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El Valencia CF consuma su hundimiento en Girona (1-0)

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El jugador del Girona FC Borja García (d) marca gol ante el Valencia durante el partido de LaLiga Santander que se disputó entre Girona FC y Valencia CF, en el estadio municipal de Montilivi de Girona. EFE/David Borrat

Girona, 5 feb (OFFICIAL PRESS- EFE).- El Girona, con un tanto de Borja García, firmó este domingo una victoria muy valiosa en la pelea por la salvación contra un Valencia que encadenó la tercera derrota consecutiva en LaLiga Santander y agravó, más si cabe, su crisis deportiva e institucional.

En la primera jornada de la segunda vuelta, el conjunto catalán consiguió dejar a cero su meta por primera vez en toda la temporada y se reencontró con la victoria para colocarse con cinco puntos de ventaja sobre el descenso. El Valencia, ahora con apenas un punto sobre el 18º, no gana en LaLiga desde el 10 de noviembre.

Los dos equipos, necesitados de puntos y oxígeno, buscaron la portería contraria desde el inicio. A los siete minutos Taty Castellanos ya avisó al Valencia con un chut desviado, a buen pase e Oriol Romeu. Los visitantes respondieron con un centro envenenado de José Luis Gayà y un chut raso de Samuel Lino.

Fueron las primeras ocasiones de una primera mitad repleta de ellas, con un Girona creciente y más protagonista y con un Valencia más reactivo.

Giorgi Mamardashvili se estiró para despejar de manera providencial una volea de Aleix García, a centro de Miguel Gutiérrez desde la izquierda tras un caño a su par. Justo después, una jugada embarullada en el área ché acabó con un cabezazo de Castellanos al travesaño.

El Valencia, por su parte, castigó las concesiones del Girona con dos contragolpes vertiginosos que no se convirtieron en gol por centímetros. En el primero, más peligroso, Cavani habilitó a Yunus Musah con un precioso pase al espacio y el joven centrocampista dejó atrás a los defensas locales por velocidad, pero en el mano a mano Paulo Gazzaniga repelió su disparo cruzado con el pie izquierdo, clave. En el segundo, Toni Lato no supo conectar ni con Cavani ni con Lino.

El Girona todavía tuvo dos ocasiones manifiestas más antes del descanso: un chut franco de Borja García, solo dentro del área, a las manos de Mamardashvili y un cabezazo picado de Castellanos a pase de Miguel Gutiérrez que se fue justo por encima del larguero.

La segunda mitad, tuvo un inicio igualmente vibrante y también dominado por el Girona, ambicioso y superior. Nada más volver de los vestuarios, Castellanos no logró rentabilizar un gran pase de Aleix García en la frontal del área pequeña.

Parecía increíble que no se hubiera producido ningún gol. Y este acabó cayendo a la hora de juego: Rodrigo Riquelme, recién salido al verde, recuperó una pelota y se la cedió a Borja García para que superara a Mamardashvili de primeras y con un disparo cruzado para celebrar su primera titularidad de la temporada.

El Valencia se vio forzado a adelantar líneas. Buscó el empate con más esfuerzo que acierto: solo inquietó con un disparo manso de Lino y un cabezazo de Hugo Duro en la penúltima acción del partido. Estuvo más cerca el 2-0 que el 1-1, ya que Mamardashvili firmó dos grandes paradas para rechazar dos remates de cabeza de Cristhian Stuani. Fue una tarde feliz para Montilivi, que también aplaudió el esperado debut del extremo Viktor Tsygankov.

– Ficha técnica:

1 – Girona FC: Gazzaniga; Valery, Santi Bueno, Bernardo, Miguel; Romeu, Aleix García; Iván Martín (Tsyhankov, min. 78), Borja García (Herrera, min. 78), Toni Villa (Riquelme, min. 62); y Castellanos (Stuani, min. 62).

0 – Valencia CF: Mamardashvili; Foulquier, Cömert, Cenk, Gayà; Hugo Guillamón (Ilaix Moriba, min. 78); Samuel Lino (Marcos André, min. 78), Musah (Hugo Duro, min. 79), André Almeida, Lato (Jesús Vázquez, min. 83); y Cavani.

Gol: 1-0, min. 63: Borja García.

Árbitro: Iglesias Villanueva (comité gallego). Amonestó al local Stuani (min. 79) y los visitantes Hugo Guillamón (min. 61), Gayà (min. 66), Cavani (min. 66) y a Cenk (min. 90+3).

Incidencias: Partido de la vigésima jornada de LaLiga Santander, disputado en el Estadi Municipal de Montilivi ante 10.732 aficionados

Voro: «Quedan 18 partidos y no nos podemos rendir»

El entrenador del Valencia, Salvador González ‘Voro’, aseguró este domingo, tras la derrota ante el Girona (1-0), que la situación de su equipo es «cada vez más difícil», pero remarcó que «quedan 18 partidos» y no se pueden rendir.

El técnico admitió que, pese a que «queda mucho tiempo», el equipo necesita «resultados» y «reaccionar ya». «La realidad es que hay que cambiar y empezar a ganar», señaló en la rueda de prensa posterior al encuentro ante el Girona.

Además, Voro reconoció que el «bloqueo mental» del equipo viene de la necesidad de ganar, de «la responsabilidad» y «la preocupación», pero subrayó que en el vestuario «no hay brazos caídos ni mal ambiente».

Añadió el entrenador valenciano que la plantilla es consciente de su realidad: «Solo hay que mirar la clasificación y ver que el equipo lleva un punto de 18».

El entrenador del Valencia apuntó que el Valencia debe asimilar el proceso de pasar de «mirar a Europa» a estar en la realidad actual y remarcó que se ve con fuerzas de trabajar para revertir la situación y aportar su «experiencia». Dijo que el Valencia debe «crecer desde una consistencia defensiva».

Voro también destacó que, en la pelea por la permanencia, «el presupuesto, la antigüedad o el estadio no valen para nada» y lo único válido es «lo que se hace en el campo».

Sobre la afición, argumentó que «los futbolistas necesitan su apoyo», pero matizó que el equipo no está «en condiciones de pedir nada» porque «la afición es totalmente soberana».

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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