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1-1. Empate con un final loco en el que pudo pasar de todo

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EFE/Toni Albir/Archivo
El delantero uruguayo del Valencia, Edinson Cavani (d), celebra con su compañero Ilaix Moriba (i) tras marcar el 0-1 durante el partido de la jornada 10 de LaLiga disputado entre el Sevilla FC y el Valencia FC, en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán, en Sevilla. EFE/ Julio Muñoz

Sevilla, 18 oct (EFE).- El Sevilla y el Valencia empataron a uno en el partido que abrió en el Sánchez-Pizjuán la jornada décima de LaLiga, en el que los visitantes se adelantaron en la primera parte, los locales empataron en la segunda, pero en un loco final del choque, que se fue a los 104 minutos, pudo pasar de todo, la remontada del conjunto de Sampaoli y también la de la formación de Gattuso, que falló un penalti en la prolongación en el lanzamiento de Gayá.

Los valencianistas fueron muy superiores en el primer periodo, pero sólo se fueron con la renta del tempranero gol del uruguayo Edinson Cavani, mientras que los sevillistas apretaron mucho en la segunda y tuvieron el premio del tanto del argentino Erik Lamela, lo que abrió otro partido en el que pasó de todo, entre ello el penalti que el meta marroquí Yassine Bono le detuvo a José Luis Gayá en el minuto 102.

Afrontó el Sevilla este partido con algo mas de confianza tras haber enlazado tres encuentros consecutivos sin perder, los mismos que lleva el argentino Jorge Sampaoli al frente del equipo, quien debutó con empate a uno en LaLiga en este mismo escenario ante el Athletic Club, otro 1-1 en la ‘Champions’ en Alemania ante el Borussia Dortmund y la victoria del pasado sábado en Mallorca (0-1).

Ahora la misión era la de conseguir el primer triunfo de la temporada como local en el estadio de Nervión, donde los hispalenses habían acumulado hasta ahora una nefasta racha de seis partidos sin ganar, cuatro en LaLiga -Valladolid (1-1), Barcelona (0-3), Atlético de Madrid (0-2) y Athletic Club (1-1)- y dos en la ‘Champions’ -Manchester City (0-4) y Dortmund (1-4)-.

Para ello, el preparador argentino puso como gran novedad en la delantera a Rafa Mir, inédito hasta ahora con él y también en las últimas alineaciones de Julen Lopetegui, aunque, por contra, le dio descanso al central brasileño Marcao Teixeira, quien debutó como sevillista con Sampaoli y siempre había sido titular, aunque en ésta descansó por unas pequeñas molestias.

El italiano Gennaro Gattuso, que se presentaba por primera vez este curso en un partido intersemanal, pudo contar con Cavani, quien la pasada jornada logró en Mestalla ante el Elche (2-2) sus dos primeros goles como valencianista pero que no pudo jugar la segunda parte por una dolencia que sufrió en un tobillo.

Salió el equipo visitante intenso desde el pitido inicial, con una fuerte y adelantada presión que impidió a los locales salir de su campo, hasta el punto de que a los cinco minutos, en un centro lateral del francés Dimitri Foulquier, fue el propio Cavani el que cabeceó a gol muy solo ante un fallo en cadena de la defensa sevillista.

El tanto varió poco la disposición de los equipos sobre el terreno porque el Valencia tuvo mucho mas presencia en el centro del campo y controló bien la situación ante un rival que no supo enlazar con los hombres de arriba y que lo intentó en con un fútbol directo sin garantías.

Pese a ello, rebasado el primer cuarto de hora, el gran protagonista fue el meta valencianista, el georgiano Giorgi Mamardashvili, quien con dos paradones en un minuto impidió el empate, el primero tras un fuerte remate de Rafa Mir y después al rechazar sobre la línea de gol un cabezazo también del delantero cartagenero.

Fue un importante susto para los de Gattuso, pero pronto se recompusieron ante un Sevilla sin continuidad y muy impreciso en la defensa, en la que se echó de menos la seriedad de Marcao, lo que lastró su reacción y provocó la precipitación.

Todo ello lo vio Sampaoli desde la banda y a la media hora hizo el primer cambio, sacrificó al canterano José Ángel Carmona y metió al capitán Jesús Navas para reforzar un sistema defensivo que hacía aguas, de lo que el conjunto levantino se aprovechó una y otra vez, pero no lo suficiente para que ampliara la ventaja antes del descanso.

No tardó el técnico de Casilda en hacer nuevos cambios y en el inicio de la segunda parte hizo ingresar a su compatriota Lamela y al danés Thomas Delaney, sustituciones ofensivas al dejar fuera a los dos laterales argentinos, Marcos Acuña y Gonzalo Montiel.

Se vio ahora a un Sevilla con mas intensidad, e incluso a Rafa Mir se le anuló un gol por un ajustado fuera de juego, pero llegaron otras adversidades como la lesión del joven central francés Tanguy Nianzou, lo que le dio la oportunidad de salir a otro canterano, Kike Salas.

Los locales apretaron y el serbio Nemanja Gudelj se encontró con el larguero en un cabezazo tras un saque de esquina y muy poco después Alejandro ‘Papu’ Gómez también lo intentó con mucha intención pero el balón se le fue fuera.

El partido avanzó hacia su final sin que los de Sampaoli encontraran recompensa ante un equipo el de Gattuso que se recompuso con los cambios para reforzarse atrás y aguantar mejor el 0-1, lo que no pudo conseguir al empatar Lamela en el minuto 86 tras otro saque de córner.

Se abrió un partido nuevo e imprevisible porque se prolongó hasta los 104 minutos, en los que el Sevilla tuvo mas de una ocasión para poner el 2-1, aunque la decisiva jugada llegó en el penalti que Kike Salas le hizo a Justin Kluivert en el 101, lo que también motivó la expulsión del sevillista, pero en el lanzamiento apareció la parada de Bono para que el empate ya no se moviera.

– Ficha técnica:

1 – Sevilla: Bono; Montiel (Delaney, m.46), José Ángel Carmona (Jesús Navas, m.31), Nianzou (Kike Salas, m.58), Acuña (Lamela, m.46); Gudelj; Óliver Torres, Isco (Rakitic, m.69), ‘Papu’Gómez, Alex Telles; y Rafa Mir.

1 – Valencia: Mamardashvili; Foulquier (Nico, m.72), Cömert, Diakhaby, Gayà; Musah (Almeida, m.75), Hugo Guillamón, Moriba (Gabriel Paulista, m.75); Thierry Correia, Lino (Kluivert, m.63) y Cavani (Marcos André, m.63).

Goles: 0-1, M.05: Cavani. 1-1, M.86: Lamela.

Árbitro: César Soto Grado (Comité Riojano). Expulsó al sevillista Kike Salas en el minuto 101 por hacer falta en una clara ocasión de gol. Además, amonestó a los visitantes Lino (m.59), Foulquier (m.63), Nico (79), Kluivert (m.85), Diakhaby (m.94) y Gaya (m.97) y a los locales Delaney (m.63), Kike Salas (m.79), Rakitic (m.94) y ‘Papu’ Gómez (m.96).

Incidencias: Partido de la décima jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán ante 37.353 espectadores.

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Javi Guerra, 27-04-2023: radiografía de un gol que cambió el rumbo del Valencia

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Javi Guerra
La piña de compañeros, segundos después de haber marcado su celebrado tanto. EFE/ Kai Försterling/ARCHIVO

Nacho Herrero

València, 26 abr (OFFICIAL PRESS- EFE).- A las 21.25 del jueves 27 de abril de 2023, este sábado hace un año, Javi Guerra hizo estallar Mestalla con un gol en el descuento ante el Valladolid que sacó al Valencia del descenso y que en el imaginario colectivo del club ha quedado como punto de inflexión hacia una agónica salvación.

Cuando aquella tarde el autobús de la plantilla llegó a Mestalla sobre las 17.30, dos horas antes del choque de la jornada 31, le recibieron cientos de seguidores en la Avenida de Suecia, muchos de ellos jóvenes dada a hora.

Guerra, que tenía 19 años y cumplió 20 dieciséis días después, tenía sus cosas preparadas en el vestuario entre las de Alberto Marí y Jaume Doménech. No era una taquilla personalizada con su foto porque entonces tenía ficha del filial.

De hecho, llegaba con un escueto bagaje de 68 minutos en Primera que había conseguido en los anteriores once días y que se dividía entre los 18 en la derrota por 0-2 ante el Sevilla, incluidos ocho de descuento, y los 50, con cinco de prolongación y mucho más felices, del domingo anterior en Elche, donde hubo un desplazamiento masivo de aficionados.

Pese al 0-2 del Martínez Valero, el Valencia era decimoctavo, antepenúltimo, con 30 puntos, los mismos que el Almería, que era cuarto por la cola y que el día antes había aumentado la presión sobre los de Rubén Baraja al ganar en Getafe.

Aquella tarde, la angustia se disparó en Mestalla entre las 19.35 y las 20.43. Fueron casi setenta minutos en los que se asomó al abismo del descenso. A los seis de empezar el partido, un error de Mouctar Diakhaby en un control permitió a Cyle Larin adelantar al Valladolid. Cuarenta minutos después, Javi Puado marcó para el Espanyol en Vila-real. El equipo ‘perico’, que tenía 28 puntos, estuvo virtualmente durante media hora, con 31 y dejaba al Valencia penúltimo.

Antes de las 21 horas, la historia empezó a cambiar en los dos escenarios. Entre las 20.44 y las 20.54, Étienne Capoue y Dani Parejo le dieron la vuelta al marcador en La Cerámica. Sobre las 20.52 Mestalla había vivido su primera explosión de júbilo. Diakhaby remató un córner de cabeza sin aparente peligro pero el portero Jordi Masip, en otro error mayúsculo, pensó que iba fuera y dejó pasar el balón a su red.

Guerra lo vio desde el banquillo y saltó como un resorte. Se abrazó a Cenk Özkacar y a Marí, al que tenía a su izquierda en el banquillo tras haber salido a calentar su primer ‘vecino’, Diego López. En el asiento de la derecha tenía a Cristhian Mosquera.

Ese día acudieron a Mestalla 42.217 espectadores y un invitado: Kily González. El argentino había jugao su último partido oficial en Mestalla veinte años antes, cuando Guerra acababa de nacer. En verdad, los 27 de abril ya se veneraban en Mestalla antes del gol de Guerra y en parte era por él.

Aquel día pero en 2002, el Valencia recibió al Espanyol en la jornada 36. El equipo perico se adelantó, Amadeo Carboni fue expulsado y el sueño del título se esfumaba. Rafa Benítez dio entrada al Kily en el 66 y en el 78 el Valencia había enloquecido Mestalla con una remontada con dos asistencias suyas a Baraja. Ocho días después, el club conquistó la Liga tras más de treinta años de sequía.

De nuevo en 2023, pese a que el Espanyol ya perdía en Vila-real y el Valencia había recuperado un punto, el empate era poco consuelo. Se quedaba con 31 puntos, empatado con el Getafe en la frontera del descenso y ni eso parecía seguro. El Valladolid, inmerso también en la batalla por la permanencia, buscaba el triunfo e Iván Fresnada estrelló en el larguero el 1-2.

En el minuto 83, Baraja hizo entrar a Diego López y a Ilaix Moriba. En ese momento mandó a Guerra a calentar, al parecer, más por precaución que por otra cosa, porque la activación previa suele ser mucho más larga. Pero André Almeida estaba muy fatigado.

Guerra no estuvo en la banda ni cuatro minutos e incluso su calentamiento ‘exprés’ fue algo más largo porque Baraja le tuvo que llamar dos veces. Cuando el reloj marcaba 86 minutos y 57 segundos, su primera señal para que regresara y saliera confundió al jugador. Veinticinco segundos después, contrariado, tuvo que repetir la llamada para poder sustituir al luso.

El joven llegó a la carrera y se puso la camiseta que ahora guarda en su casa de Gilet y que colgaba de su silla con el número 36, el que se le asignó en pretemporada. No fue Baraja, con el que apenas intercambió un par de palabras, sino su ayudante, Toni Seligrat, quien le dio indicaciones.

Finalmente, entró en el minuto 88 y 35 segundos y participó en tres acciones antes de la jugada decisiva. En ella, frenó un contragolpe pucelano al interceptar un pase de Robert Kennedy y soltó a Ilaix un balón que pasó por Diego López y de nuevo por Moriba antes de regresar a sus pies.

Controló la pelota con el izquierdo y con el primer toque con el derecho dejó atrás a Óscar Plano; con el segundo y el tercero avanzó y retomó la zurda para disparar desde la cruceta de la línea del área con su corona. Su trallazo cruzado pasó juntó a Joaquín Fernández y entró por el palo más alejado de Masip. Era el minuto 92 y 9 segundos y llevaba apenas 214 segundos en el campo.

Como veintiún años antes hiciera Baraja tras marcar contra el Espanyol en esa misma portería del fondo norte, Guerra abrió los brazos cuando vio la pelota en la red. Como le pasó al vallisoletano, la inercia de la diagonal que había trazado le llevó al córner más cercano a la tribuna. Ambos goles comparten lugar de celebración y piña colectiva.

Guerra, algo incrédulo, se giró a mitad de su carrera. El primero que le alcanzó fue el capitán José Luis Gayà pero pronto llegaron otros, incluso el portero Giorgi Mamardashvili, que se recorrió todo el campo. Mestalla había explotado y los vídeos y las fotografías muestran euforia, liberación y algún torrente de lágrimas incontrolable.

Sobre la bocina del minuto 95, sin añadir más de los cinco minutos previstos, José Luis Munuera Montero, señaló el final. Sus tres pitidos pillaron a Guerra en el medio campo y Toni Lato y Hugo Duro se lanzaron a abrazarle. De ahí fueron todos al fondo sur a agradecer el apoyo de la Grada de Animación.

Fue entonces cuando se le avisó de que era el elegido para la ‘Flash Interview’ de la televisión con derechos. “Me la ha dado Ilaix y tampoco veía un pase claro. He amagado, me he ido del defensor que tenía y me dio por tirar”, explicaba.

Esa temporada Guerra había acumulado 2164 minutos en Primera RFEF con un único gol, ante el Espanyol B. Tampoco había visto puerta ante el Sevilla y el Elche ni, al parecer, apenas en Paterna. “Javi Guerra no ha metido un gol en un entrenamiento, os lo juro”, escribió jocoso esa noche Hugo Duro en las redes sociales.

Antes de retirarse al vestuario, Guerra abrazó a sus padres y a su abuelo que le esperaban en la grada más cercana al túnel. Con el anciano empezó a jugar al fútbol en el jardín de una urbanización de Canet entre dos árboles, y era él quien le llevaba en tren a Vila-real, puesto que se formó en la cantera ‘grogueta’ hasta 2019.

Tras un nuevo estallido de alegría en el vestuario, regresó al césped. Era de los que menos había jugado y tuvo que hacer el ‘compensatorio’, un suave entrenamiento, ya con las gradas vacías.

Baraja había llegado a la sala de prensa y desde allí le recomendó que apagara el móvil, se fuera a casa y le diera un abrazo a sus padres. No le hizo caso y salió a cenar con sus amigos, que le esperaban en la Avenida de Suecia, donde cinco horas antes había comenzado todo.

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