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Diario de una mujer infiel (Capítulo 2)

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Diario de una mujer infiel Foto: PIXABAY

Aitana es una mujer fiel. Tiene una vida aparentemente perfecta junto a su marido, el amor de toda una vida. Pero, de pronto todo cambia, otro hombre se cruza en su camino…

Hace unos meses decidimos lanzar el canal Official Press Radio centrado en podcast de psicología, bienestar y relaciones de pareja. Un proyecto centrado en ayudar a todo aquel que le inquiete o le preocupe algún tema en particular. Publicamos nuestro primer podcast con nuestra psicóloga de cabecera y experta en relaciones de pareja Emma Trilles sobre ‘Cuándo saber si es amor’ y ahí empieza esta historia. Nuestra sorpresa fue el encontrarnos varios emails de nuestros lectores y oyentes trasladando a la psicóloga sus problemas o dudas sobre aspectos de sus vidas y entre ellos llegó el email de nuestra protagonista: Aitana, una chica procedente del norte de España, que nos trasladó su situación. Obviamente, Aitana no es su nombre real, es ficticio para proteger la verdadera identidad de esta mujer que capítulo a capítulo nos contará su vida como infiel. Ésta sí es real.

clan-Destino: Diario de una mujer infiel

Capítulo 1: El encuentro

Apenas superas los 30. Una chica de lo más normal… Estatura media, delgada, melena a la altura de los hombros, rizada, ojos marrones… Te gusta tu trabajo, pero le dedicas más horas de lo que deberías. Romántica empedernida, llevas con el mismo hombre desde los 18. Tu primer y único amor. Nunca has sentido la necesidad de probar más, aunque tu círculo de confianza se sorprende de que esto sea así. No es lo normal hoy en día…

Él es 8 años mayor que tú, por lo que te casaste joven. Todo muy idílico…

Matrimonio y convivencia, un binomio que marca el primer hito en el declive. Lo superáis, y a los 2 años decidís dar EL PASO DEFINITIVO. 9 meses después nace vuestro primer hijo. Muy deseado y esperado. No sale todo como querríais, y él, tan novato como tú en esto de la paternidad, falla. Falla mucho. Te cuesta asumirlo y perdonarlo. Y llega vuestra primera gran crisis. Con ayuda, la contenéis, pero nunca quedará superada. Y aquí empieza la caída en picado. Tu yo MADRE arrasa con tu vida, tu libertad y tu yo MUJER. Dejas de ser esa chica joven, atractiva para algunos, con suerte en el amor, a la que le gusta gustar y que se quiere, se respeta y se valora, primero como persona y luego como mujer.

Pasan los meses, los años, y él, tu marido, aquel con el que has compartido tanto y con quien compartes ahora tu TODO, empieza a olvidar que algún día fuiste mujer. Ya no te mira, ya no te ve… Te has convertido en una perfecta ama de casa y madre. Y tú te resignas a que esto sea así por el resto de tus días. Te aferras a ese resquicio de orgullo, dignidad y amor propio que aún queda en algún lugar de tu alma.

Y poco a poco, con tenacidad y fuerza de voluntad, haces emerger esa mujer que fuiste años atrás. Te empiezas a ver, te empiezan a ver los demás, aunque él aún es ajeno a ello.

Rescatas tu fortaleza, tus armas de mujer, sales y sonríes a la vida con tu mejor versión de ti misma. Tu gente lo nota. Vuelves a ser feliz. Vuelves a ser MUJER, aunque solo fuera de casa. Pero te basta.

Leal, noble, honesta, sincera, sensata, prudente, y sobre todo FIEL. Llevas por bandera los principios y valores que te han inculcado desde bien pequeña. Una moral que rige tus actos y que nunca has quebrantado. Y defiendes con firmeza que jamás lo harás, ya que para ti la confianza es la base de todo. Tienes mucha suerte, pues estás rodeada de personas que te quieren y te valoran por lo que eres y por cómo eres.

Y sigue tu vida corriente, común. Marido, hijo y esa rutina que, aunque a veces arrastres como un lastre, te da la comodidad, tranquilidad, estabilidad y equilibrio que toda persona necesita en su vida.

Pero de repente, de la nada, sin esperarlo, aparece ÉL. Te mira, conectáis, y estás perdida. No es alguien nuevo. De hecho, le conoces desde hace años, pero jamás pensaste más allá. Y ese día, en ese preciso instante, todo cambia, pero tú aún no lo sabes. Te resistes a pensar que haya lugar en tu vida para alguien nuevo, alguien más…

Capítulo 2: La conexión

ÉL lo tiene claro desde el momento en que te ve. No hay dudas. Quiere conocerte, le gustas, y parece que desde hace tiempo –algo que tú ignorabas por completo-, así que empieza su conquista, y para tal fin urde un maravilloso calendario de planes cautivadores a los que será difícil resistirse.

Has coincidido con él durante años, en diferentes contextos, y nunca ha habido nada, al menos que tú percibieras. Un hombre muy interesante a tus ojos, mucho mayor que tú, al que admiras a nivel profesional y con el que mantienes una buena relación laboral. Hasta ahí todo correcto.

Pero ese día… ese día algo cambia. “¿Te apetece que tomemos algo?”, dice con total espontaneidad. Tú, sin pensar más allá, aceptas la propuesta. Y mantenéis un cordial encuentro, conversando de esto y lo otro. Escuchándoos, conociéndoos, conectando.

Despedida y vuelves a tu vida corriente, común. A tu normalidad.

Pasan los días y se suceden los mensajes, que van cada vez a más, las palabras cariñosas, las quedadas, las miradas, y la conexión se multiplica. Pero en tu cabeza, tu Pepito Grillo, te recuerda una y otra vez la realidad a la que no puedes ser ajena; TU REALIDAD.

Tienes una familia. FAMILIA. Un término que da sentido a todo. Y para ti, esa familia, es lo primero y no querrías dañarla por nada del mundo.

Eres sincera con ÉL. Totalmente honesta y transparente. Entre vosotros no hay mentiras ni secretos. Tan ingenua e inocente… Jamás has dejado lugar para otra persona en tu vida al margen de tu marido, con el que llevas tantos años que ya casi ni recuerdas la vida sin él. No es una relación perfecta, ni mucho menos. Pero siempre se ha basado en la lealtad, la fidelidad y la confianza. Es una relación llena de carencias, de heridas aún por sanar e incluso cicatrices. Una relación curtida, apagada, quizá inerte. Pero eres tan cobarde que no te planteas el punto y final. No por él ni por vosotros, sino por vuestro proyecto en común. Tu hijo. ¿Cómo voy a hacer algo que pueda afectar a mi pequeño? ¿Cómo voy a quitarle tiempo de estar conmigo? ¿Cómo voy a renunciar yo a él? Y así, con esa actitud cobarde y egoísta, dejas pasar los días compartiendo un techo y una vida con ese compañero al que elegiste tantos años atrás, al que has querido tanto, pero con el que hoy ya no compartes más que la crianza de un hijo. Pero te vale, te compensa, al menos de momento. Y por ello decidiste conformarte hace años y renunciar, a pesar de tu corta edad, a sentirte deseada, querida, valorada… a sentirte MUJER.

Pero ahora algo ha cambiado en ti. ÉL ha dinamitado ese conformismo y te ha hecho renacer, como un ave Fénix. Y cuando te mira, te toca, te habla, te abraza, te sientes tan deseada… tan MUJER… Y pisas el freno y le avisas de que tú no eres así; se lo repites una y otra vez, incluso para auto convencerte y reforzarte en el hecho de que no vas a caer. Tú no eres INFIEL.

 

Si quieres trasladar alguna consulta a nuestra psicóloga Emma Trilles o quieres contarnos tu historia puedes escribirnos a redaccion@agenciaop.es, o mandarnos un WhatsApp al 655840535.

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Las 10 características que indican que eres una buena persona

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Las 10 características que indican que eres una buena persona-FREEPIK

En el mundo actual, ser una buena persona es más relevante que nunca. Las características que definen a una buena persona son valores que nos ayudan a construir una sociedad más justa, empática y solidaria. A continuación, te presentamos un análisis extenso sobre las cualidades que indican que eres una buena persona.

1. Empatía: Ponerse en el Lugar del Otro

La empatía es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás. Una persona empática es capaz de ponerse en el lugar del otro, entender sus emociones y actuar con compasión. La empatía es fundamental para construir relaciones sólidas y saludables, ya que nos permite conectar de manera genuina con los demás.

2. Honestidad: La Base de la Confianza

La honestidad es una cualidad esencial que define a una buena persona. Ser honesto implica decir la verdad y actuar de manera transparente, incluso cuando es difícil. La honestidad construye confianza y respeto en nuestras relaciones personales y profesionales. Una persona honesta es vista como confiable y auténtica.

3. Responsabilidad: Cumplir con los Compromisos

Ser responsable significa asumir las consecuencias de nuestras acciones y cumplir con nuestros compromisos. Una persona responsable es fiable y muestra un alto grado de integridad en sus acciones. Esta cualidad es crucial tanto en el ámbito personal como en el profesional, ya que demuestra un compromiso con los demás y con uno mismo.

4. Generosidad: Dar sin Esperar Nada a Cambio

La generosidad es la disposición a dar y compartir con los demás sin esperar nada a cambio. Las personas generosas suelen ser altruistas y buscan el bienestar de los otros. Esta cualidad fortalece las relaciones y crea un entorno de apoyo y solidaridad.

5. Humildad: Reconocer Nuestras Limitaciones

La humildad es la capacidad de reconocer nuestras limitaciones y errores, y aprender de ellos. Una persona humilde no busca ser el centro de atención, sino que valora a los demás y reconoce sus contribuciones. La humildad es una cualidad que facilita el crecimiento personal y profesional.

6. Paciencia: Saber Esperar con Tranquilidad

La paciencia es la capacidad de mantener la calma y la serenidad en situaciones de estrés o cuando las cosas no salen como se espera. Una persona paciente sabe que todo tiene su tiempo y no se desespera ante las adversidades. La paciencia es vital para manejar conflictos y mantener relaciones armoniosas.

7. Respeto: Valorar a los Demás

El respeto es una cualidad que se manifiesta en la consideración y valoración hacia los demás. Una persona respetuosa escucha, comprende y valora las opiniones y sentimientos de los otros, incluso cuando no los comparte. El respeto es fundamental para la convivencia pacífica y el entendimiento mutuo.

8. Gratitud: Apreciar lo que se Tiene

La gratitud es la capacidad de reconocer y apreciar las cosas buenas que tenemos en la vida. Una persona agradecida no da por sentado lo que recibe y muestra aprecio por las pequeñas y grandes cosas. La gratitud mejora nuestro bienestar emocional y fortalece nuestras relaciones.

9. Perdón: Liberar el Rencor

El perdón es la capacidad de liberar el rencor y las emociones negativas hacia aquellos que nos han hecho daño. Una persona que sabe perdonar es capaz de sanar sus heridas emocionales y avanzar sin cargar con resentimientos. El perdón es una cualidad que promueve la paz interior y las relaciones saludables.

10. Solidaridad: Apoyo Mutuo

La solidaridad es la disposición a apoyar y ayudar a los demás, especialmente en momentos de necesidad. Una persona solidaria actúa con compasión y busca el bienestar colectivo. La solidaridad es esencial para crear comunidades unidas y resilientes.

Conclusión

Las características que indican que eres una buena persona son cualidades que, aunque pueden parecer simples, tienen un impacto profundo en nuestras vidas y en la sociedad. Ser empático, honesto, responsable, generoso, humilde, paciente, respetuoso, agradecido, perdonador y solidario son valores que nos ayudan a vivir de manera más plena y a contribuir positivamente al mundo que nos rodea. Cultivar estas cualidades no solo nos hace mejores personas, sino que también mejora la calidad de nuestras relaciones y de la comunidad en la que vivimos.

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