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#ValenciaVillarreal: Duelo de primeras urgencias

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#ValenciaVillarreal: Duelo de primeras urgencias

València, 29 oct (EFE).- Valencia y Villarreal se enfrentarán este sábado en Mestalla en un duelo autonómico que pivotará entre las primeras urgencias de la temporada por parte de ambos equipos, en el caso de los locales tras siete jornadas sin hacerlo y en el de los visitantes por haber sumado solo un punto de los últimos nueve en juego en LaLiga.

Los duelos entre Valencia y Villarreal se han convertido en un encuentro de rivalidad, con alternativas en los resultados, buenos partidos en las últimas temporadas y presencia en ambos equipos de jugadores que han militado con anterioridad en el oponente.

Por lo que respecta al equipo local, hay que añadir, además, a sus necesidades más prácticas, la de cambiar la imagen de fragilidad que ha dado en los últimos encuentros y en especial en el del miércoles en el campo del Betis, donde se vio desbordado por su rival.

Los cuatro goles recibidos y un par de ocasiones más que pudieron acabar de la misma manera, han evidenciado la inconsistencia defensiva del equipo de José Bordalás, que precisamente se puso como primer objetivo reducir de manera drástica los goles en contra de las últimas dos campañas, un promedio que de momento no sólo no ha rebajado sino que ha empeorado.

No obstante, la mala racha de resultados que ha encadenado el equipo cuando el técnico se ha visto obligado a introducir cambios por las lesiones, no le dan demasiado margen para cambiar nombres y se debe centrar, como él mismo ha reconocido, en variar hábitos como los de no ser directos con los pases o no tener suficiente contundencia en los duelos individuales.

El técnico tuvo para la cita del Benito Villamarín las bajas de Thierry Correia, Carlos Soler, Toni Lato, Jason Remeseiro, Maxi Gómez y Denis Cheryshev y en la previa del encuentro no confirmó que pueda contar con ninguno de ellos, aunque admitió que decidirá sobre todos a última hora. Los dos últimos son los que menos opciones tienen del jugar.

Otras de las incógnitas, aunque el entrenador deslizó que estará en el once, es Gabriel Paulista, que tuvo que someterse a pruebas y ha llevado un plan de trabajo especial tras recibir un golpe en la cabeza en ese último encuentro. Si no estuviera él, le sustituiría Mouctar Diakhaby.

El Villarreal llega con más dudas de lo habitual, ya que atraviesa su peor momento de la temporada con dos derrotas seguidas y un empate en casa ante el Cádiz en la última jornada que le han alejado de las plazas de privilegio a las que esperaba optar el equipo.

Por ello, los hombres de Unai Emery necesitan reaccionar para recuperar sensaciones y puestos en la clasificación en un partido de rivalidad y en el que a diferencia del año pasado habrá público en las gradas.

Emery mantiene para el partido de Valencia las bajas de Gerard Moreno y Juan Foyth, dos jugadores fijos en sus alineaciones de cara a un choque en el que Boulayé Día, Samu Chukwueze y Paco Alcácer ya están en condiciones de asumir cada vez más protagonismo en el equipo una vez superadas sus respectivas lesiones.

Respecto al posible once y tras la rotaciones ante el Cádiz, el Villarreal podría volver a una formación más acorde a la de jornadas precedentes, aunque con la duda de si en el lateral derecho estará Mario Gaspar o Serg Aurier, quien si juega de inicio, debutaría como titular con el equipo castellonense.

Todo apunta a que tras las rotaciones ante el Cádiz, la idea parece ser la de recuperar al que viene siendo el once tipo. Aunque las dudas pasan por la posible titularidad de Serge Aurier por Mario, lo que supondría la primera titularidad del defensa de Costa de Marfil en la temporada.

El once más probable contará con Gero Rulli en la portería, con una defensa formada por Serge Aurier, Raúl Albiol, Pau Torres y Alberto Moreno y un centro del campo con Étienne Capoue como pivote y, con Dani Parejo y Francis Coquelin como medios más avanzados. Para el ataque, Emery podría contar con Yeremy Pino en la banda derecha, Boulayé Dia en el centro del ataque, y Danjuma como extremo izquierdo

Alineaciones:

Valencia: Cillessen, Foulquier o Correia, Gabriel Paulista, Alderete, Gayà, Carlos Soler, Wass, Hugo Guillamón, Jesús Vázquez o Hugo Duro, Guedes y Marcos André.

Villarreal: Rulli, Aurier, Albiol, Pau Torres, Alberto Moreno, Capoue, Parejo, Coquelin, Yeremy Pino, Dia y Danjuma

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Posiciones: Valencia 11º, 13 puntos – Villarreal 13º, 12 puntos (con un partido menos)

Árbitros: Munuera Montero (colegio andaluz)

El dato: El Valencia lleva tres puntos de los últimos veintiuno y el Villarreal uno de los últimos nueve.

El entorno: El equipo local ha ganado en las tres últimas ediciones de este duelo.

La clave: La gestión mental de sus primeras urgencias por parte de los dos equipos.

La frase:

Bordalás: «Para mejorar los resultados hemos de ser mucho más fiables a nivel defensivo»

Emery: “Consideramos al Valencia un rival directo que nos va a exigir mucho”

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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