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#LaGranotera|’La gran mentira de la ley del fútbol’, por Dani Hermosilla

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DANI HERMOSILLA

Minuto 91, Jurado, un futbolista estilista pero venido a menos, caracoleaba por la zona de ataque de un Levante acojonado, lisiado, encerrado, timorato, temeroso de perder por fin la ventaja. En la llotja el consejo -literalmente, los que vienen a decir lo que hay que hacer- contento pero nervioso por dos motivos: primero, el equipo estaba a punto de ganar; segundo: se evitaban el marrón de tener que cargarse al entrenador. Y todo, a pesar de que el presidente, Quico Catalán, huía de la quema como el que más. No es de buen presidente cargarse entrenadores. Y no quería que nadie le acusara de ser el responsable de destituir al entrenador del ascenso. Todos tenemos presente la decisión de Pedro Villarroel, quien ya he dicho en más de una ocasión que está volviendo a hablar cuando lo que debía de hacer es callarse y no marear, de no renovar al entrenador del ascenso, el querido Manolo Preciado, que luego haría historia con el Sporting de Gijón, o de cargarse a 5 entrenadores una temporada, a golpe de ‘no me sirven para nada, yo les hago las alineaciones’, como se jactaba de decir. Evidentemente, de eso nada.

Del minuto 90 al 91, el futuro del Levante era otro. Hasta el 90, un mensaje (un triunfo necesario, esperemos que sea un punto de inflexión, es la victoria que hacía falta para mejorar la moral de la tropa….) A partir del 91, la hecatombe  (el fútbol son resultados, agradecemos a Muñiz el trabajo realizado y su contribución al ascenso, etc.) Tururú. Es el fútbol, dicen incluso los entrenadores. Es el síndrome de Estocolmo que muchos de ellos tienen para explicar lo inexplicable: la destitución de entrenadores no responde a ninguna lógica. La única, en todo caso, sería la de ‘hay que hacer algo’ o ‘antes que se giren al palco, rompamos la cuerda por la parte más débil.

El presidente, con quien he coincidido en varios desplazamientos obviando en todo momento de hablar de estos temas, ha cometido muchos errores en esta crisis. Ya lo he dicho: gobernar sin actuar, es legítimo, pero poco inteligente. Dejar que sean las cosas las que se solucionan, mala decisión. Y decidir en función de los acontecimientos, también. Digo que Quico ha hecho un Rajoy. Sólo decido cuando no hay más remedio, y además no digo la mía, no doy explicaciones. Yo pedí la destitución de Muñiz, porque era imposible gobernar la nave sin que nadie -sólo Muñiz- saliera a la palestra a opinar sobre la situación del club, la gestión deportiva, los fichajes. Todo. Muchos habláis de que ‘Muñiz no es el culpable, no le han dado herramientas’. Puede, pero no estaría muy seguro. El míster ha cometido errores, el más grave el partido de Anoeta, lanzando un mensaje que su equipo no recogió. No sé si por carácter o por qué, lo cierto es que la etapa de Muñiz en el Levante se agotaba. Sin respuesta favorable del presidente, sin una hoja de ruta clara por parte de los estamentos deportivos, sólo fiando la suerte del míster a los resultados… Para eso, no necesitamos un consejo. Creamos un algoritmo y le decimos, si en tantas jornadas no se llega a este objetivo, directamente extinguimos el contrato del entrenador. Es lo que hacen las nuevas tecnologías. Le metes unos datos a un sistema y -de forma más compleja de lo que se puede escribir- te dan una solución o, directamente, te dan la decisión. Coeficiente 25 de 100, Muñiz cesado.

Soluciones…

Yo lo tengo claro. Me arremango, me voy a Buñol. Luz y taquígrafos. Abro el vestuario, invito a los medios. Reunión presidente, entrenador y plantilla. Este es el entrenador del Levante y va a cumplir su contrato. Aquí todos estamos con él. Mensaje a la afición: Muñiz toma las decisiones y tiene competencias en las decisiones deportivas del club. Con la dirección deportiva, a la que se elige en un complejo proceso de selección, le marco unos parámetros: cantera, formación, trabajo a largo plazo, características de jugadores, informes completos de futbolistas, prohibición de firmar jugadores por video, establecimiento de medidas para mejorar contactos profesionales con otros clubes… reuniones periódicas entre cuerpo técnico y deportivo. Jugadores con proyección, Escuela de Fútbol orientada a sacar futbolistas para el primer equipo no para estar en tal categoría. Todo, absolutamente todo, dirigido y planificado. No se puede pretender firmar a Lucas Alcaraz y a Rubi, como no se puede mezclar el agua y el aceite. Creo que los clubes en España se rigen por la estrategia del salto de la mata, del viejo consejo -directiva- que sólo se diferencia de la charla de bar en que se la añade glamour. El Levante necesita un plan de acción, como lo ha hecho en otros apartados, como el área social, invitando a la ciudad a, a través de la secciones, ampliar su influencia sobre la sociedad. Chapeau. Ahora, el Levante tiene la oportunidad de innovar, de mejorar también el modelo deportivo, de desterrar viejas formas de gestionar, de profesionalizar al máximo las decisiones del club y de sentar las bases para que todo se juegue a la ruleta de lo de siempre: entrenador, director deportivo, presidente. Y, cuando ya no queda nadie, los jugadores, que son muy golfos. Hoja de ruta de los tópicos de una crisis futbolera. Rompamos ya con eso, por favor.

Paco López, un fenómeno

El nuevo técnico del Levante no ha hablado de fútbol en su presentación, ni sistemas… Ha hablado de cabeza, de devolver la confianza a los jugadores. Uyyy. Y en las redes pidiendo a Bardhi -que, quitado los goles de falta que ha marcado, que alguien me explique qué ha hecho- y matando a los (dicen) amigos del míster: Jason, Campaña, Chema, Postigo… Paco me lleva a otra época, a otro fútbol, a otra relación de jugadores con periodistas. Un tío próximo, al que entrevisté innumerables ocasiones. Ha tenido la ‘suerte’ (sí, porque entrenar en primera división es tener mucha suerte) de encontrar esta oportunidad. Es un tío capaz, sabe de ésto, y me da, por lo poco que he visto a sus equipos, que tiene carácter, el que tenía como jugador. Paco no va a revolucionar táctica o técnicamente al equipo. No da tiempo. Sí tendrá la mente más clara que la última etapa de Muñiz a quien la falta de resultados y la presión del entorno, muy crítico con su labor, creo que le acabó por descentrar. Que ha cometido errores groseros, por supuesto y que tal vez esta temporada no ha elegido el punto de equilibrio del equipo entre ‘jugar con balón o sin balón’ o ubicar la defensa más arriba o donde siempre. El equipo estuvo falta de otras ideas, de un plan B o incluso C. Y eso está en el debe de Muñiz. De Tito, más allá de los nombres, está el imperdonable hecho de no haber buscado opciones del mercado anteriores al cierre del mercado. Los futbolistas… yo prefiero juzgarlos con más perspectiva. He escuchado frases gruesas sobre Boateng. No seré yo quien le diga a cualquiera que así no se trata a una persona, pero sí diré que la historia del fútbol está lleno de paquetes  a los que luego el fútbol le ha colmado de virtudes. El más sonoro que recuerdo el de Andoni Zubizarreta, al quien Xabier Clemente hizo debutar, con todo San Mamés en contra, un campo que acabo rendido al juego y las virtudes del guardameta internacional. Quasi res porta el diari, que diría aquell. Esperem que la màgia torne al llevantinisme i que la destitució i una possible salvació no estiguen renyides. Sort Paco; bon vent… míster Muñiz.

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ANÁLISIS| Una década del desembarco de Peter Lim en el Valencia

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valencia de peter lim
EFE/ Biel Alino

València, 17 mayo (OFFICIAL PRESS- EFE).-El desembarco de Peter Lim en el Valencia a través de la empresa Meriton Holdings cumple este viernes una década, pues hace ahora diez años la Fundación Valencia CF, que contaba con la mayoría accionarial del club, aprobó la venta de su participación en la entidad a la compañía singapurense por cien millones de euros.

El proyecto de Peter Lim ofrecía pagar 94 millones de euros a la Fundación y donar seis millones en sendos años para actividades de la misma, mientras prometía una inversión de hasta sesenta millones de euros el primer año y un préstamo al club de otros doscientos para mejorar su tesorería, en una de las muchas promesas realizadas y que explicó el presidente de la Fundación Valencia CF, Aurelio Martínez, en la rueda de prensa posterior a aprobar la venta.

Martínez explicó que el magnate ponía a la venta el estadio de Mestalla con un precio de salida de 150 millones de euros y daba dos años para encontrar comprador; de no hacerlo, pondría él esa cantidad para acabar el nuevo campo de la avenida de Las Cortes Valencianas -el Nou Mestalla- y que estuviera para el centenario del club en marzo de 2019, una operación que nunca se concretó.

De hecho, Martínez incidió en que la opción de Meriton era «la más respetuosa con el pequeño accionista», a pesar de que ha pasado de controlar el 70 % de la entidad a ser propietario de más del 90 % debido a las sucesivas ampliaciones de capital realizadas por la entidad para que el club no entrara en causa de disolución por sus pérdidas presupuestarias.

Precisamente un día después de confirmar que el Valencia se quedará fuera de competición europea por quinta campaña consecutiva, este viernes se cumple una década desde que los veintidós patronos de la Fundación Valencia CF votaran a favor de esa propuesta, que se adoptó con el voto favorable de todos los asistentes.

El Valencia de Peter Lim

El patronato estudió los siete proyectos interesados en adquirir el club, que previamente habían sido analizados por una comisión gestora creada al efecto y en la que participaron la Fundación Valencia CF, el Valencia CF, Bankia y la Generalitat.

Finalmente se eligió el proyecto de Lim, que, sin embargo, ha distado mucho de la realidad que se prometió durante esta década, en la que el Valencia ha pasado de ser el octavo mejor equipo europeo, según el ranking UEFA, a posicionarse el número 94, ha pasado a acumular más de 1.500 días sin jugar Europa o ha tenido hasta quince cambios de entrenador.

Muchos de esos técnicos, como Gary Neville, Pako Ayestaran o Albert Celades, han sido primerizos en Primera División, una situación que también se ha repetido en el área ejecutiva del club, donde los dos presidentes, tanto Layhoon Chan como Anil Murthy, no habían tenido experiencia en una entidad de fútbol.

El Valencia, cuarto en la clasificación histórica de la Liga y que llegó a ser tercero antes de la llegada de Lim al club, acumula ya cinco temporadas consecutivas sin pisar Europa y su racha se alargará, como mínimo, hasta los 1.900 días sin competición europea, fruto de la gestión y desinversión del magnate singapurense, que tuvo en el club de Mestalla su segundo intento de hacerse con un club europeo después de haber pujado también por el Liverpool en 2010, aunque en aquella ocasión su propuesta no fue la elegida.

Su presentación en Valencia

Su primera aparición pública en el proceso de venta del club tuvo lugar el 22 de diciembre de 2013, cuando el presidente del club, Amadeo Salvo, convocó una rueda de prensa para explicar que se había recibido una oferta de Lim que consideró muy favorable. Salvo se mostró convencido de que no iba a haber «otra igual, no sólo por el importe económico sino por el proyecto global y por el talante».

La oferta, presentada al banco y explicada a la Generalitat a principios de diciembre, tenía como límite para ser aceptada el 15 de enero, pero nunca recibió una contestación oficial, pues el 10 de diciembre, antes de que ésta fuera pública pero cuando ya había sido efectuada, Bankia propuso un proceso abierto para encontrar un nuevo inversor.

En ese segundo proceso, pese a que parece que llegó a esbozar alguna propuesta, Salvo aseguró que Lim no llegó a participar formalmente «porque no le daba seguridad», pero cuando se inició el tercer y definitivo proceso la propuesta de Lim se activó por tercera vez y fue una de las siete que se recibieron dentro del plazo marcado para ser estudiado por la comisión gestora.

Todavía quedaron varios pasos, como la aprobación definitiva de la venta y la negociación con Bankia por la reestructuración de la deuda -incluida una quita- que se terminó firmando a lo largo del verano, pero el nombre de Peter Lim quedó ya ligado al Valencia.

‘Benvingut Peter Lim’

Ese furor inicial del aficionado valencianista, que se tradujo incluso en el tifo ‘Benvingut Peter Lim’ durante un encuentro en la campaña 2014-15, fue desapareciendo año tras año y, sobre todo, decisión tras decisión, lo que ha llevado a la afición del Valencia a vaciar Mestalla hace un par de años, a lucir carteles amarillos que dicen ‘Lim Go Home’ -Peter, vete ya- y a que Libertad VCF, uno de los grupos opositores de Lim, prepare un nuevo vaciado de Mestalla este próximo domingo ante el Girona para reclamar su marcha y pedir a las instituciones que no pacten con el club por el Nou Mestalla.

La historia de amor que empezó siendo se ha convertido en una auténtica pesadilla para el valencianismo, que censura que el Valencia se empequeñezca año tras año, siga sin entrar en Europa, un lugar habitual para la historia del club, y no pelee por los títulos.

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