Son múltiples las causas que explican esta propensión al alza. El conflicto entre Rusia y Ucrania es una de ellas, con las sanciones de carácter económico que distintos países, entre ellos Estados Unidos y los miembros de la Unión Europea, incluida España, vienen imponiendo sobre Rusia.

No obstante, el inicio del aumento de los precios de los combustibles es anterior a la guerra ruso-ucraniana, cuando, desde fines del 2020, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió controlar la caída del precio del barril de Brent, reduciendo la producción mundial de hidrocarburos, sin que hasta el momento se la haya restablecido.

A la menor producción se suman otros factores como el margen bruto de distribución y los impuestos, debido a que los combustibles son uno de los productos que son más gravados en España, haciendo que la carga impositiva sea casi el 50% del precio que el consumidor debe pagar para adquirir los carburantes.

Se estima que esta tendencia alcista persistirá durante las próximas semanas, para cuando se empiecen a reflejar las consecuencias de todas las sanciones que pesan sobre Rusia por el actual conflicto con Ucrania.

Medidas para ahorrar en gasolina

OCU advierte que los consumidores tienen pocas herramientas para impedir estas subidas, pero sí pueden tomar algunas medidas para amortiguar su impacto. La principal de ellas (además de tratar de racionalizar el uso del vehículo u optar, en el momento de la compra, por automóviles con menor consumo) es buscar aquellas estaciones de servicio que tengan precios más interesantes para los consumidores. Según nuestro último estudio, entre las cadenas más caras (que coinciden con las grandes cadenas, que tienen las redes de distribución más extendidas, como Repsol, Cepsa o BP), y las más baratas (que coinciden con cadenas low-cost como GasExpress o Petroprix, las asociadas a cadenas de supermercados, como BonÀrea, GMOil, Alcampo o E.Leclerc, así como algunas independientes, sobre todo aquellas asociadas a cooperativas agrícolas), los ahorros pueden alcanzar cerca del 20% de media.

Estas subidas son una pésima noticia para la economía de las familias, que a los exagerados precios de la electricidad y el gas suman los de los carburantes. Un sobreesfuerzo muy importante. Además, OCU denuncia la doble factura que supone estos incrementos del precio de la energía a través de la repercusión en el precio de diferentes bienes y servicios.