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Salud y Bienestar

Osteoporosis postmenopáusica: buscan variantes genéticas asociadas al riesgo de fractura

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Osteoporosis postmenopáusica

El Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA, del Hospital Clínico de València, ha iniciado un estudio que tiene como objetivo principal la detección de biomarcadores en la osteoporosis postmenopáusica asociados a la densidad mineral ósea y al riesgo de fractura por fragilidad.

El proyecto ‘Biomarcadores genéticos y epigenéticos en la osteoporosis postmenopáusica’ ha obtenido una ayuda de 115.000 euros del Ministerio de Ciencia e Innovación en la Convocatoria 2022 de Proyectos de Generación de Conocimiento, que cubrirá su financiación total, según informa este lunes la institución científica.

Se espera que los resultados del proyecto contribuyan al desarrollo de la medicina personalizada en la medida en que trata de identificar variantes genéticas asociadas a fenotipos óseos como la osteoporosis y la fractura ósea por fragilidad.

“Si nuestra hipótesis es correcta, los resultados obtenidos pueden contribuir a una mayor precisión en el diagnóstico y la prevención de la patología y, consecuentemente, a una mejora en la salud de nuestra población», ha asegurado Miguel Ángel García Pérez, investigador principal del proyecto.

Según García Pérez -coordinador del Grupo Investigación en Genética de la Osteoporosis de INCLIVA y catedrático de Genética en la Universitat de València (UV)-, «al tratarse la osteoporosis y la fractura ósea de patologías principalmente femeninas, existe una gran demanda social de incrementar la investigación y los recursos I+D+i para su erradicación”.

El investigador ha explicado que se espera que el proyecto ayude a mejorar el conocimiento de la población, especialmente de las mujeres, en relación con la osteoporosis y su consecuencia clínica más importante (la fractura ósea por fragilidad), cuáles son los factores de riesgo y cómo prevenirlos y actuar frente a ellos.

Asimismo, se espera que los hallazgos sobre nuevas variantes genéticas puedan ser aplicados en la industria a través del desarrollo de nuevos estudios, de nuevos tratamientos o de kits para la detección de alteraciones en los genes identificados.

 

La osteoporosis, una patología silenciosa

La osteoporosis, que en la UE afecta a 22,5 millones de mujeres y 5,5 millones de hombres, se define como “una enfermedad esquelética, caracterizada por una disminución de la resistencia ósea que predispone al paciente a un mayor riesgo de fractura”.

“Uno de los problemas principales es que la osteoporosis es una patología silenciosa, ya que suele manifestarse cuando ocurre una fractura ósea por fragilidad, de ahí la importancia en la prevención y su diagnóstico antes de que suceda la fractura”, ha indicado el doctor García Pérez, quien ha señalado que el proyecto, que acaba de ponerse en marcha, tiene una duración de tres años.

Gran parte de la investigación se dedicará a la caracterización genética de una cohorte de mujeres, la mayoría postmenopáusicas, buscando la identificación de variantes genéticas que estén asociadas a un mayor riesgo de osteoporosis o de fractura ósea.

La otra gran parte de la investigación –añade- se centra en la identificación y caracterización como potenciales biomarcadores de fractura ósea de unas pequeñas moléculas denominadas micro-RNAs.

El Grupo de Investigación en Genética de la Osteoporosis de INCLIVA cuenta con la colaboración del doctor Juan J. Tarín, del Grupo de Investigación en Salud de la Mujer de INCLIVA y catedrático de la UV, y también colabora habitualmente con el doctor Antonio Cano, coordinador del citado Grupo de Investigación en Salud de la Mujer y también catedrático de la UV.

Las muestras de sangre de pacientes con fractura ósea las aportará el doctor Damián Mifsut, del Grupo Investigación en Genética de la Osteoporosis y jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Francesc de Borja de Gandia.

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¿Sabes por qué no hay que chupar las cabezas de las gambas?

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chupar cabezas de gambas
PEXELS

Las gambas son uno de los mariscos más populares en la gastronomía, especialmente en celebraciones y cenas festivas. Su carne tierna y sabrosa es un manjar que muchos disfrutan en una gran variedad de platos, pero una parte de la gamba que causa controversia es su cabeza. Hay quienes disfrutan chupar las cabezas de las gambas para aprovechar todo su sabor, mientras que otros se abstienen de hacerlo por diversas razones. Entonces, ¿es seguro chupar las cabezas de las gambas? Aquí te contamos por qué es recomendable evitar esta práctica.

Las cabezas de las gambas: ¿una fuente de sabor o de riesgo?

Las cabezas de las gambas contienen una gran cantidad de jugos y una sustancia gelatinosa que, para muchos, tiene un sabor muy intenso y delicioso. Sin embargo, esta «delicadeza» puede ser más problemática de lo que parece.

1. Posibles contaminantes y toxinas

Una de las razones principales para evitar chupar las cabezas de las gambas es que estas partes del marisco pueden concentrar una gran cantidad de contaminantes. Las gambas, como otros mariscos, filtran el agua mientras se alimentan, lo que significa que las toxinas, los metales pesados, los pesticidas y los productos químicos presentes en el agua pueden acumularse en sus sistemas digestivos, especialmente en las cabezas.

Cadmio: el peligro oculto

Uno de los metales pesados más peligrosos que se acumula en las cabezas de los crustáceos es el cadmio, un metal tóxico que puede tener efectos nocivos a largo plazo. El cadmio se encuentra principalmente en la cabeza de las gambas, cigalas, langostinos, cangrejos y otros crustáceos, ya que es una zona donde se concentra una mayor cantidad de residuos provenientes de su sistema digestivo.

Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), es conveniente «limitar en la medida de lo posible» el consumo de la carne localizada en la cabeza de estos crustáceos para evitar la acumulación de cadmio en nuestro organismo. Este metal pesado es altamente perjudicial para la salud humana, ya que se acumula lentamente en los órganos, principalmente en el hígado y los riñones.

El cadmio tiene un potencial cancerígeno y su eliminación del organismo es extremadamente lenta, lo que significa que puede permanecer en el cuerpo durante años, incluso décadas. El cadmio tarda entre 10 y 30 años en eliminarse, lo que incrementa su peligrosidad con el paso del tiempo.

2. Bacterias y parásitos

El consumo de mariscos crudos o mal cocidos, incluida la práctica de chupar las cabezas, puede aumentar el riesgo de contraer infecciones bacterianas o parasitarias. Las gambas pueden albergar bacterias como Vibrio o Salmonella, que son responsables de enfermedades transmitidas por alimentos. Aunque el proceso de cocción suele eliminar estas bacterias, algunas veces los jugos concentrados en las cabezas pueden no estar completamente libres de bacterias, especialmente si las gambas no se han cocinado de manera adecuada.

3. El sistema digestivo de las gambas

En el sistema digestivo de las gambas, particularmente en las cabezas, se encuentran restos de su alimentación, como pequeños organismos o residuos que no siempre son visibles a simple vista. Al chupar la cabeza, podrías estar ingiriendo estos residuos, que, aunque no sean peligrosos en su mayoría, pueden resultar poco agradables o incluso causar malestar digestivo en algunas personas, sobre todo si el marisco no ha sido completamente fresco.

4. El impacto en la salud de los consumidores vulnerables

Para ciertos grupos de personas, como las mujeres embarazadas, los niños pequeños, las personas con sistemas inmunológicos comprometidos o las personas mayores, el riesgo asociado a consumir mariscos en mal estado o mal cocidos es aún mayor. Las toxinas, bacterias y parásitos presentes en las gambas pueden ser peligrosos para su salud, por lo que se recomienda tener precauciones adicionales en el consumo de mariscos, especialmente de las partes más propensas a concentrar estos riesgos, como las cabezas.

Beneficios de evitar chupar las cabezas de las gambas

  • Reducción del riesgo de enfermedades: Al evitar chupar las cabezas, reduces la posibilidad de ingerir contaminantes y bacterias presentes en los jugos o residuos del sistema digestivo de la gamba.
  • Sabor más controlado: Si bien las cabezas de las gambas pueden tener un sabor fuerte, se pueden aprovechar de forma más segura en caldos o sopas, donde el sabor se extrae y se distribuye en toda la preparación. De esta forma, puedes disfrutar del sabor sin los riesgos asociados.
  • Mejor digestión: Al no consumir las partes menos apetitosas de la gamba, como los residuos de su sistema digestivo, tu sistema digestivo podrá trabajar de forma más eficiente.

¿Es necesario evitarlo por completo?

Si bien no es necesario evitar por completo chupar las cabezas de las gambas, es importante ser consciente de los riesgos potenciales. Para quienes no quieran prescindir de esta costumbre, es fundamental asegurarse de que las gambas estén bien cocidas y sean de buena calidad, procedentes de fuentes fiables y limpias.

Si eres una persona que disfruta de este ritual, ten en cuenta que la seguridad alimentaria siempre debe ser la prioridad. Si tienes dudas sobre la frescura o la procedencia de las gambas, lo mejor es optar por disfrutarlas de manera más segura, como en platos cocidos donde los contaminantes puedan ser eliminados mediante un buen proceso de cocción.

Conclusión

Si bien las cabezas de las gambas pueden parecer deliciosas y ofrecer un sabor profundo, existen riesgos asociados con chuparlas, especialmente en cuanto a toxinas, bacterias y otros contaminantes que pueden concentrarse en esa parte del marisco. El cadmio, un metal pesado presente en las cabezas de los crustáceos, es uno de los principales peligros, ya que puede acumularse en el organismo y tener efectos tóxicos a largo plazo. La mejor opción es disfrutar de las gambas de manera segura, cocinándolas adecuadamente y considerando aprovechar sus cabezas en caldos o sopas para extraer su sabor de manera más controlada y saludable.

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