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Salud y Bienestar

Las consultas al dietista-nutricionista se duplican después del verano

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VALÈNCIA, Sep 2018. (EUROPA PRESS) – El número de personas que acude a un dietista-nutricionista después del periodo vacacional se duplica por los excesos que se producen en esta época, que provocan un aumento gradual de peso entre los españoles de entre 2 y 5 kilos, según el Colegio Oficial de Dietistas y Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa).

Los nutricionistas han alertado en un comunicado de esta tendencia y «los problemas que acarrean los pacientes postvacacionales para recibir asesoramiento nutricional, entre los que destacan la falta de interés, el escaso compromiso con el tratamiento dietético y la fijación de objetivos de pérdida de peso poco realistas y perjudiciales para la salud». Estos problemas impiden seguir, en muchas ocasiones, las pautas marcadas y, a largo plazo, mantener una alimentación variada y completa nutricionalmente.

Según los expertos, los pacientes postvacacionales responden a dos perfiles principalmente: por un lado, pacientes que ya venían a consulta y habían adquirido buenos hábitos pero que tras una temporada estival han retomado hábitos poco saludables; por otro, pacientes que piden una primera cita con el profesional porque han experimentado un incremento del peso en la temporada estival.

Así lo ha indicado Christian Mañas, miembro de la junta directiva del CODiNuCoVa, que ha detallado que en la mayor parte de los casos la pérdida de peso por cuestiones estéticas es el principal motivo de las consultas, aunque también acuden pacientes que padecen patologías crónicas en las que la alimentación juega un papel fundamental (como diabetes, hipertensión o dislipemia) y requieren un tratamiento dietético para lidiar contra su enfermedad.

CAMBIAR DE HÁBITOS, EL RETO DEL #NUTRICHANGE
Con el propósito de ayudar a estas personas que quieren acabar con los malos hábitos instaurados durante los tres meses de vacaciones y transmitir qué es una alimentación saludable, el CODiNuCoVa ha lanzado la campaña #nutrichange.

Bajo este hashtag, cualquier usuario podrá compartir sus dudas en Twitter sobre cómo mantener una alimentación variada y completa nutricionalmente y animar a que otros se sumen al reto mostrando los cambios que ha ido incorporando en su dieta después del periodo vacacional.

Un día a la semana, los dietistas-nutricionistas responderán sus dudas, desmontarán falsos mitos sobre alimentos o dietas que se han puesto de moda y ofrecerán platos y alternativas de alimentación saludable como una primera toma de contacto que requerirá para ser completa un asesoramiento nutricional en consulta.

«Desde el Colegio queremos acabar con la cantidad de desinformación que circula por las redes sobre la alimentación, que no tiene ningún control ni evidencia científica y que desvirtúa la figura y la importancia de acudir a un profesional sanitario como son los dietistas-nutricionistas, imprescindibles para la salud de las personas. Somos los titulados expertos en alimentación y nutrición y en consulta podemos y debemos tratar los problemas o necesidades nutricionales que los pacientes requieran», ha concluido Paula Crespo, presidenta del CODiNuCoVa.

OBJETIVOS IRREALIZABLES
Esta campaña de promoción de hábitos alimenticios saludables también quiere hacer frente a un problema de concepto que se repite frecuentemente en las consultas: comer saludablemente significa sufrir.

«Comer también es disfrutar. Los profesionales de la alimentación también tenemos paladar, el paladar se educa y, si se siguen las pautas que indicamos, la interpretación de que estar a régimen es sufrir cambia completamente después de pocas consultas», ha afirmado Luis Cabañas, secretario del CODiNuCoVa.

Otro de los principales problemas asociados a los pacientes postvacacionales y que dificultan el tratamiento nutricional es la idea de que se pueden cambiar los hábitos adquiridos rápidamente, ante lo que Cabañas ha explicado: «Excederse es muy fácil y en verano parece que se dé barra libre al alcohol, a más fritos, a más ultraprocesados (como helados comerciales, precocinados, congelados) y se consumen menos verduras».

«Se cree que este exceso se puede revertir en pocos días y por eso la gente se marca objetivos poco realistas como adelgazar cinco kilos en una semana, perder solo grasa en el abdomen o reducir un periodo muy concreto de tiempo para participar en una competición. Aunque es muy fácil adaptarse a tomar una cerveza todos los días, es muy difícil incorporar más fruta en nuestros desayunos», ha agregado.

La falta de concienciación de los pacientes también provoca, desde la perspectiva de Christian Mañas, una falta de adhesión al tratamiento dietético: «Hay gente que empieza un tratamiento dietético por sentirse bien psicológicamente más que por realmente querer mejorar la alimentación y conseguir su objetivo. Esta gente es fácilmente identificable porque suelen cambiar las citas, exculparse de no haber seguido las pautas y, en definitiva, no se implican en el cambio de hábitos».

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¿Sabes por qué no hay que chupar las cabezas de las gambas?

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chupar cabezas de gambas
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Las gambas son uno de los mariscos más populares en la gastronomía, especialmente en celebraciones y cenas festivas. Su carne tierna y sabrosa es un manjar que muchos disfrutan en una gran variedad de platos, pero una parte de la gamba que causa controversia es su cabeza. Hay quienes disfrutan chupar las cabezas de las gambas para aprovechar todo su sabor, mientras que otros se abstienen de hacerlo por diversas razones. Entonces, ¿es seguro chupar las cabezas de las gambas? Aquí te contamos por qué es recomendable evitar esta práctica.

Las cabezas de las gambas: ¿una fuente de sabor o de riesgo?

Las cabezas de las gambas contienen una gran cantidad de jugos y una sustancia gelatinosa que, para muchos, tiene un sabor muy intenso y delicioso. Sin embargo, esta «delicadeza» puede ser más problemática de lo que parece.

1. Posibles contaminantes y toxinas

Una de las razones principales para evitar chupar las cabezas de las gambas es que estas partes del marisco pueden concentrar una gran cantidad de contaminantes. Las gambas, como otros mariscos, filtran el agua mientras se alimentan, lo que significa que las toxinas, los metales pesados, los pesticidas y los productos químicos presentes en el agua pueden acumularse en sus sistemas digestivos, especialmente en las cabezas.

Cadmio: el peligro oculto

Uno de los metales pesados más peligrosos que se acumula en las cabezas de los crustáceos es el cadmio, un metal tóxico que puede tener efectos nocivos a largo plazo. El cadmio se encuentra principalmente en la cabeza de las gambas, cigalas, langostinos, cangrejos y otros crustáceos, ya que es una zona donde se concentra una mayor cantidad de residuos provenientes de su sistema digestivo.

Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), es conveniente «limitar en la medida de lo posible» el consumo de la carne localizada en la cabeza de estos crustáceos para evitar la acumulación de cadmio en nuestro organismo. Este metal pesado es altamente perjudicial para la salud humana, ya que se acumula lentamente en los órganos, principalmente en el hígado y los riñones.

El cadmio tiene un potencial cancerígeno y su eliminación del organismo es extremadamente lenta, lo que significa que puede permanecer en el cuerpo durante años, incluso décadas. El cadmio tarda entre 10 y 30 años en eliminarse, lo que incrementa su peligrosidad con el paso del tiempo.

2. Bacterias y parásitos

El consumo de mariscos crudos o mal cocidos, incluida la práctica de chupar las cabezas, puede aumentar el riesgo de contraer infecciones bacterianas o parasitarias. Las gambas pueden albergar bacterias como Vibrio o Salmonella, que son responsables de enfermedades transmitidas por alimentos. Aunque el proceso de cocción suele eliminar estas bacterias, algunas veces los jugos concentrados en las cabezas pueden no estar completamente libres de bacterias, especialmente si las gambas no se han cocinado de manera adecuada.

3. El sistema digestivo de las gambas

En el sistema digestivo de las gambas, particularmente en las cabezas, se encuentran restos de su alimentación, como pequeños organismos o residuos que no siempre son visibles a simple vista. Al chupar la cabeza, podrías estar ingiriendo estos residuos, que, aunque no sean peligrosos en su mayoría, pueden resultar poco agradables o incluso causar malestar digestivo en algunas personas, sobre todo si el marisco no ha sido completamente fresco.

4. El impacto en la salud de los consumidores vulnerables

Para ciertos grupos de personas, como las mujeres embarazadas, los niños pequeños, las personas con sistemas inmunológicos comprometidos o las personas mayores, el riesgo asociado a consumir mariscos en mal estado o mal cocidos es aún mayor. Las toxinas, bacterias y parásitos presentes en las gambas pueden ser peligrosos para su salud, por lo que se recomienda tener precauciones adicionales en el consumo de mariscos, especialmente de las partes más propensas a concentrar estos riesgos, como las cabezas.

Beneficios de evitar chupar las cabezas de las gambas

  • Reducción del riesgo de enfermedades: Al evitar chupar las cabezas, reduces la posibilidad de ingerir contaminantes y bacterias presentes en los jugos o residuos del sistema digestivo de la gamba.
  • Sabor más controlado: Si bien las cabezas de las gambas pueden tener un sabor fuerte, se pueden aprovechar de forma más segura en caldos o sopas, donde el sabor se extrae y se distribuye en toda la preparación. De esta forma, puedes disfrutar del sabor sin los riesgos asociados.
  • Mejor digestión: Al no consumir las partes menos apetitosas de la gamba, como los residuos de su sistema digestivo, tu sistema digestivo podrá trabajar de forma más eficiente.

¿Es necesario evitarlo por completo?

Si bien no es necesario evitar por completo chupar las cabezas de las gambas, es importante ser consciente de los riesgos potenciales. Para quienes no quieran prescindir de esta costumbre, es fundamental asegurarse de que las gambas estén bien cocidas y sean de buena calidad, procedentes de fuentes fiables y limpias.

Si eres una persona que disfruta de este ritual, ten en cuenta que la seguridad alimentaria siempre debe ser la prioridad. Si tienes dudas sobre la frescura o la procedencia de las gambas, lo mejor es optar por disfrutarlas de manera más segura, como en platos cocidos donde los contaminantes puedan ser eliminados mediante un buen proceso de cocción.

Conclusión

Si bien las cabezas de las gambas pueden parecer deliciosas y ofrecer un sabor profundo, existen riesgos asociados con chuparlas, especialmente en cuanto a toxinas, bacterias y otros contaminantes que pueden concentrarse en esa parte del marisco. El cadmio, un metal pesado presente en las cabezas de los crustáceos, es uno de los principales peligros, ya que puede acumularse en el organismo y tener efectos tóxicos a largo plazo. La mejor opción es disfrutar de las gambas de manera segura, cocinándolas adecuadamente y considerando aprovechar sus cabezas en caldos o sopas para extraer su sabor de manera más controlada y saludable.

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