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El actor Jordi Sánchez relata el horror que vivió durante su ingreso por COVID

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Paula Escalada Medrano

Madrid, 30 mar (EFE).- Veinticuatro días con sus veinticuatro noches fueron los que el actor Jordi Sánchez estuvo “dormido” e intubado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de un hospital de Madrid por una neumonía agravada por el coronavirus, una enfermedad que lo ha machacado físicamente pero que le ha hecho sentir un cariño del público que jamás hubiera imaginado.Al despertar de esos días de alucinaciones, según cuenta en una entrevista telefónica con Efe, su teléfono y sus redes estaban repletos de miles de mensajes de seres queridos y de seguidores que deseaban una pronta recuperación al actor (Barcelona, 1964), popular por su papel de Antonio Recio en “La que se avecina”.

Después de casi tres décadas subido a los escenarios (ha escrito una decena de obras de teatro), de participar en una treintena de películas y otras tantas series, Sánchez presenta ahora “Nadie es normal” (Planeta), su segundo libro de relatos con el que muestra su pasión por la escritura.

Pregunta: ¿Cómo se encuentra?

Respuesta: Me encuentro bien, la verdad. Ya estoy en mi casa, que es lo que deseaba con más ganas. Tengo que ir al fisioterapeuta porque me he quedado flojo, pero ando bien, voy a comprar todos los días, me voy a la montaña. Voy a hacer un par de meses de descanso y de ejercicio para estar en verano al 100 %.

P: De todo lo que pasó en su ausencia, ¿qué es lo que más le sorprendió al despertar?

R: Yo no pensé nunca que el cariño de la gente a la que no conozco, de los seguidores de la serie, me llegara a tocar tanto. Te despiertas y tienes el teléfono a tope y las redes sociales también. Aparte de los mensajes de los amigos y conocidos, que son muy emotivos, también te mandan mensajes muy largos gente que solo te ha visto a través de la televisión.

P: Dicen que una experiencia así trae siempre algo bueno…

R: La gente te dice que sale reforzado de esto y bueno, no sé, yo he salido con agujetas hasta en las orejas. Sí, te das cuenta de que hay cosas muy importantes como disfrutar de tu familia, que para algo la tienes. Vives con el estrés de hacer dos películas a la vez, pero al final tampoco tiene mucho sentido si has hecho 20 o 21, tampoco es tan importante. Te das cuenta de que hay otras cosas, sobre todo por los mensajes de los amigos.

P: Háblenos de “Nadie es normal”, el segundo libro que publica.

R: Desde el principio de mi oficio he escrito y he actuado. Primero para mi compañía, tengo diez obras publicadas y he escrito o coescrito con otras personas. Lo que pasa que la escritura queda en un segundo plano porque lo que se ve es al intérprete, pero lo he hecho toda la vida.

P: ¿Y ese título?

R: Nos pasamos la vida intentando ser como los demás, parecernos al resto para no hacer el ridículo, para no salirnos de la norma (…) Pero nadie es igual que el vecino. Cada uno es como es y el concepto friki debería desaparecer porque todos somos un poco frikis. En mi barrio, donde todos querían ser o médicos o mecánicos, yo que quería ser actor era una rareza. A mí me llamaban ‘payasín’, con cariño, pero me lo llamaban. Todo el mundo se quiere parecer al resto para no sentirse ridículo y muchas veces la gente se cree que es un bicho raro y para nada, cada uno enfoca la vida, la sexualidad, la pareja y el trabajo como quiere y tiene todo el derecho.

P: Dicen en el prólogo del libro que usted tiene una mirada especial para observar la realidad…

R: Me encanta observar, escuchar conversaciones o que me cuenten cosas. Yo soy muy de barrio. Me he criado bastante en la calle en el barrio de Montbau (…) A partir de ahí lo que mas me gusta es crear personajes. El libro tiene historias más personales, otras menos personales, otras nada personales que pueden ocupar desde cinco líneas a diez páginas, son historias aisladas que no tienen que ver unas con otras.

P: Volviendo al tema de la covid, ¿ha cambiado su visión de la pandemia tras la enfermedad?

R: Yo me he portado muy bien y la mascarilla no me la quitaba para nada. Este rollo de los negacionistas no lo comparto. Aquí hay un virus que nos está machacando a todos y que se está llevando a mucha gente por delante. Yo me he cuidado mucho pero me ha tocado (…). justo en el rodaje de la serie “Señor dame paciencia” es donde más me han mirado con lupa, con los palitos todo el día por la nariz, es donde he cogido esto. Al final te quitas la mascarilla para rodar y te puedes contagiar, pero ¿cómo vas a pedir que vacunen a los actores si no han vacunado a los ancianos?

P: ¿Y qué siente al ver las imágenes de Madrid, con miles de personas de fiesta en la calle…?

R: Pues que no vamos a avanzar, no hay manera. Yo entiendo que te pilla con 20 años esto y es una faena, porque todo el día con la mascarilla… hasta jugando al fútbol, pero tantas fiestas y todos los franceses que han entrado… es terrible porque no vamos a terminar nunca.

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El esfuerzo de Kate Middleton en su primera aparición pública

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Kate Middleton aparición pública

Tras meses de rumores y alarma sobre su estado, la princesa de Gales, Catalina, realizó este sábado su primera aparición pública desde que anunció que padece cáncer. Mostrándose sonriente y relajada, continúa luchando contra la enfermedad que mantiene en vilo a la nación.

Catalina acaparó todos los focos en la celebración de la ceremonia Trooping the Colour (‘Desfilando el Estandarte’), que conmemora el cumpleaños oficial de los monarcas británicos desde hace más de 260 años.

Su imagen saludando desde el balcón del Palacio de Buckingham, acompañada por su marido Guillermo, sus tres hijos y el rey Carlos y la reina Camila, era la más esperada después de que diese a conocer el 22 de marzo la noticia de su enfermedad, que impactó al Reino Unido.

Carlos III también fue diagnosticado con cáncer

Junto a ella, Carlos III, diagnosticado de cáncer a comienzos de este año, evidenció que la enfermedad no le ha impedido retomar sus actividades. A diferencia de lo habitual, en esta ocasión optó por desplazarse en carruaje y no a lomos de un caballo.

Su presencia no significa la vuelta a su actividad normal

El Palacio de Kensington, residencia oficial de los príncipes de Gales, ha dejado claro que la presencia de Catalina en el evento no implica de ningún modo que vaya a retomar su actividad habitual. Sin embargo, la princesa adelantó su intención de participar en “algunos actos durante el verano” si su salud se lo permite, según el mensaje en el que ayer anunció su participación en el Trooping the Colour.

En carroza con sus hijos

Catalina llegó sobre las 10:00 hora local (09:00 GMT) al Palacio de Buckingham desde su residencia en la finca de Windsor. Media hora después, apareció a bordo de la Carroza de Cristal junto a sus hijos, Jorge, Carlota y Luis, saludando a los devotos que desafiaron la incesante lluvia londinense.

Se la vio sonriente y compartiendo complicidades con Carlota, que no dejó de jugar y reír a lo largo del trayecto por la majestuosa avenida de The Mall, que les llevó hasta el espacio ceremonial Horse Guards Parade, donde tuvo lugar la parada militar.

Allí, desde un balcón de la Oficina del Mayor General, siguieron una ceremonia coreografiada durante meses en la que participaron más de 1.250 militares. Catalina atendía divertida a las travesuras del pequeño Luis, de 6 años.

La princesa llevaba un elegante vestido blanco de la diseñadora Jenny Packham, complementado con un sombrero blanco y negro de Philip Treacy y el broche del regimiento de la Guardia Irlandesa, del cual es coronel.

Entre el público, el primer ministro británico, Rishi Sunak, inmortalizaba el momento con fotos hechas con su móvil junto a su esposa.

Desde el balcón de Buckingham

Una salva de 41 cañonazos en el colindante Green Park sirvió de preludio al plato fuerte de la jornada: el saludo de la familia real desde el balcón de Buckingham, mientras una patrulla de cazabombarderos Red Arrows desplegaba los colores de la bandera británica.

En el lugar desde el que los monarcas británicos han saludado tradicionalmente a los ciudadanos, Catalina no paró de compartir sus impresiones con su suegro, Carlos III, con quien ha desarrollado un vínculo especial tras haber estado ingresados en el mismo hospital a principios de año.

Miles de personas siguieron desde la plaza el acto ceremonioso, en el que alrededor de una treintena de personas pertenecientes al grupo Republic protestaron enarbolando pancartas en las que pedían la abolición de la monarquía.

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