Síguenos

Firmas

’30 de mayo … y entonces sucedió que …’, por José Luis Fortea

Publicado

en

forteaJosé Luis Fortea

………en 2001, en España, el Tribunal Supremo en sentencia con fecha de 30 de mayo, emitía el fallo rechazando un recurso de casación presentado por la defensa de un ciudadano filipino, con residencia en España, que había sido considerado culpable y condenado por ello por la Audiencia Nacional de Sevilla, tres años antes, por dos delitos consumados, uno de detención ilegal y otro de lesiones dolosas y a dos delitos más en grado de tentativa (que es como se denomina a todo aquel que no ha podido ser concluido por causas ajenas al autor del mismo) uno de robo con violencia y otro de asesinato, por los que había sido condenado en sentencia firme a trece años de prisión, y que basaba su inocencia en el padecimiento, por parte de aquel, del denominado síndrome Amok, que en su opinión le aminoraba e incluso podía llegar a eximirle de su responsabilidad penal, siendo dicha argumentación la primera vez que se enjuiciaba en los tribunales españoles.

El aludido síndrome Amok, según el diccionario de la Real Academia española, es un término procedente de Malasia (meng-âmok), país ubicado en el continente asiático, que hace referencia a aquel “ataque de locura homicida”, consistente en un episodio mental disociativo en el que tras una ligera depresión se produce cierta explosión violenta de forma indiscriminada contra personas y objetos, tras los cuales, el sujeto sufre de amnesia súbita o bien acaba suicidándose.

Fue el psiquiatra estadounidense Joseph Westermeyer quien en 1972, tras realizar un estudio sobre este tema, diera a conocer la aludida expresión, considerando pues que el síndrome conlleva tres fases ineludiblemente conexas, un primer momento de tristeza y aflicción, al que le sigue uno de rabia salvaje e incontenida, para finalizar con uno de agotamiento que comporta en ocasiones el suicidio como punto y final.

El primer episodio de este tipo de ira incontrolada se le atribuye a Ernst Wagner, un alemán de 38 años, de la localidad de Degerloch, un suburbio de la ciudad de Stuttgart, cuando un 4 de septiembre de 1913, al despertarse, y tras acabar con la vida de su mujer y la de sus cuatro hijos, apuñalándoles, se dirigió hacía Mühlhausen, lugar en el que había trabajado como maestro, prendiendo fuego a cuatro establos que se encontró a su paso, asesinando a ocho personas, que huían despavoridas alarmadas por el fuego, e hiriendo a otras veinte. Abatido y dado por muerto, como consecuencia de las graves heridas que le habían propinado varios vecinos que habían conseguido darle alcance, este sin embargo logró recuperarse tras las oportunas curas realizadas, siendo tras la toma de su declaración ante las autoridades, considerado no apto para ser juzgado, al considerarse que presentaba una anomalía psíquica que le impedía en aquellos momentos actuar con lucidez.

Así por ejemplo, el 18 de mayo de 1927, en los alrededores de la localidad de Bath, en Michigan, Andrew Kehoe, considerado un tanto meticuloso y “un tipo raro” por sus vecinos, al que por las continuas explosiones que se escuchaban desde su granja le acabarían apodando el “granjero dinamita”, a sus 55 años, a las nueve menos cuarto de la mañana detonó el edificio de la escuela, matando a treinta y ocho niños, siete profesores e hiriendo a sesenta y siete personas. Cuando la policía se dirigió a su granja comprobó que esta de igual forma había sido destruida, encontrando en la puerta de acceso a esta un cartel que decía, “los criminales no nacen, se hacen”.

Los sucesos de esta índole se han dado desde entonces en innumerables ocasiones, siendo noticia y portada de los principales periódicos de todo el mundo, causando siempre la misma sensación de estupor y asombro, objeto de relatos narrativos, como la novela “Cell” de Stephen King e incluso el argumento principal de alguna película, como “un día de furia” protagonizada por Michael Douglas y Robert Duvall.

Los nombres de la siguiente historia real son ficticios, preservando de esta manera la identidad de quienes padecieron los mismos o de quien siendo el actor principal ha satisfecho su deuda con la sociedad, mediante el cumplimiento de su pena, eximiendo por tanto su responsabilidad.

Todo comenzó la noche del jueves 11 de junio de 1998, en la ciudad andaluza de Sevilla, cuando el matrimonio Pérez Quintana había planeado marcharse al chalet que tenían en Sotogrande, en la provincia de Cádiz, a unos doscientos kilómetros de distancia, para preparar un fin de semana en familia, donde acudirían el sábado día 13 algunos familiares y amigos para ver el partido de la selección española, que debutaba en el mundial de Francia, a las dos y media de la tarde, contra la selección de Nigeria (partido en el que aunque España se llegaría a adelantar en dos ocasiones, con goles de Hierro y Raúl, acabaría perdiendo por 2 a 3).

Catalina, la hija mayor que se encontraba estudiando primero de derecho, al día siguiente, viernes 12 de junio, tenía un examen final de derecho Civil, por lo que había decidido quedarse esa noche en la capital andaluza y reunirse con ellos, una vez finalizado este, dejando en casa y acompañándola, a Jomar Vanly el hijo del matrimonio de origen filipino que trabajaba con la familia desde hacía muchos, como personal doméstico, considerados estos ya como parte integrante de la familia.

Al acabar el último repaso, a las once y media de la noche, apaga la luz. Media hora más tarde, sobre las doce, Catalina se inquieta al escuchar pasos en el pasillo que conduce a su habitación, acompañados de fuertes golpes en el mobiliario que hay en aquella zona, abriéndose la puerta de un fuerte topetazo, sin darle casi tiempo a reaccionar, viendo como Jomar, con una navaja en la mano tipo mariposa, de las llamadas de abanico, abierta esta, con una hoja de unos diez centímetros de longitud, se abalanza sobre ella, quien en un acto reflejo para protegerse intenta arrebatársela con la mano izquierda mientras se cubre la cara con la que tiene libre, sufriendo un amplio y profundo corte en la misma palma, comenzando a sangrar abundantemente.

Este la inmoviliza y la amenaza de muerte si no permanece en silencio y colabora con él, explicándole el motivo de su agresión, es consecuencia, al parecer, de una deuda contraída en una serie de apuestas en el juego, de una cantidad que ascendería a las quinientas mil, de las antiguas pesetas.

Haciéndole ver que en casa no disponía de semejante cantidad, pero sí que podrían acudir a un cajero para retirar una suma parecida, con la intención de una vez en el exterior, solicitar ayuda, salen por las calles de la ciudad en busca de uno de estos dispositivos.

Una vez se encuentran recorriendo las oscuras calles de Sevilla en el momento que la joven ve la ocasión perfecta solicita ayuda de un viandante, momento de cierta confusión que aprovecha para echar a correr, aunque no tardaría en ser alcanzada por el joven filipino que de un golpe seco logra echarla al firme, golpeándola insistentemente, procediendo a saltar sobre su cuerpo y su cabeza, al menos en seis ocasiones, produciéndole heridas graves, de diversa consideración, entre las que se encuentran, luxaciones, y una rotura del maxilar inferior, así como varias magulladuras y laceraciones, pérdida de varias piezas dentales, contusiones y un profundo corte en la parte interna de la palma de la mano.

El joven fue detenido por la policía local de Sevilla, ingresando esa misma noche en prisión a la espera de juicio oral, que una vez celebrado, lo consideraría culpable de los delitos arriba mencionados condenándole a las penas igualmente señaladas de trece años de prisión.

La defensa fue entonces cuando argumentó mediante informe pericial, que su patrocinado, el joven Jomar Vanly, con pasaporte filipino y residencia en Sevilla, sin antecedentes penales, había sufrido uno de estos episodios del síndrome de Amok, llegando este argumento a ser rechazado por la Audiencia de Sevilla, que acabaría determinando  que el acusado no había mostrado rasgos disociativos, ni amnesia posterior, ni siquiera consternación o arrepentimiento.

Posteriormente sería el Tribunal Supremo con fecha de un 30 de mayo, como hoy, de hace dieciséis años, quien rechazaría el recurso de casación por infracción de ley interpuesto por la aludida defensa, mediante la resolución 4520.

Advertisement
Click para comentar

Tienes que estar registrado para comentar Acceder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Deportes

Valencia-Alavés| Javi López sella la permanencia del Alavés y aleja al Valencia de Europa (0-1)

Publicado

en

Valencia-Alavés
El delantero del Valencia, Peter Federico, se lamenta de una ocasión fallada durante el encuentro correspondiente a la jornada 34 de Primera División que disputaron Valencia y Alavés en el estadio de Mestalla, en Valencia. EFE / Kai Forsterling.

Valencia, 5 may (OFFICIAL PRESS-EFE).- Javi López selló este domingo la permanencia del Alavés en Mestalla con un zurdazo que aleja al Valencia de Europa tras un partido malo y sin ritmo en el que perdió por lesión a Jaume Doménech y vio anulado un gol de Diego López por fuera de juego posicional de Peter Federico.

El Valencia no pudo seguir este domingo la estela de Europa y encadena tres derrotas consecutivas que le alejan en cinco puntos de la séptima plaza, mientras que el Alavés, que llegaba a Mestalla crecido con dos triunfos consecutivos, se impuso para lograr el objetivo de la permanencia en la temporada de su vuelta a Primera División.

El partido comenzó agitado y accidentado. Diego López falló una ocasión clarísima después de un buen pase de Peter Federico y un remate de Kike se estrelló en el palo local cuando solo habían pasado siete minutos de juego tras un inicio en el que en el que Jaume Doménech perdió la bota por una falta del propio Kike tras una salida comprometida.

El desorden y las imprecisiones marcaron un duelo sin dominador en el que imperaban los balones largos y los contraataques rápidos que se quedaban en nada. El Valencia lo intentaba por la izquierda con unos poco acertados Almeida y Diego López, mientras que el Alavés, con amarillas para Antonio Blanco y Tenaglia, centraba todo su ataque en un Kike muy incisivo.

Cumplida la media hora de juego, Jaume Doménech, que sintió molestias aparentemente en la zona del cuádriceps tras una acción con Kike, pidió el cambio entre lágrimas y cedió el brazalete a Cristian Rivero, que debutó en Liga con el club blanquinegro y lo hizo como capitán.

Rivero, que llevaba más de tres años sin jugar un partido oficial, blocó el primer balón que le llegó y la primera mitad se acabó sin ocasiones claras más allá de una buena acción defensiva de Gorosabel para cortar un balón filtrado de Almeida para Diego López.

La segunda parte comenzó de igual manera que la primera, con una ocasión clara que el Valencia desperdició. El juego se reanudó con la entrada de Sergi Canós por Almeida, que tuvo nada más salir un chut que se estrelló en el palo, pero el partido volvió a caer otra vez en un ritmo tedioso.

Peter Federico lo intentaba con todo, pero el Alavés, que también sufrió la lesión de Gorosabel, aguantaba sólido en defensa ante un Valencia lejos de su mejor versión que no encontraba a Hugo Duro y que comenzó a venirse abajo al sentir Europa lejos.

Poco a poco el Alavés se seníió más cómodo, cada vez se aproximaba más a la meta de Rivero y llegó la recompensa. Tras un córner botado por Carlos Vicente, Javi López apareció desde atrás para poner el 0-1 con un zurdazo raso (m.68) que fue igualado seis minutos después por Diego López, pero su gol fue anulado por fuera de juego posicional de Peter Federico.

El Valencia lo intentó con todo, pero no fue capaz de sacar el nivel demostrado en toda la competición liguera ante un Alavés que supo aguantar ordenado delante de Sivera, que fue solvente en las pocas acciones de peligro que creó el Valencia en el tramo final.

Ficha técnica del Valencia-Alavés:

0 – Valencia: Jaume Doménech (Rivero, m.34); Thierry (Foulquier, m.76), Mosquera, Yarek, Jesús Vázquez (Cenk, m.66); Peter Federico (Yaremchuk, m.76), Pepelu, Javi Guerra, Diego López; André Almeida (Canós, m.46), Hugo Duro.

1 – Alavés: Sivera; Gorosabel (Rafa Marín, m.54), Tenaglia, Abqar, Javi López; Benavídez, Blanco (Guevara, m.72), Guridi (Sola, m.89); Giuliano, Carlos Vicente (Luis Rioja, m.89) y Kike (Samu, m.72).

Goles: 0-1, m.68: Javi López.

Árbitro: Melero López (Comité andaluz). Amonestó a Hugo Duro por parte de los visitantes y a Blanco, Tengalia y Samu por parte de los visitantes.

Incidencias: Partido de la trigésimo cuarta jornada de la Liga EA Sports disputado en el Estadio de Mestalla ante 44.633 espectadores. Los seis jugadores del Valencia recientemente campeones de España con la selección de la Comunidad Valenciana sub14 salieron al terreno de juego y el capitán, Vicent Ferrer, realizó el saque de honor.

Paula Lerín

Puedes seguir toda la actualidad visitando Official Press o en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter o Instagram.

 

Continuar leyendo