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Amparo Fabra, galardonada por su contribución a la indumentaria valenciana

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La Falla Almirante Cadarso – Conde Altea, en su iniciativa por contribuir a una sociedad más igualitaria, ha celebrado una gala para reconocer la trayectoria y destacadas aportaciones de 12 mujeres en sus respectivas profesiones al panorama político, económico y social valenciano.

Entre las homenajeadas, la conocida indumentarista Amparo Fabra ha sido galardonada por su importante dedicación a la indumentaria valenciana. En sus cerca de 40 años de historia, Fabra ha contribuido al estudio y difusión de la vestimenta tradicional y regional, reproduciendo con cariño y detalle la historia del traje de valenciana en cada una de las creaciones que salen de su taller.

Todo ello le ha valido, además de un reputado prestigio social, numerosos reconocimientos como el Galardón Vicente Enguídanos, el Premio Berni, y la Aguja de Brillantes que anualmente otorga el Gremio de Sastres y Modistas de la Comunitat Valenciana. Su preocupación y defensa por la indumentaria valenciana le ha llevado a ser Presidenta de la Fundación del Colegio del Arte Mayor de la Seda, así como miembro activo de su Junta de Gobierno y Vicepresidenta del Gremio de Sastres y Modistas.

Ante la proximidad de la celebración del Día de la Mujer, y en su apoyo por reconocer el significativo papel de la mujer en la sociedad actual, bajo el lema ‘Almirall amb la dona’, la comisión de la Gran Vía ha rendido homenaje a 12 mujeres referentes en la sociedad valenciana.

“Estas 12 mujeres a las que galardonamos son un orgullo para nuestra ciudad, ya que cada una de ellas, en sus diferentes disciplinas, han hecho que defender la igualdad para la mujer en la sociedad no sea simplemente una declaración de intenciones, sino una realidad. Ellas han demostrado con creces que el género no define el límite de las personas, sino que cada hombre y mujer alcanza en la vida todo lo que su esfuerzo le empuja a lograr”, comenta D. Vicente Fuster, ginecólogo y Presidente de la falla Almirante Cadarso-Conde Altea.

Amparo Fabra recibía emocionada el premio de manos de su amiga Mª Luisa Llorens, miembro de la citada comisión y quien durante años fue parte activa en la conocida firma sedera de Rafael Catalá.

«Es un honor para mí recibir este premio por mis 38 años de dedicación a la indumentaria Valenciana», apuntaba Fabra nada más recoger el galardón, a la vez que revelaba que lo que más le aporta de su profesión «es el trato familiar de mis clientes. Pues yo he vestido una tercera generación y eso es precioso».

En un momento tan especial, la indumentarista ha tenido palabras para su equipo, de quien afirma sentirse «orgullosa de haber formado un equipo de profesionales los cuales adoran la indumentaria, saben lo que es la historia del vestido valenciano y son ya los que rigen la empresa de Amparo Fabra».

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GALERÍA| El emotivo encuentro de la Corte de 1998

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Corte de Honor 1998
Corte de Honor y Fallera Mayor de Valencia 1998-OFFICIAL PRESS

El pasado sábado, trece mujeres se reunieron para celebrar un evento cargado de recuerdos y emociones. Estas mujeres, que en 1998 fueron elegidas como Corte de Honor y Fallera Mayor de Valencia, se reencontraron 26 años después para rememorar uno de los momentos más significativos de sus vidas.

La Corte de Honor 1998

Corte y Fallera Mayor de Valencia 1998-Foto: JUNTA CENTRAL FALLERA

Inés Fresneda, Merche Ballester, Loles Fernández, Vicky Martínez, Gloria Torres, Victoria Bayarri, Auxi Pérez, Teresa Moret, Mª José Romero, Mónica Taberner, Marigi Usano, Vanessa Arnal y Susana Remohí fueron las representantes del mundo fallero en 1998.

Un año inolvidable

Para estas mujeres, el año 1998 marcó un antes y un después. Ser elegidas para formar parte de la Corte de Honor y, especialmente, ser nombrada Fallera Mayor de Valencia, es un honor que pocas pueden experimentar. Durante aquel año, compartieron experiencias únicas, desfiles, actos oficiales y una conexión especial que las unió de por vida. Las Fallas, más que una fiesta, son una tradición que tiene el poder de crear lazos profundos y duraderos entre quienes las viven intensamente.

Un reencuentro cargado de emociones

El reencuentro se celebró con una comida a la que asistieron no solo las trece integrantes de la Corte de 1998, sino también sus padres, parejas y los más pequeños. Este encuentro permitió que cada una compartiera cómo había cambiado su vida desde aquel entonces, y cómo la experiencia de ser parte de la Corte de Honor había influido en sus trayectorias personales y profesionales.

Aunque no todos los padres y parejas pudieron asistir, ya que la vida inevitablemente se lleva a personas queridas, la reunión fue un homenaje a los momentos compartidos y a aquellos que ya no están. Las ausencias fueron sentidas profundamente, pero también se celebró la alegría de poder reencontrarse y recordar juntos aquellos días especiales.

Las Fallas: Una tradición que une y transforma

Las Fallas son mucho más que una celebración; son una manifestación cultural que une a las personas y transforma vidas. Para estas trece mujeres, ser parte de la Corte de Honor no solo les dio la oportunidad de representar a Valencia y su tradición, sino que también les proporcionó una experiencia compartida que ha perdurado a lo largo de los años.

Durante la comida, se compartieron anécdotas, risas y, cómo no, algunas lágrimas de nostalgia. Cada una recordó con cariño los momentos vividos juntas, desde los preparativos hasta los actos oficiales, pasando por los momentos únicos que solo pueden vivir ellas y apoyo mutuo. Las Fallas de 1998 no solo las unieron como compañeras, sino como amigas que han mantenido el contacto y la conexión a lo largo de más de dos décadas.

Un vínculo inquebrantable

El reencuentro de la Corte de 1998 es un testimonio del poder de las Fallas para crear vínculos duraderos. Para estas mujeres, la experiencia de ser parte de la Corte de Honor fue un momento que marcó sus vidas de manera profunda y significativa.

El emotivo encuentro de la Corte de 1998 es una muestra más de cómo las Fallas pueden cambiar vidas y unir a las personas en una experiencia compartida de celebración, cultura y tradición. Aunque el tiempo pase y las circunstancias cambien, los lazos creados en torno a esta fiesta tan especial permanecen fuertes y significativos.

La capacidad de unir personas

Este reencuentro no solo fue una oportunidad para recordar el pasado, sino también para celebrar el presente y mirar hacia el futuro con la esperanza de seguir compartiendo momentos inolvidables. Las Fallas, una vez más, demostraron su capacidad para unir a las personas y transformar vidas, creando recuerdos que perduran para siempre.

El emotivo encuentro de la Corte de 1998, en imágenes:

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