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El Valencia echará “de por vida” a los socios que profirieron insultos racistas a Vinícius

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El delantero brasileño del Real Madrid Vinícius Júnior (ci) es expulsado durante el partido que disputaron Valencia CF y Real Madrid este domingo en Mestalla (Valencia). EFE/ Biel Alino

Valencia, 22 may (OFFICIAL PRESS- EFE).- El Valencia  anunció este lunes en un comunicado que expulsará de Mestalla “de por vida” a los seguidores que el domingo profirieron insultos racistas al jugador Vinícius Jr en el encuentro que disputó ante el Real Madrid.

El club explicó que la Policía ya ha identificado a un aficionado que realizó “gestos racistas” a Vinícius y que “se está trabajando de forma coordinada para confirmar la identidad de otros posibles implicados”.

“Desde el momento de los hechos se están analizando todas las grabaciones disponibles, trabajando con la máxima celeridad para esclarecer lo sucedido con tal de actuar con rapidez y contundencia”, apunta el escrito.

El club ya ha abierto un primer “expediente disciplinario” y asegura que “aplicará la máxima severidad” a los abonados que se demuestre que tuvieron esa conducta racista.

Los insultos racistas a Vinícius

“El club condena enérgicamente este tipo de comportamientos, que no tienen cabida en el fútbol y en la sociedad y que no se corresponden con los valores del Valencia CF y su afición”, asegura el comunicado.

“De este modo, reafirmamos nuestra posición en contra del racismo actuando con la misma contundencia que en el año 2019, cuando se expulsó de por vida a un aficionado que hizo gestos y saludos fascistas a los aficionados del Arsenal en el partido de la UEFA Europa League”, recuerda el club.

Ministro exige a LaLiga contundencia y sanciones por los insultos racistas a Vinicius

El ministro español de Consumo, Alberto Garzón, ha exigido a La Liga una «respuesta contundente» y «sanciones» por los insultos racistas que el jugador del Real Madrid Vinicius Junior recibió por parte de aficionados del Valencia Club de Fútbol en el estadio de Mestalla.

En una entrevista en el programa La Cafetera de Radio Cable, Garzón ha asegurado que «el racismo está muy inoculado en partes específicas de las aficiones» y se ha referido especialmente a las aficiones «que son más ultra con un perímetro ideológico muy definido de derecha radical».

Garzón ha insistido en que las instituciones deben de velar por el buen funcionamiento del fútbol y del deporte y por ello les ha pedido contundencia con este tipo de casos, y en concreto ha reclamado a la Liga que sea especialmente contundente «con sanciones y nuevos diseños para que esto no vuelva a suceder».

Baraja: “El club va a investigar si hay insultos, pero hay gestos despectivos que duelen”

El entrenador del Valencia, Rubén Baraja, dijo que el club valencianista va a investigar si ha habido insultos hacia Vinicius Jr., pero también apuntó que les «duele» que les “hagan un gesto de a Segunda, también es condenable”.

“El Valencia condena cualquier insulto racista y somos una afición modélica. Si se pide respeto hacia los jugadores del Real Madrid también hay que pedir respeto hacia nuestra afición, porque estás incitando a que el problema no se solucione. Estoy convencido de que es un gran jugador, y pedirá perdón porque no ha sido adecuado y también pedimos perdón nosotros como club si se ha sentido ofendido”, dijo Baraja.

El técnico valencianista manifestó: “Somos un club de fútbol y una afición señora. Pedimos respeto para nuestra afición. Que se juzgue a la afición del Valencia con el calificativo de racista me parece que no es el momento”.

“Después de lo que ha pasado en el partido, con las emociones hay cosas que se pueden decir que no se ajustan a la realidad. El Valencia condena cualquier insulto racista y somos una afición modélica. Había 46.000 personas que se comportan correctamente animando y empujando. Somos un club señor, centenario, nuestra afición es ejemplar. El valencianismo siempre se ha comportado de manera exquisita”, finalizó.

Gayà: «Si está claro quien ha insultado a Vinicius, para mí que no vuelva a entrar»

Valencia, 21 may (EFE).- El capitán del Valencia, José Luis Gayà, condenó cualquier insulto racista que pudiera haber recibido este domingo el jugador del Real Madrid Vinicius Jr. en el encuentro que ambos disputaron en Mestalla y pidió que si hay pruebas gráficas de lo ocurrido se sancione al aficionado que lo haya hecho.

“Condenamos todos los insultos y es más para eso están las cámaras. Si está claro quien ha sido para mí que no vuelva a entrar a un campo de fútbol. No tienen ningún sentidos los insultos racistas, porque nosotros también tenemos jugadores de color. No tiene sentido no lo entiendo”, aseguró en los micrófonos de Movistar LaLiga.

El jugador valenciano también criticó que Vinicius hiciera gestos a la grada con los que pareció indicar que el Valencia bajará a Segunda cuando se retiraba tras haber visto una tarjeta roja por una agresión a Hugo Duro.

“Hacer gestos de ‘a Segunda’ no está bien. Lo puedo entender, él intenta sacar de esa forma la rabia pero una cosa no quita la otra. Yo denuncio esos insultos racistas pero él tampoco puede hacer eso porque ha sido una minoría», apuntó.

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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