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La calculadora de la permanencia del Valencia CF

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EFE/Manuel Bruque/Archivo
Rueda de prensa del entrenador del Valencia, Rubén Baraja. EFE/ Juan Carlos Cárdenas

Madrid, 3 jun (OFFICIAL PRESS- EFE).- Confirmada ya la caída del Espanyol y del Elche, la última jornada de LaLiga Santander mantiene aún en vilo a seis equipos por la última plaza de descenso, todos concentrados en un margen de tres puntos, desde los 39 del Valladolid en el precipicio hasta los 41 del Valencia, el Cádiz y el Getafe, pasando por los 40 del Celta y el Almería, con la certeza todos y cada uno de ellos de depender de sí mismos: el triunfo es la permanencia.

Un duelo directo lo marca casi todo: Valladolid-Getafe en el estadio Nuevo Zorilla. Al conjunto azulón le vale el empate, como al Cádiz, al Valencia y al Almería en la última jornada… Y puede bastarle al Celta y al Valladolid, dependiendo de otros marcadores. El Almería visita al Espanyol, el Cádiz viaja a Elche, el Valencia se desplaza al terreno del Betis y el Celta recibe en Balaídos al campeón, el Barcelona.

De los cinco duelos sale el último descenso.

La calculadora de la permanencia del Valencia CF

13. CÁDIZ (41 puntos): V: 10. E: 11. D: 16. GF: 29. GC: 52. Dif: -23.

El Elche, descendido, es el rival del Cádiz, que no ha ganado como visitante en las últimas cuatro salidas (desde la victoria por 0-2 al Betis en el estadio Benito Villamarín ha sufrido un empate y tres derrotas seguidas) y que está prácticamente salvado del descenso.Su permanencia será un hecho, sin mirar a otros marcadores, si gana o empata en el estadio Martínez Valero, donde el conjunto local ha ganado dos de sus tres últimos duelos, con sendos triunfos ante el Rayo Vallecano (4-0) y el Atlético de Madrid (1-0), además de una igualada con el Sevilla (1-1), todos cuando ya sabía que había perdido la categoría.

La única combinación de todas que envía al Cádiz a Segunda en la última jornada pasa por una derrota suya, las victorias del Valladolid contra el Getafe, del Celta contra el Barcelona y del Almería contra el Espanyol y el triunfo o el empate del Valencia contra el Betis.

Debe ocurrir todo eso a la vez para que se produzca el descenso del bloque de Sergio González y que tenga que resolverse un empate a 41 puntos con el Getafe por la diferencia general, porque la particular está equilibrada (2-2 y 0-0). Ahora mismo, el conjunto amarillo tiene -23 por el -11 del bloque azulón.

14. GETAFE (41 puntos). V: 10. E: 11. D: 16. GF. 34. GC: 45. Dif: -11.

Dos triunfos seguidos y tres jornadas sin perder no mueven al Getafe de la situación límite que afronta en Valladolid, donde se juega su permanencia. Si gana o empata, se salva sean cuales sean el resto de resultados de la jornada.El conjunto azulón nunca ha ganado en el estadio de Zorrilla, con diez visitas en competición oficial, cinco empates y cinco derrotas.

Si pierde sí entra en riesgo de descenso, dependiendo de otros resultados. Sí es seguro que, en el caso de una derrota, lo supera el Valladolid (42 puntos a 41). El resto lo harán o no en función de sus marcadores en sus respectivos encuentros.

En ese sentido, varias combinaciones lo mandan a Segunda División, todas con su derrota ante el Valladolid como premisa inicial:

– Derrota del Cádiz, empate del Almería y el Celta y el triunfo o la igualada del Valencia.

– Derrota del Cádiz, empate del Almería, victoria o empate del Valencia y triunfo del Celta.

– Derrota del Valencia, empate o victoria del Cádiz y del Almería y triunfo del Celta.

– Empate del Almería, triunfo o igualada del Cádiz y el Valencia y victoria del Celta.

En las restantes, se salva.

15. VALENCIA (41 puntos). V: 11. E: 8. D: 18. GF: 41. GC: 44. Dif: -3.

El gol de Samuel Lino a última hora ante el Espanyol sostuvo al Valencia en una situación idónea para la cita final por la permanencia, en la que visitará al Betis, que no se juega nada, porque será sexto sea cual sea su resultado en el Benito Villamarín.El camino para esquivar el descenso está marcado: se salva con una victoria, como todos sus competidores, o con un empate.

La derrota lo descendería tan solo en dos combinaciones de marcadores, ambas con el Cádiz y el Getafe con sus encuentros perdidos contra el Elche y el Valladolid, respectivamente, y con el añadido o no del empate del Almería.

El Valencia ha ganado en dos de sus últimas cuatro salidas y sólo ha perdido en dos de sus ocho desplazamientos más recientes al Villamarín.

16. ALMERÍA (40 puntos). V: 11. E: 7. D: 19. GF: 46. GC: 62. Dif: -16.

El Almería se la juega contra el Espanyol, descendido matemáticamente ya, y lejos de su estadio, con la victoria y el empate como vías seguras para la permanencia, una vez que, en el segundo de los casos, gana la diferencia particular o general a los rivales con los que termine equilibrado, ya sea un doble, un triple, un cuádruple o un quíntuple empate.En el caso de una derrota, el Almería, que ha logrado un triunfo en las últimas cuatro jornadas, desciende si gana o empata el Valladolid y hace lo propio el Celta.

Si perdiera el equipo vigués y ganara el Valladolid, el bloque entrenado por Rubí se salvaría porque tiene ganada la diferencia particular al conjunto gallego, al que venció por 3-1 y con el que igualó a dos en sus dos enfrentamientos de esta campaña. Con el Valladolid, la tiene perdida.

El Almería sólo ha ganado uno de sus 18 partidos de Liga como visitante de esta campaña. Es el peor equipo a domicilio del campeonato, con siete puntos de 54 posibles.

17. CELTA (40 puntos). V: 10. E: 10. D: 17. GF: 41. GC: 52. Dif: -11.

Con un único punto de los últimos 18, con siete derrotas en las últimas nueve jornadas, con una sola victoria en sus once duelos más recientes, el Celta está en un lío imprevisto en la última jornada de LaLiga Santander.Si gana al Barcelona, al que recibe en Balaídos, se salva. Es su única garantía.

Si empata, dependerá de otros marcadores que pueden descenderle. Primero de que el Valladolid gane el Getafe. Es una condición indispensable para que el Celta pueda perder la categoría. Después, que el Almería empate o gane.

Luego hay variables con otros marcadores que lo descienden o lo salvan con un empate contra el Barça, porque el Celta pierde la diferencia particular con el Almería, con el Valencia y con el Getafe, se la gana al Cádiz y la tiene igualada con el Valladolid, aunque, en ese caso, también aparenta vencedor por la general: -11 en su caso por -30 de ese rival.

La derrota lo desciende si el Valladolid gana. También si empata y el Almería pierde, porque el triple empate baja al conjunto celeste.

18. VALLADOLID (39 puntos). V: 11. E: 6. D: 20. GF: 33. GC: 63. Dif: -30.

El Valladolid empieza en desventaja, con la menor cantidad de puntos de todos y la peor diferencia general de goles a favor y en contra… Pero también depende de sí mismo: si gana al Getafe en el Nuevo Zorrilla, logra la permanencia en LaLiga Santander.Si empata, sólo se salva si pierde el Almería, sea cual sea el resultado del Celta, también un punto por delante del conjunto blanquivioleta.

Si pierde se quedaría con 39 puntos y estaría descendido sin atender a otros resultados.

Después de cinco derrotas, encadena dos jornadas sin perder.

– YA DESCENDIDOS:

19. ESPANYOL (36 puntos). V: 8. E: 12. D: 17. GF: 49. GC: 66. Dif: -17.20. ELCHE (24 puntos). V: 5. E: 9. D: 23. GF: 29. GC: 46. Dif: -37.

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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