Síguenos

Deportes

#LaGranotera| ‘El gol va por barrios: se viene derbi’

Publicado

en

DANI HERMOSILLA

#LaGranotera.- El fútbol no escapa a la vorágine de la actualidad. Más bien se sitúa sobre ella, planea con todas las limitaciones que provoca el análisis a posteriori. Este derbi entre el Levante UD y el Valencia CF describe perfectamente las dinámicas en las que se mueve el deporte profesional. No importa lo que seas y sí lo que está pasando. En dos esferas muy diferentes llegan granotes  y  xotos a la cita. Ya se escucha eso de que es el Valencia quien tiene mayores urgencias porque lleva seis partidos perdidos —racha histórica, dicen—, y el Levante UD el que parece en la cresta de la ola (modo ironía, lógicamente). Total, por sacar un empate a dos goles ante el Deportivo y el Real Madrid, lo mismo (modo ironía)  que, en Eibar, por ejemplo, fue poco menos recibido que con sabor a derrota por la parroquia de Orriols. Home, no és el mateix, me dirían los adalides del resultadismo. I tant que no . Como que en ocasiones puede ser más difícil y más efectivo ganar en Eibar que hacerle un roto al Madrid. Mirad, para que entendáis el título y el comentario de #LaGranotera prederbi. Hay que abstraerse un poco de la vorágine del día a día, y ver un poco más allá: el derbi, a pesar de que el Valencia CF no le ha ganado últimamente ni al tato tiene a los de Marcelino como grandes favoritos. Tienen más recursos, a pesar de las lesiones, tienen más automatismos asimilados y, a pesar de las bajas en su defensa, cuentan con herramientas suficientes para hacerle un roto a media Europa, a excepción de aquellos que, como quien tiene el privilegio de contar con Leo Messi está a años luz de los demás.

EL GOL VA POR BARRIOS

Llevamos los granota lamentándonos de que el equipo no tiene gol y va y en los dos últimos partidos metemos cuatro, en forma de media inglesa: dos por partido. Pero ninguno de los cuatro nos da para ganar tres puntos, cosa que no pasa desde Noviembre. El Valencia CF, que no hace mucho, tenía una pegada prodigiosa, liderada por Rodrigo y el italiano Zaza, ahora no ve puerta. «Xe, tu, que el València no te gol», se empieza a escuchar por algunas tertulias valencianistas. Los hay quien ya temen por si el equipo va a volver a ganar un partido. ¿Os suena? Y son los terceros, con un punto más que el Real Madrid y todavía tres puntos de colchón de la zona Champions, que delimita el Villarreal. Pero llevan tres partidos sin marcar (incluída la Copa) y seis derrotas consecutivas. Rodrigo, que poco más o menos el año pasado era un bon xic que entrenava molt be però no tenia gol, ha pasado a ser el jugador de referencia en ataqueinternacional de nuevo cuño y hombre capital en el capítulo goleador. Zaza, tres cuartos de lo mismo. ¿Os suena? En clave levantinista, igual. ‘Queremos delanteros contrastados que garanticen goles’. Esa frase es, entre los responsables deportivos de los clubes, poco menos que un mantra y una ilusión más que una realidad. Nadie garantiza eso (sólo Messi y pocos más). Pero ver la portería pequeña (no tengo suerte, paso sequía de goles), o verla grande (estoy en racha, me entra todo, hasta meterla con el culo) hay un pequeño matiz. Lo importante, os lo llevo contando aquí en las últimas semanas, no es tener ese ‘9’, sino que haya un equipo, una forma de jugar y de practicar el fútbol que te permita ampliar la famosa manta y que impida que, si defiendes muy atrás, no llegues, y si te vas muy adelante, no defiendas bien. El Valencia ha perdido gol porque, de los tres partidos en los que no ha marcado, dos han sido contra el Barça que, hoy por hoy, es el equipo con la manta más larga, como lo demuestran sus números. Y a los de Marcelino no les ha llegado para crear ocasiones (un poco más en el partido de vuelta). ¿Por qué os digo ésto? Porque no os confiéis. Ni con la racha ni con las lesiones. El Valencia es superior como lo demostró en la primera vuelta, a pesar de que los equipos de Marcelino suelen ir de más a menos a lo largo de una temporada. El Levante llega mejor (que no bien) al derbi. Más que encontrar el gol, ha encontrado la manera con la que crear ocasiones, acongojar al contrario y generar más peligro. No hay otro secreto. Aunque los hay y a veces se lo puedan currar por su cuenta, no hay delantero en el mundo que viva de su propio juego. Ni Messi. Y sino, mirad al argentino con su selección: miau

 

El Levante llega mejor (que no bien) al derbi. Más que encontrar el gol, ha encontrado la manera con la que crear ocasiones, acongojar al contrario y generar más peligro. No hay otro secreto. Aunque los hay y a veces se lo puedan currar por su cuenta, no hay delantero en el mundo que viva de su propio juego. Ni Messi. Y sino, mirad al argentino con su selección: miau

EL PEOR BOATENG, EL MÁS HEROE

A mi no me gustó Emmanuel Boateng contra el Real Madrid. Tal vez, fue su participación más floja. Ni buscó el desmarque (su gol vino de un rechace tras un buen desmarque de Morales), ni tuvo velocidad ni siquiera encontró el punto de presión que sí tuvo otros días. Almenys treballa i corre, solían decir sus pocos defensores. No te nivell per a jugar en el Llevant, decían otros. Algunos decían más: no puede jugar en la liga española. Ya lo he contado, pero cuando Javier Clemente hizo debutar a Andoni Zubizarreta le llovieron palos por todos los sitios. Pero, ai mare, marcó. Y en casa. Y contra el Real Madrid. Y lo hizo con calidad… Y entonces, cambiamos el discurso: igual no era tan roïn com es pensàvem o necessitava aclimatar-se al país, a la ciutadat… como si viniera de la selva. Sino me equivoco jugaba en Portugal. 

Pero me alegro y mucho por Boateng. Yo mismo le borraba en la crónica del partido contra el Real Madrid  de los once de Juan Ramón López Muñiz a partir del derbi. Y todo parece que puede ser titular. Y todo parece que podría darse la circunstancia que el cántabro hiciera renuncia a uno de sus principios: los extremos. Tal vez se juegue con dos puntas. Vorem. Insisto en sus cualidades naturales, físicas: salto, velocidad, resistencia… Probablemente, tenga todavía mejora en el apartado táctico, en los movimientos típicos del ‘9’ que, por cierto, en dos jugadas sólo, se los vimos al otro héroe de la noche: el italiano Gianpaolo Pazzini. Y además, tenemos al gran Roger Martí, que la tuvo contra el Madrid (‘no sé cómo la pude fallar’, decía el otro día) Y no nos olvidemos de Armando Sadiku que, a priori, también tiene buena pinta. Quien algún día hizo goles, siempre puede volver. Esta es mi máxima. Y, en #LaGranotera de hoy, todos los nombres que he puesto en esta crónica, excepto los dos entrenadores, han marcado goles en algún momento.

URGE GANAR…

Los mimos tres puntos que tienen el Valencia de colchón sobre la Champions, son los que, antes del inicio de la jornada, tiene el Levante UD (20) sobre el descenso (17, Las Palmas y Deportivo). Eso da idea de lo que nos jugamos unos y otros. Pero, por urgencia, es mayor la nuestra. Se acaba la etapa reina del calendario granota y un punto en Mestalla sería como haber ganado uno de los cuatro primeros partidos de la liga (al derbi de Orriols llegaste con 5 puntos y a este llegas con 2; la diferencia, la derrota en Villarreal que, en estos momentos, parece el punto de inflexión de la depresión del equipo. Sumar tres puntos  significaría decir que el Alavés, a pesar de la barbaridad de puntos que ha sumado en la era Abelardo sentirá tu aliento en su cuello y la urgencia de ganar; que los que vienen por detrás verán como el Levante , capaz de remontar dos resultados adversos en los dos últimos partidos, ha recuperado la mentalidad del inicio de liga y de la temporada pasada, y que los propios jugadores verán reforzado su ánimo y esfuerzo en el único de los equipos de la zona baja que no ha cambiado de entrenador, a pesar de no ganar desde el mes de noviembre, y no saber lo que es la victoria en Orriols desde el pasado mes de septiembre. Ahí es nada.

Sumar tres puntos  significaría decir que el Alavés, a pesar de la barbaridad de puntos que ha sumado en la era Abelardo sentirá tu aliento en su cuello y la urgencia de ganar; que los que vienen por detrás verán como el Levante , capaz de remontar dos resultados adversos en los dos últimos partidos, ha recuperado la mentalidad del inicio de liga y de la temporada pasada, y que los propios jugadores verán reforzado su ánimo y esfuerzo en el único de los equipos de la zona baja que no ha cambiado de entrenador, a pesar de no ganar desde el mes de noviembre, y no saber lo que es la victoria en Orriols desde el pasado mes de septiembre.

¿Que qué me pasa por la cabeza sobre el derbi? Se lo dije estos días a una aficionada granota el otro día en mis redes sociales: veo al Levante con ese punto anímico de ese yes we can que le han otorgado los dos últimos partidos: marcar goles y tener más efectivos (efecto fichajes), rebajar la presión sobre el entrenador, que se la jugó con los cambios ante el Madrid, y tranquilizar el entorno, todo junto, ayuda a mi optimismo. A partir de aquí, lo dicho: nos vemos en Mestalla. 

Advertisement
Click para comentar

Tienes que estar registrado para comentar Acceder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Deportes

Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

Publicado

en

Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

Puedes seguir toda la actualidad visitando Official Press o en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter o Instagram.

Continuar leyendo