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El Betis se reencuentra a costa de un vulgar Valencia (3-0)

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El Betis se reencuentra a costa de un vulgar Valencia (3-0)
- El defensa del Betis Germán Pezzella (d) escapa de Javi Guerra, del Valencia, durante el partido de la octava jornada de LaLiga en el estadio Benito Villamarín, en Sevilla. EFE/Julio Muñoz

Sevilla, 1 oct (OFFICIAL PRESS-EFE).- El Betis ganó este domingo por 3-0 a un vulgar Valencia y se reencontró con el buen fútbol, dominador, vertical y preciso, y con el gol para romper una racha de cuatro partidos sin vencer -tres de Liga y uno de Liga Europa- a costa de un conjunto valencianista que, aunque mermado por las bajas, fue inofensivo, sin llegada alguna y nada fiable en defensa en el Benito Villamarín.

El conjunto verdiblanco, con intensidad, motivación, más firme atrás y un buen juego tanto en el medio campo como en la finalización, se impuso con claridad a su rival con un contundente triunfo gracias a los tantos marcados por el joven de 18 años Assane Diao, a los 41 minutos, y ya en el segundo tiempo por Marc Roca en el 52 y por el marroquí Ez Abde en el 85.

En un duelo marcado por las bajas, sobre todo en el equipo de Rubén Baraja al tener lesionados a sus cuatro laterales y tener que reinventarse pasando a dos centrales como el joven Cristhian Mosquera y el turco Cenk Ozkacar a las bandas, el chileno Manuel Pellegrini siguió con sus rotaciones, con hasta cinco cambios, para disipar las dudas y quebrar una racha de cuatro partidos sin ganar, con dos derrotas -una en Liga y otra en Europa- y los dos últimos empates ligueros seguidos.

El Valencia, diezmado por sus numerosas bajas (Jesús Vázquez, Sergi Canós, Alberto Marí, Gayà, Foulquier, Rendall y y el sancionado Amallah), tampoco llegó en su momento más dulce a Sevilla, tras dos encuentros sin ganar -con derrota en el último en casa ante la Real Sociedad- y sólo un triunfo y 4 puntos sumados de 15 en las últimas cinco jornadas.

El choque comenzó con ritmo y llegadas a ambas áreas, más asiduas en la visitante por el empuje inicial de los locales, pero sin un dominador claro. Tampoco hubo ocasiones claras hasta el ecuador del primer tiempo, aunque las más prometedoras fueron del Betis, como un cabezazo inocente de Ayoze Pérez en el minuto 7 que paró, sin pasar apuros, el georgiano Mamardashvili o un tiro alto de Rodri Sánchez, tras prolongar el canario con la testa, diez minutos después.

Los béticos buscaron entrar por las bandas, con el joven Assane Diao por la derecha y Rodri, quien fue el más activo para intentar superar a la ordenada defensa valencianista, por la derecha, aunque, quitando centros repetitivos y casi siempre sin ventaja para sus atacantes, les faltó más claridad y la aparición de la chispa de Isco para hacer daño a un rival físico y disciplinado.

Sin embargo, en uno de esos centros, en este caso en una falta botada desde la derecha a los 41 minutos, Bartra prolongó la pelota en primera instancia y luego la tocó Marc Roca hasta llegar a Assane Diago, quien tiró a puerta y batió al meta georgiano del Valencia en una acción a balón parado muy mal defendida por el conjunto del Pipo Baraja, al que le faltó más presión y valentía, más llegada en un primer tiempo en el que fue incapaz de asustar a un Betis más incisivo.

En la reanudación, el Valencia buscó reaccionar con la entrada del canterano Diego López por Gozálbez, muy poco ofensivo y más pendiente de ayudar a Cenk en el lateral, y de Hugo Duro por Yaremchuk, desapercibido tanto en ataque como en la presión arriba, mientras que Pellegrini tuvo que reordenar su zaga al resentirse Bartra y relevarle Chadi Riad.

El Betis, sin embargo, acrecentó su dominio con un fútbol más fluido y dinámico que un Valencia perdido y sin ideas, que nunca dio la sensación de generar peligro, con una paupérrima producción ofensiva y, además, pasando apuros ante el brío del ataque verdiblanco, lo que le dio pronto sus frutos al conjunto de Pellegrini.

Así, a los 6 minutos del segundo tiempo y tras un aviso con un derechazo de Isco que desvió con muchos problemas Mamardashvili y que terminó dando en un poste, el córner posterior lo botó el malagueño y Marc Roca, con un cabezazo impecable al anticiparse a Diakhaby, puso el 2-0 en el marcador, lo que dio aún más fuerza al cuadro verdiblanco ante un Valencia impotente e inofensivo.

La debilidad y la deriva valencianista se vio reflejada al poco tiempo, aunque en dos ocasiones le ayudó la posición de fuera de juego de los jugadores béticos, claros dominadores ya del juego, al ser anulados por este motivo sendos goles de Rodri y de Borja Iglesias en los minutos 69 y 75. Entre medias, una tímida ocasión visitante con un remate alto de Hugo Duro.

Pero la herida del Valencia se agrandó a 5 minutos del final, cuando el marroquí Ez Abde, quien había entrado un cuarto de hora antes por el joven Assane Diao, hizo el 3-0 definitivo al culminar de forma magistral con la derecha, desde la frontal del área, una rápida contra de un Betis que pasó por encima de un Valencia que, pese a las bajas, nunca dio la talla en Heliópolis.

– Ficha técnica:

3 – Betis: Claudio Bravo; Bellerín, Pezzella, Bartra (Chadi Riad, m.46), Miranda; Guido Rodríguez (Altimira, m.88), Marc Roca; Assane Diao (Abde, m.72), Isco (William Carvalho, m.62), Rodri; Ayoze (Borja Iglesias, m.72).

0 – Valencia: Mamardashvili; Mosquera, Diakhaby, Paulista, Cenk; Fran Pérez (Mario Domínguez, m.78), Javi Guerra, Pepelu (Hugo González, m.86), Pablo Gozálbez (Diego López, m.46); André Almeida (Guillamón, m.68), Yaremchuk (Hugo Duro, m.46).

Goles: 1-0, M.41: Assane Diao. 2-0, M.52: Marc Roca. 3-0, M.85: Abde.

Árbitro: De Burgos Bengoetxea (Comité Vasco). Amonestó a los locales Ayoze (m.11) y Pezzella (m.90), y a los visitantes Cenk (m.41) y Gabriel Paulista (m.43).

Incidencias: Partido de la octava jornada de LaLiga EA Sports, disputado en el Benito Villamarín ante 50.163 espectadores.

Curri Carrillo

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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