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Salud y Bienestar

La pandemia ha aumentado la hostilidad y la irritabilidad en personas sanas

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València, 17 dic (EFE).- Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universitat de València concluye que durante la pandemia ha aumentado la hostilidad y la irritabilidad en personas sin patologías previas, lo que ha afectado a las relaciones interpersonales, donde se hace más difícil la comunicación.

Selene Valero y José Gil, investigadores de la Facultad de Psicología y Logopedia de la UV, han estudiado los cambios en la conducta del sueño y la estabilidad emocional de pacientes tanto sanos como con patologías previas antes y después de la pandemia, a raíz de la cual se ha visto afectada la salud mental global.

El estudio de Valero y Gil, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos, ha mostrado que un 40 % de la muestra presenta síntomas graves o moderados de depresión, y que un 30 % afirma tener nerviosismo o preocupaciones recurrentes, síntomas típicos de la ansiedad.

El artículo, publicado en la revista Know and Share Psychology, indica que en las personas con algún tipo de enfermedad o trastorno previo solo ha empeorado su calidad de sueño durante la pandemia, pero no muestran mayor irritabilidad y no hay indicadores de que tengan mayores niveles de ansiedad o depresión.

Tampoco ha empeorado en estas personas la percepción de su propia vida, lo cual podría ser explicado por haber recibido tratamiento durante la pandemia, según informa este viernes la UV.

En las personas sin patologías previas, ha aumentado la hostilidad y la irritabilidad pero tienen menos problemas de sueño y se sienten más satisfechas con su vida.

«Es relevante valorar estos aspectos, porque permiten detectar de manera preventiva señales de riesgo en la adaptación a esta situación altamente estresante y prevenir el desarrollo de un trastorno psicológico o reducir la gravedad de los síntomas, señalan los autores.

Para llegar a estas conclusiones, Selene Valero y José Gil pidieron a las 69 personas participantes en el estudio completar un formulario que serviría para evaluar patrones de síntomas presentes en individuos de distintas patologías y trastornos psicológicos, así como establecer niveles de intensidad.

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Salud y Bienestar

¿Cómo comemos los valencianos? Esta es la alerta de los nutricionistas

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Nutricionistas alertan mala alimentación niños

Los niños y adolescentes son el segmento de población que peor se alimenta en la Comunitat Valenciana, a causa de la falta de tiempo para cocinar de las familias, la ausencia de menús planificados, las carencias en educación alimentaria y el consumo excesivo de productos ultraprocesados.

Así lo refleja el tercer informe ‘¿Cómo comemos en la Comunitat Valenciana?‘, elaborado por el Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana, que también expone que 9 de cada 10 pacientes que solicitan cita por primera vez con un dietista-nutricionista lo hacen por problemas de exceso de masa grasa.

El informe, que se elabora de manera bienal, concluye que los dietistas-nutricionistas otorgan un 6 sobre 10 a la alimentación de la población valenciana, lo que supone una mejora de 3 puntos con respecto con respecto a hace dos años.

Asimismo, ha detectado un cambio de tendencia entre los 31 y 45 años, en el que se percibe mayor adherencia a los hábitos de alimentación saludable, mientras que quienes mejor se alimentan son los mayores de 45 años.

El presidente del CODiNuCoVa, Luis Cabañas, ha explicado que han aumentado los casos de obesidad y sobrepeso entre los pacientes que acuden al nutricionista en la Comunitat Valenciana, donde el exceso de peso continúa representando uno de los principales problemas de salud pública, pues 1 de cada 2 personas adultas la padecen.

En el caso de la población de 5 a 14 años, el estudio muestra que «el 23 % de los menores valencianos padecen de exceso de peso», una tendencia al alza cada vez más visible que constituye un problema del presente y del futuro: un niño con problemas de exceso de peso hoy es un adulto con una patología el día de mañana.

Aunque el perfil mayoritario de los pacientes que acude a consultas de nutrición son mujeres, ha habido un aumento significativo de hombres, en la mayoría de los casos para mejorar su alimentación relacionada con la práctica deportiva, por ejemplo para ganar masa muscular o para complementar el deporte con una correcta alimentación.

Pero al igual que hace dos años, el estudio refleja que la población infantojuvenil es la que peor come. Las comidas menos saludables entre los menores de 18 años son el desayuno y la merienda, cuando se consumen productos «con alta cantidad de azúcar, sal o grasas de mala calidad».

«Los más pequeños de la casa han superado la ingesta de azúcar recomendada para un día sólo con el desayuno», explica la nutricionista María Alonso, que indica que ha aumentado en esta etapa la presencia de bollería y ultraprocesados, y siguen importantes carencias en consumo de fruta, verduras y hortalizas, legumbres y pescado.

Sin embargo, los valencianos y valencianas a partir de 30 años han experimentado un cambio en sus hábitos saludables respecto al informe de hace dos años. Son la edad más frecuente en consulta y no para pesar más o menos, sino buscan un cambio en su estilo de vida y en su dieta para hacerla más saludable y encontrarse mejor.

De esta forma, en la etapa de los 31 a 45 años cobran más protagonismo alimentos como las verduras y hortalizas o la carne, desaparece prácticamente el consumo de alimentos ultraprocesados y comida basura, y empiezan a optar más por alimentos frescos.

Este cambio se debe a que es una generación abierta al cambio de hábitos, con una franja de edad en la que empiezan a aparecer patologías típicas de edades mayores y la preocupación provoca un cambio en los estilos de vida, sumado al reconocimiento de la figura del dietista-nutricionista.

Quienes mejor se alimentan son los mayores de 45, pues a partir de esa edad hay un aumento en el consumo de alimentos frescos, muy relacionado con más poder adquisitivo: carne, pescado, frutas, verduras y hortalizas, con una alimentación más variada y equilibrada.

En mayores de 60 años empieza a pesar la soledad, los cambios de ritmo vitales o el cansancio y la falta de interés por cocinar, mientras que entre la población mayor de 75 años las limitaciones físicas y la falta de memoria puede derivar en una peor alimentación.

 

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