despacho del primer abogado de Benavent, el 11 de noviembre de 2015 la UCO de la Guardia Civil informó al juez sobre el «hallazgo casual de unos documentos relevantes», y un día después el fiscal anticorrupción pedía la apertura de una pieza separada.

Preguntado este miércoles por el fiscal, Imad ha explicado que, como responsable de la comunidad árabe en València, tenía contacto con Benavent. «Le comenté que había encontrado esos documentos, me los pidió y se los di. Yo no sabía quién había ocupado la casa anteriormente».

A preguntas del letrado de Zaplana ha añadido que los encontró tras meses residiendo en la vivienda, concretamente en un hueco que se abría en la pared tras la puerta de la habitación principal. En ese espacio había una caja fuerte, pero junto a ella había un pequeño hueco donde se encontraban los papeles.

Este letrado ha insistido en preguntar qué vio de extraño en esa documentación o por qué no la entregó a la Policía. El testigo ha explicado que le parecieron importantes porque «se referían, al parecer, a parques eólicos… y estaban al lado de la caja fuerte».

También ha señalado que solía tener contacto con agentes de policía pero «nunca con el CNI, al menos no se identificaban como tal».

Estos documentos fueron objeto de un análisis de ADN por parte de la defensa de Zaplana para averiguar si conservaban restos del exministro, pero la prueba resultó fallida por no haberse hallado resto biológico alguno en ninguno de los papeles.

El exchofer de Eduardo Zaplana admite que le llevó una decena de sobres

Abandonados en un sobre

Los documentos estaban en poder del abogado del exgerente de la empresa pública Imelsa Marcos Benavent porque se los había entregado en 2012 una persona de origen sirio llamada Imad, que dijo haberlos encontrado «abandonados» dentro de un sobre alrededor de 2007 en una vivienda en la que residió en régimen de alquiler, cuyos propietarios fueron entre 1998 y diciembre de 2006 Zaplana y su esposa.

Tras registrar el despacho del primer abogado de Benavent, el 11 de noviembre de 2015 la UCO informó al juez sobre el «hallazgo casual de unos documentos relevantes», y un día después el fiscal anticorrupción pedía la apertura de una pieza separada.

Cambio de versión

Benavent se mostró colaborador con la justicia durante varios años, antes de que empezasen a materializarse las acusaciones contra él y antes también de cambiar de abogado, tras lo cual empezó a contradecir todas sus acusaciones, incluida también la que implicaba al exministro, expresident y exlíder del PP de la Comunitat Valenciana.

En uno de los juicios del caso Imelsa, Benavent afirmó que el registro del despacho de su anterior abogado «fue ilegal» (en ese despacho se hallaron los conocidos como ‘papeles del sirio’) y sin que nadie le interrogase por ello, añadió que cuando se le citó a declarar y le preguntaron por Zaplana «no había dormido en toda la noche» ni estaba «en condiciones de declarar nada».

«He recibido presiones de ese tipo, una detrás de otra durante seis años, tenía que decir que sí a todo, me sentí obligado a declarar, por decirlo de alguna forma», insistió el que será uno de los testigos en el juicio contra Zaplana.

Qué pasó durante el registro

Sobre el registro en el que se hallaron los papeles, la defensa del expresident recuerda que el auto judicial que lo autorizó rezaba que debía «evitarse cualquier inspección de sistemas informáticos» y que se tenía que limitar «la incautación material a documentos y archivos directamente relacionados con los hechos que se investigaban», es decir, con las empresas Imelsa o Berceo Mantenimientos.

El abogado de Zaplana lamenta que no fue hasta cinco meses después del registro cuando la Guardia Civil informó al juzgado de «hallazgos casuales».

Sin embargo, el abogado del exministro advierte de que el nombre de Zaplana «ni aparecía en los documentos incautados, ni en los protocolos notariales (para la constitución de las sociedades a través de las cuales se canalizaron supuestamente las comisiones), ni tenía relación con ninguna con las compañías citadas», por lo que «su conexión con los documentos se construye mediante la rocambolesca historia de su supuesta aparición en el domicilio que fuera de don Eduardo Zaplana».

Esto se construye así, en opinión de la defensa de Zaplana, «aunque para ello haya que olvidarse de que las fechas de dichos documentos o la de su impresión son posteriores a la venta y desalojo de la vivienda por mi representado. ¿Qué más da? El caso era inventarse un motivo que permitiera investigar a Zaplana y todo valía para lograr ese fin».

Sin rastro del ADN de Zaplana

Aunque existen otras pruebas y testimonios sobre los cuales apuntala su acusación el fiscal (como copias de correos electrónicos que conservaba o la declaración de su supuesto testaferro en Uruguay, que ha devuelto 6,8 millones de euros), el abogado del exministro ha fijado en ellos buena parte de su estrategia.

De hecho, una vez concluida ya la instrucción solicitó y le fue concedida la posibilidad de analizar estos documentos para averiguar si se conservaba o no ADN del exministro, una prueba que finalmente resultó fallida por no haberse hallado resto biológico alguno sobre el papel.

Jordi Ferrer

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