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El Atlético resucita en el tiempo añadido (3-2)

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El Atlético resucita en el tiempo añadido (3-2)
Los jugadores del Atlético de Madrid celebran el tercer gol del equipo ante el Valencia CF, durante el partido de la jornada 22 de LaLiga Santander que Atlético de Madrid y Valencia CF jugaron en el estadio Wanda Metropolitano, en Madrid. EFE/Rodrigo Jiménez

Madrid, 22 ene (EFE).- Derrotado en el minuto 90, en siete minutos de tiempo añadido el Atlético de Madrid resucitó con dos goles, de Ángel Correa y Mario Hermoso, con los que se impuso este sábado por 3-2 a un Valencia que había rentabilizado a la perfección los errores locales, pero se marchó de vacío por su conformismo.

Tirando de épica, de escudo -este sábado vistió con el tradicional debido al 75 aniversario de su denominación actual-, del picante de Ángel Correa y el impulso de su afición, el Atlético salió del agujero en el que había caído por sus propios errores, aprovechados por dos hachazos de Yunus Musah y Hugo Duro en la primera mitad.

Más ambicioso en la segunda, contra un rival atrincherado y dispuesto a dejar el tiempo pasar hasta el final, el brasileño Matheus Cunha, primero, y Correa y Hermoso, después, sacaron al conjunto rojiblanco de una noche fúnebre para dar a sus aficionados una dosis de épica reconfortante en el momento actual del club.

Porque el 3-2 no oculta los problemas terribles de este Atlético. Solo los aplaza, después de una semana de pesadilla en la que fue eliminado de la Copa del Rey y derrotado en las semifinales de la Supercopa de España. Irreconocible respecto al conjunto que se proclamó campeón hace apenas siete meses, incapaz de mirarse al espejo de los diez años previos de la era de Diego Pablo Simeone: tembloroso en defensa, insulso en el medio, inane en ataque. Así lo fue en la primera mitad.

Con muy poco, el Valencia echó dos paladas de tierra sobre la escuadra rojiblanca. A punto estuvieron los ‘ches’ de romper su racha de diez años sin ganar en casa rojiblanca, desde febrero de 2011 en el ya desaparecido Vicente Calderón. Ya habían anticipado los de José Bordalás el declive rojiblanco en noviembre, cuando remontaron dos goles al Atlético en Mestalla (3-3). Recuperaron a Carlos Soler en el Metropolitano y no tuvieron al danés Daniel Wass, apto tras pasar la covid-19, pero en un tira y afloja con su club precisamente por una oferta del Atlético de Madrid.

Simeone y Bordalás, tan miméticos en su forma de entender el fútbol, plantearon alineaciones espejo, que mutaban entre el 4-4-2 y la defensa de cinco cuando sus equipos no tenían el balón. El Atlético partió tan obtuso en la creación como en los duelos precedentes, y con errores de bulto en las inmediaciones del área grande: primero De Paul y luego Vrsaljko anticiparon lo que venía.

Porque este Atlético ya no es la máquina competitiva que aunque no tuviera el día en ataque siempre mantenía el pie duro en defensa. A la mínima, el Valencia lo desnudó. Guedes se anticipó a Hermoso en la frontera del mediocampo, puso un centro medido para la llegada libre de Musah, quien se acomodó a su pierna derecha y soltó un latigazo al palo de Oblak que el portero esloveno no logró rechazar.

No había hecho nada el conjunto ‘che’ en 25 minutos, y con el 0-1 congeló aun más un gélido Metropolitano, pese a que el fondo sur reclamara arrestos -usando otra palabra- a sus jugadores.

Por mucho que Simeone conminaba a los suyos a adelantar líneas, insistió el Atlético en ser tan inofensivo en campo rival como peligroso en el suyo. Otro balón dividido en el balón del área grande que ganó Guedes y protegió Soler acabó en pase de Lato a un Hugo Duro indetectable entre los centrales locales. El madrileño se hizo su hueco en el área chica y sentenció, solo, a Oblak: 0-2.

Tras el descanso, Simeone se encomendó al picante de Correa para buscar algo diferente. Carrasco se abrió a la derecha y Joao a la izquierda, y el belga lo intentó de lejos. Añadió a Cunha y para reequilibrar introdujo a Felipe y quitó a Joao Félix, lo que granjeó una pitada mayoritaria de la grada.

Pese a la bronca, el cambio de cromos funcionó: Cunha acortó distancias en el 63 tras un saque de esquina de Carrasco en el que la defensa valencianista ejerció de espectadora y permitió al brasileño rematar solo con el pie. El Valencia ni se inmutó y permitió más y más a un rival que tuvo un remate claro en las botas de Luis Suárez que el uruguayo mandó a las nubes, y jugando con los nervios locales en cada interrupción por falta o cambio.

Un cabezazo alto de Hermoso, un remate paralelo a la línea de gol de Correa, un cabezazo de Koke manso para las manos de Doménech… El Atlético rozaba la igualada pero se desesperaba en un carrusel de tarjetas e interrupciones.

Sin embargo, esas mismas interrupciones concedieron al conjunto rojiblanco siete minutos de añadido que permitieron a Correa empatara tras una cabalgada de Carrasco que Jaume rechazó con el cuerpo y remachó el argentino a la red… Y Hermoso culminó la resurrección rojiblanca al rematar un centro raso de Cunha. Tres puntos que valen oro, como el color que rodea el escudo tradicional que los jugadores del Atlético volvieron a llevar sobre el pecho.

– Ficha técnica:

3 – Atlético de Madrid: Oblak; Vrsaljko (Herrera, min. 61), Giménez, Hermoso, Lodi (Correa, min. 46); Carrasco (Serrano, min. 98), De Paul, Koke, Lemar (Cunha, min. 57); Joao Félix (Felipe, min. 57) y Luis Suárez.

2 – Valencia: Doménech; Foulquier, Diakhaby, Alderete (Koba Lein, min. 54), Lato (Vázquez, min. 72); Thierry (Christian, min. 72), Guillamón, Soler, Musah (Racic, min. 88); Hugo Duro (Maxi Gómez, min. 72) y Guedes.

Goles: 0-1, min. 25: Musah. 0-2, min. 44: Hugo Duro. 1-2, min. 64: Cunha. 2-2, min. 91: Correa. 3-2, min. 93: Hermoso

Árbitro: Díaz de Mera (C. Castilla-La Mancha). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Koke (min. 27), Hermoso (min. 38.), Luis Suárez (min. 82) y Herrera (min. 84) y a los visitantes Thierry (min. 14), Foulquier (min. 38), Musah (min. 43), Guillamón (min. 61), Lato (min. 65) y Doménech (min. 83).

Incidencias: partido de la vigésimo segunda jornada de LaLiga Santander, disputado en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid ante 44.999 espectadores. Antes del encuentro, el Atlético de Madrid rindió homenaje a los socios que llevan 75 años o más vinculados al club, con una representación de ellos que salió al césped coincidiendo con el 75 aniversario del cambio de denominación del club, que pasó de llamarse Atlético Aviación a Atlético de Madrid en 1947.

Miguel Ángel Moreno

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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