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Fin a las restricciones en la Comunitat: Se mantiene la mascarilla si no se puede respetar la distancia y no se podrá fumar en terrazas

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mascarillas obligatorias exteriores

Decaen todas las limitaciones de aforos y horarios que seguían aún vigentes en la Comunitat

El president de la Generalitat, Ximo Puig, ha anunciado el fin de la mayoría de las restricciones frente a la COVID-19 y ha instado al Gobierno de España a tomar una decisión acerca de la aplicación del certificado de vacunación en todo el territorio español para el acceso a los espacios de ocio nocturno y festivales.

Así lo ha avanzado en rueda de prensa, tras la reunión de la Mesa Interdepartamental para la Prevención y Actuación ante la COVID-19 en la que se han acordado las nuevas medidas que entrarán en vigor el sábado 9 de octubre y estarán vigentes hasta nueva resolución.

El jefe del Consell, que ha estado acompañado por la consellera de Sanidad, Ana Barceló, ha defendido el uso del certificado de vacunación que ha calificado como un «instrumento positivo para apretar el acelerador de la normalización». Por ello ha insistido en la necesidad de que el Consejo Interterritorial asuma que «si somos capaces de generar seguridad a la ciudadanía, avanzamos».

En este sentido, el president ha valorado y apoyado que sectores como el del ocio nocturno o el de los festivales hayan propuesto, por iniciativa propia, la implantación del certificado de vacunación, la PCR o el test de antígenos para acceder a estos espacios, con el fin de garantizar «la máxima seguridad posible».

Ximo Puig se ha mostrado convencido de estar llegando «a la estación final de un momento histórico» y ha asegurado que el próximo 9 de octubre «comenzamos una nueva etapa» alcanzada gracias a la «eficiente gestión» en el ámbito sanitario, así como al «civismo de la ciudadanía».

No obstante, ha pedido «sentido común, prudencia y responsabilidad» porque el virus no ha desaparecido, aunque ha destacado que la protección de grupo que ha hecho posible la vacunación va a permitir «convivir con él».

«A partir de ahora -ha manifestado- la ciudadanía tendrá el deber de cautela y protección para evitar riesgos de contagio, así como la obligación de seguir cumpliendo las indicaciones de aislamiento y cuarentena en casos positivos o contactos estrechos».

Uso de la mascarilla

Durante su intervención, el president ha anunciado que decaen la «inmensa mayoría» de las restricciones, aunque se mantiene la obligatoriedad de llevar mascarilla en espacios cerrados de uso público y en espacios al aire libre donde no pueda respetarse la distancia de seguridad.

Asimismo, seguirá siendo recomendable al aire libre, especialmente en entornos urbanos, y no se podrá fumar en la vía pública a menos de dos metros de distancia interpersonal ni en terrazas de hostelería.

Decaen aforos máximos

Puig también ha explicado que decaen los límites de aforo en todos los establecimientos y actividades en general, así como en eventos y celebraciones, salvo que el evento se celebre con público de pie, en cuyo caso el aforo se restringirá a razón de 2,25 metros cuadrados por persona.

Se permiten los festivales de música, aunque en función de su singularidad, les será de aplicación un protocolo específico que establecerá la Conselleria de Sanidad.

En la hostelería y restauración, también decaen los límites de aforo pero se mantiene el número máximo de 10 personas por mesa y en la barra se deberá mantener la distancia de seguridad. En cuanto a los locales de ocio, también dejan de tener limitado su aforo máximo y, además, su horario de cierre será de acuerdo con su licencia.

En cines, teatros, auditorios y museos, el aforo será del 100% excepto cuando se consuma bebida o comida en sala, que se dejará un asiento libre de distancia. Y tampoco habrá limitación de aforo para la actividad física y deportiva en general, incluidos gimnasios, piscinas y vestuarios.

No obstante, para las ligas profesionales de fútbol y baloncesto, se mantiene por acuerdo del Consejo Interterritorial el aforo del 80% en espacios cerrados y el 100% en espacios abiertos.

Unidad de vigilancia pospandémica

En el transcurso del acto, el president ha anunciado la creación de una Unidad de vigilancia específica para la COVID-19 ante la nueva situación pospandémica.

Esta unidad de la conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública establecerá nuevas medidas de detección temprana, vigilancia y control de la COVID-19 en todos los hospitales, así como en distintos puntos de la Comunitat Valenciana.

Llamamiento a la vacunación

El jefe del Consell ha realizado un llamamiento a las personas que todavía no se han vacunado para que se inmunicen, y les ha pedido «la misma responsabilidad y solidaridad» que el resto de la población que sí ha recibido la vacuna.

En este sentido, ha señalado que entre la población sin vacunar la tasa de fallecimientos por cada 100.000 habitantes es de 24,57 y entre la población vacunada esta tasa es de 2,27 muertos por cada 100.000 habitantes, lo que supone 10 veces más de fallecimientos entre los no vacunados que entre los que han sido inmunizados.

Indicadores positivos

Por último, ha destacado que la apertura progresiva realizada en el último mes ha contribuido a obtener unos indicadores positivos, que se sitúan por encima de la media española y de muchos otros países.

En concreto, en cuanto a incidencia acumulada, la Comunitat Valenciana ha pasado de 136 a 39 casos por 100.000 habitantes; y la cifra de hospitalizados se ha reducido a la mitad, pasando de 321 personas ingresadas a 156.

A estos datos también ha contribuido la vacunación de la población, ya que actualmente el 90,3% de los valencianos en edad de vacunar han recibido una dosis, y en los próximos días se alcanzará el 90% con pauta completa. En este sentido, el president ha mostrado su agradecimiento a los equipos de vacunación y a toda la sociedad, que ha hecho posible que la inmunización sea una realidad.

 

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Valencia

Maribel Vilaplana remata a Mazón con este comunicado

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Mazón Maribel Vilaplana

Antes de nada, quiero expresar mi respeto y mi solidaridad más profunda hacia todas las víctimas de la Dana y hacia sus familias. Soy plenamente consciente del sufrimiento que provocó aquella tragedia. Lamento de corazón si en algún momento mi decisión de mantenerme en un segundo plano pudo haber generado dolor. Esa decisión la tomé para no avivar el circo mediático y para evitar que mi nombre pudiera ser utilizado como un instrumento político, como lamentablemente ha sucedido.

Dicho esto, me he decidido a escribir estas líneas después de la continua oleada de ataques, falsedades y mensajes de odio que he recibido en redes sociales, amplificados además por otros canales, tras mi reciente intervención como consejera portavoz del Levante Unión Deportiva, una responsabilidad que asumo desde 2023.

Soy la primera interesada en que se clarifiquen absolutamente los hechos que acontecieron aquel día, porque es imprescindible que no se desvíe el foco hacia historias paralelas que lo único que han hecho es generar más dolor a los afectados. Pero también porque las consecuencias que esta situación está teniendo sobre mi persona, sobre mi familia, sobre mi vida laboral y sobre mi estado psicológico están siendo brutales.

Ese día mantuve mi agenda laboral tal y como estaba prevista, como cualquier otro día, porque no era consciente de la magnitud de la tragedia que se avecinaba.

Mi jornada comenzó a las 9:30h en Ford Almussafes, donde impartí un curso de formación para sus profesionales que finalizó sobre las 14:00h. Cuando los asistentes se marcharon, me quedé unos 30 minutos más en el aula, como hago habitualmente, para elaborar el informe de la sesión y dejar todo documentado.

Después recogí mis cosas, fui a por mi vehículo y me trasladé desde Almussafes al centro de Valencia, donde había sido citada por el presidente de la Generalitat para una comida de carácter profesional. Estacioné el coche en un aparcamiento cercano y llegué al restaurante pasadas las 15:00h.

Acudí a esa cita a petición del presidente, con el objetivo de explorar posibles vías de colaboración profesional. Durante la conversación se me plantearon varias opciones, entre ellas presentar una candidatura a un cargo en la televisión autonómica, que rechacé de forma clara por convicción personal y profesional. A partir de ahí, me pidió mi opinión sobre la situación de la televisión: qué aspectos consideraba que funcionaban bien o mal y qué cambios podrían aplicarse. Desde mi experiencia, expuse mi punto de vista, lo que derivó en un intercambio de pareceres y acabó en una sesión de consultoría de comunicación en la que se abordaron cuestiones propias de mi especialidad.

En un momento determinado de la comida, el presidente empezó a recibir llamadas que interrumpieron nuestra conversación de manera continuada. Yo seguí en el restaurante, completamente ajena a esas comunicaciones: no pregunté, no participé, ni conocí en ningún momento su contenido, y el presidente tampoco me trasladó ninguna inquietud al respecto. Actué, como siempre he hecho, desde la discreción y el respeto que me caracterizan.

Esas interrupciones, sumadas a la espera y a la despedida, demoraron también mi salida del restaurante, que se produjo finalmente entre las 18:30 y las 18:45. En su momento, en medio de la vorágine con que se desencadenaron los hechos, el desconcierto y la presión vivida, sinceramente no dimensioné la importancia de ese desfase horario inicial que se hizo público. Sin embargo, con la distancia del tiempo y tras hablarlo con las personas más cercanas, he considerado necesario aclarar también ese punto.

Quiero dejar claro que en el momento en que me marché de la reunión no era consciente de la gravedad de lo que estaba sucediendo en otras localidades valencianas, porque en la ciudad no llovía y eso me hizo sentir todavía más ajena a la situación. Al regresar a casa, empecé a tomar verdadera dimensión de lo ocurrido. Nada más entender la magnitud de lo que había pasado, me puse en contacto con el presidente cuando le fue posible. En esa conversación le trasladé mi angustia y también le pedí, de forma muy clara, que por favor mi nombre no saliera. Le expliqué que me parecía profundamente injusto quedar vinculada a un capítulo tan doloroso cuando no había tenido absolutamente nada que ver. Ese fue mi error, porque ese silencio, aunque bienintencionado, alimentó la especulación y, cuando finalmente se supo, desembocó en un acoso brutal.

Los días posteriores fueron una auténtica pesadilla. Me sentí absolutamente perdida. Y cuando finalmente se dio a conocer públicamente que yo era la persona que había estado con el presidente durante aquella comida, mi cabeza estalló. Entré en un shock que me llevó a un ingreso hospitalario.

Cuando salí del hospital, mi situación seguía siendo extremadamente delicada. No me sentí con fuerzas para tomar yo las riendas y exponerme directamente. Por eso pedí a una persona de mi total confianza que explicara de mi parte lo sucedido. Así se hizo público entonces el relato de los hechos.

Pero con el paso del tiempo he comprobado que no fue suficiente. Hoy entiendo que es necesario hablar en primera persona. Hasta ahora no lo había hecho porque confiaba en que el tiempo y el sentido común bastarían para que se entendiera lo evidente: que yo no tengo nada que ver en esta historia. Pensé que quedaría claro por sí solo, pero no ha sido así.

La realidad es que me he convertido en una diana. Una diana utilizada políticamente y alimentada con insinuaciones machistas que han condicionado esta historia desde el principio. Y por eso hoy hablo: porque ya no puedo seguir soportando que este relato eclipse lo verdaderamente importante, que es esclarecer qué pasó aquel día y asumir las responsabilidades que correspondan.

Durante estos diez meses he vivido sometida a una presión insoportable. He sido objeto de un acoso constante, de insultos, de burlas y de un escrutinio injusto. Estoy en tratamiento psicológico con un diagnóstico de estrés postraumático. Es una terapia dura y compleja, que afronto con esperanza, pero la realidad es que mi salud mental se ha visto gravemente dañada. Cada nuevo golpe reabre heridas que aún no han cicatrizado.

Este proceso no solo me ha afectado a mí. Ha golpeado también a mi familia, que sufre al verme sufrir. Ellos han tenido que soportar conmigo este acoso, y ese es, sin duda, el dolor más grande de todos.

Dicho esto, no puedo obviar una triste realidad que me ha roto desde el principio y quisiera que estas líneas sirvieran de reflexión: ¿realmente habría pasado lo mismo si en lugar de una mujer hubiera sido un hombre quien se reunió con el presidente? ¿Se habrían dicho las mismas cosas, con el mismo tono y el mismo juicio? ¿Habría despertado tanto morbo, tanto machismo rancio y tanto prejuicio? Ese enfoque profundamente sexista ha servido como cortina de humo para desviar la atención de lo verdaderamente importante: esclarecer las responsabilidades que se derivaron de aquella jornada. No se puede construir un relato cargado de insinuaciones y morbo para distraer el foco de lo que realmente importa. Es realmente triste y decepcionante, porque no solo me ha hecho daño a mí, sino que ha distorsionado una historia que merece ser abordada con rigor y respeto.

Estar allí aquel día fue una maldita coincidencia y un horrible golpe de mala suerte. Pudo haber sido cualquier otro, pero fue ese día. El día más difícil y duro para miles y miles de valencianos. Ese es y será siempre mi tormento, y tendré que aprender a sobrellevar esa carga durante toda mi vida.

Lo único que pido ahora es respeto. Respeto hacia mi persona, hacia mi familia y hacia mi vida privada. Respeto para poder seguir adelante sin que mi nombre se siga utilizando como arma política ni como entretenimiento morboso.

Pero, sobre todo, pido respeto para las víctimas. Porque a ellas es a quienes les debemos sensatez. Les debemos que su dolor no se utilice ni se banalice.

Y a los responsables les corresponde dar las explicaciones que yo no puedo dar, porque nunca he ostentado ningún cargo público ni ese día tuve capacidad de decisión alguna. Ojalá hubiera estado en mis manos hacer algo, pero no fue así. Por eso el foco debe estar donde corresponde: en las personas que aquel día tenían responsabilidades y poder de decisión. Son ellas las que deben dar explicaciones.

Y para concluir, me gustaría agradecer a todas aquellas personas que me han acompañado en este proceso. Han sido muchas: desde mi círculo más cercano hasta mi entorno profesional, compañeros de medios de comunicación y ciudadanos completamente anónimos que han querido hacerme llegar su solidaridad y su apoyo. Gracias de corazón, porque es lo que me ha sostenido en pie.

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