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La entrevista de Paz Padilla tras la muerte de su marido deja una lección de vida

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Mediaset despide a Paz Padilla por “incumplimiento de su obligación como presentadora”

El pasado mes de julio fallecía Antonio Juan Vidal, el marido de Paz Padilla, tras meses luchando contra un cáncer. Una enfermedad que la presentadora llevó con absoluta discreción y que a excepción de un día que tuvo que abandonar Mediaset, por un nuevo ingreso de su marido, no faltó a sus compromisos profesionales. Este sábado, cuando se cumplía un mes y medio del fallecimiento de su marido, la humorista volvió al programa ‘Sábado Deluxe’ de Telecinco para hablar del duro momento que está atravesando. Paz ofreció un testimonio de los que hacía tiempo que no se veían en televisión, una auténtica lección de vida con frases que habría que enmarcar y recordar. Confesó que no ha dejado de sonreír y que esta tragedia no le ha quitado las ganas de vivir: “Lloro, al igual que río, pero igual que viene, se va”.

Padilla confesó que “si algo he aprendido es que lo amaba con locura, lo amo con locura y lo seguiré amando con locura. Lo único que me ha dejado, es amor. Es lo único que perdura”, al mismo tiempo que aseguró que no ha sentido rabia y que comenzó un proceso de aceptación de la muerte, algo que le ha ayudado mucho durante estas últimas semanas.

Paz cuenta que, en un principio, la familia se pensó que lo que le ocurría a Antonio era fruto del estrés. Fue un médico en urgencias quien, tras realizar una resonancia, le dijo a Paz que su marido tenía un tumor y que le quedaba muy poco tiempo de vida: «Me lo dijo sin anestesia». Ningún compañero de Paz conocía la noticia de la enfermedad de Antonio y ella nos cuenta cómo vivió esos meses en los que lloraba fuera de cámara y después disimulaba ante los demás. También que le envió por email el testamento:

La presentadora confiesa que hizo todo lo posible por hacer que los últimos días de vida de Antonio fueran los más felices: «No se ha muerto mi marido, se ha muerto mi alga gemela, el amor de mi vida. Es lo único que le he podido dar. Amor del bueno. Le decía te quiero y gracias, 24 horas al día». Y es que, cuando Paz supo que Antonio iba a morir, que ni la ‘quimio’ ni la ‘radio’ conseguían salvarle la vida, ella se dedicó en cuerpo y alma en hacerle feliz. Y para ello tuvo que aceptar que la muerte hay que afrontarla con serenidad: «Quise que tuviera una muerte bonita, una despedida preciosa».

Paz relató que ese día quería estar a solas con él. Su objetivo era que Antonio muriera en casa porque «en los hospitales te enseñan a vivir, pero no a morir». Cuando ve que el proceso se acerca, ella se dijo que tenía que dejarlo marchar, no podía aferrarse a él. «Me metí en la cama con él, le toqué el pecho y le dije «ya, mi amor, recuerda: cuando me toque ven por mí… y poco a poco, se fue yendo». Falleció, la perra de la familia subió a la cama, todos se dieron la mano y le desearon buen viaje: «Sacamos una botella y brindamos».

El relato de Paz no ha dejado indiferente a nadie, la primera reacción se está viviendo en redes sociales que se han llenado de frases de la presentadora y miles de mensajes de apoyo y mucha admiración:

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El esfuerzo de Kate Middleton en su primera aparición pública

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Kate Middleton aparición pública

Tras meses de rumores y alarma sobre su estado, la princesa de Gales, Catalina, realizó este sábado su primera aparición pública desde que anunció que padece cáncer. Mostrándose sonriente y relajada, continúa luchando contra la enfermedad que mantiene en vilo a la nación.

Catalina acaparó todos los focos en la celebración de la ceremonia Trooping the Colour (‘Desfilando el Estandarte’), que conmemora el cumpleaños oficial de los monarcas británicos desde hace más de 260 años.

Su imagen saludando desde el balcón del Palacio de Buckingham, acompañada por su marido Guillermo, sus tres hijos y el rey Carlos y la reina Camila, era la más esperada después de que diese a conocer el 22 de marzo la noticia de su enfermedad, que impactó al Reino Unido.

Carlos III también fue diagnosticado con cáncer

Junto a ella, Carlos III, diagnosticado de cáncer a comienzos de este año, evidenció que la enfermedad no le ha impedido retomar sus actividades. A diferencia de lo habitual, en esta ocasión optó por desplazarse en carruaje y no a lomos de un caballo.

Su presencia no significa la vuelta a su actividad normal

El Palacio de Kensington, residencia oficial de los príncipes de Gales, ha dejado claro que la presencia de Catalina en el evento no implica de ningún modo que vaya a retomar su actividad habitual. Sin embargo, la princesa adelantó su intención de participar en “algunos actos durante el verano” si su salud se lo permite, según el mensaje en el que ayer anunció su participación en el Trooping the Colour.

En carroza con sus hijos

Catalina llegó sobre las 10:00 hora local (09:00 GMT) al Palacio de Buckingham desde su residencia en la finca de Windsor. Media hora después, apareció a bordo de la Carroza de Cristal junto a sus hijos, Jorge, Carlota y Luis, saludando a los devotos que desafiaron la incesante lluvia londinense.

Se la vio sonriente y compartiendo complicidades con Carlota, que no dejó de jugar y reír a lo largo del trayecto por la majestuosa avenida de The Mall, que les llevó hasta el espacio ceremonial Horse Guards Parade, donde tuvo lugar la parada militar.

Allí, desde un balcón de la Oficina del Mayor General, siguieron una ceremonia coreografiada durante meses en la que participaron más de 1.250 militares. Catalina atendía divertida a las travesuras del pequeño Luis, de 6 años.

La princesa llevaba un elegante vestido blanco de la diseñadora Jenny Packham, complementado con un sombrero blanco y negro de Philip Treacy y el broche del regimiento de la Guardia Irlandesa, del cual es coronel.

Entre el público, el primer ministro británico, Rishi Sunak, inmortalizaba el momento con fotos hechas con su móvil junto a su esposa.

Desde el balcón de Buckingham

Una salva de 41 cañonazos en el colindante Green Park sirvió de preludio al plato fuerte de la jornada: el saludo de la familia real desde el balcón de Buckingham, mientras una patrulla de cazabombarderos Red Arrows desplegaba los colores de la bandera británica.

En el lugar desde el que los monarcas británicos han saludado tradicionalmente a los ciudadanos, Catalina no paró de compartir sus impresiones con su suegro, Carlos III, con quien ha desarrollado un vínculo especial tras haber estado ingresados en el mismo hospital a principios de año.

Miles de personas siguieron desde la plaza el acto ceremonioso, en el que alrededor de una treintena de personas pertenecientes al grupo Republic protestaron enarbolando pancartas en las que pedían la abolición de la monarquía.

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