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Fallas

Sara Larrazábal sorprende con su espolín oficial en ‘blanco roto’

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Espolin Sara Larrazabal

Uno de los momentos más esperados, junto con el acto de la exaltación de la Fallera Mayor Infantil de Valencia, tiene lugar cuando la pequeña aparece en público y se desvela una de las incógnitas que más atención despierta entre el colectivo fallero por estas fechas: conocer el color del traje que luce Sara Larrazábal y todos los detalles que lo acompañan.

La pequeña Sara ha elegido para su espolín de Fallera Mayor Infantil el color Blanco Roto con 40 colores de trama y 2 metales, tejido por la firma ‘Vives y Marí’ y confeccionado por L’Atelier de la Seda.

Conviene recordar que el cartonaje, diseñado por Rafael Catalá en el año 2000, es propiedad del Ayuntamiento de Valencia y solo puede ser utilizado por las Falleras Mayores Infantiles de Valencia. Se trata de un diseño de estilo palaciego. El dibujo está compuesto por un ramo central asimétrico envuelto por una guirnalda simétrica al igual que todos los demás detalles.

Las manteletas que luce son de Artesanía Viana que ha creado un dibujo en exclusiva llamado “Sara”. El bordado ha sido realizado sobre un tul de algodón, en punto de cadeneta manual. Se han servido de dos colores de metal: el predominante es el oro claro -que rellena todos los dibujos del delantal-, mientras que el color oro
envejecido se ha empleado para perfilar todo el dibujo y enmarcar, así, los detalles.

Las puntillas de Santos Textil están bordadas a mano sobre tul de algodón, extremadamente delicado y suave. Tienen un ancho de 19 centímetros, en color ivoire subido.

Para su estilismo, la pequeña Sara ha vuelto a depositar su confianza en su estilista de referencia Ángel Fernández Centro de Imagen.

Desde el año 2001, la máxima representante de nuestra fiesta luce con su primer traje oficial el mismo aderezo, el modelo Fallera Mayor de Valencia o Fallera Mayor Infantil de Valencia propiedad del Ayuntamiento. Se trata de una pieza exclusiva, trabajada completamente a mano, un modelo clásico de racimo que se luce con el traje del siglo XIX. El aderezo está elaborado en oro de 18 kilates con los centros con monturas de oro blanco con diamante en talla rosa y va montado con perla de mostaza típica de la joya valenciana.

Las 12 niñas que forman la Corte de Honor también han estrenado este sábado el primer traje oficial. Tejido y confeccionado por L’Atelier de la Seda al estilo del siglo XIX. El dibujo elegido lleva por nombre ‘Cintia’ en los colores Carmesí, Amarillo, Azul Zafiro, Coral, Verde Trébol y Marrón Canela.

Artesanía Viana firma las manteletas de la Corte Infantil mientras que el aderezo son de Art Antic y las peinetas de ‘Més que Pintes’.

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Fallas

GALERÍA| El emotivo encuentro de la Corte de 1998

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Corte de Honor 1998
Corte de Honor y Fallera Mayor de Valencia 1998-OFFICIAL PRESS

El pasado sábado, trece mujeres se reunieron para celebrar un evento cargado de recuerdos y emociones. Estas mujeres, que en 1998 fueron elegidas como Corte de Honor y Fallera Mayor de Valencia, se reencontraron 26 años después para rememorar uno de los momentos más significativos de sus vidas.

La Corte de Honor 1998

Corte y Fallera Mayor de Valencia 1998-Foto: JUNTA CENTRAL FALLERA

Inés Fresneda, Merche Ballester, Loles Fernández, Vicky Martínez, Gloria Torres, Victoria Bayarri, Auxi Pérez, Teresa Moret, Mª José Romero, Mónica Taberner, Marigi Usano, Vanessa Arnal y Susana Remohí fueron las representantes del mundo fallero en 1998.

Un año inolvidable

Para estas mujeres, el año 1998 marcó un antes y un después. Ser elegidas para formar parte de la Corte de Honor y, especialmente, ser nombrada Fallera Mayor de Valencia, es un honor que pocas pueden experimentar. Durante aquel año, compartieron experiencias únicas, desfiles, actos oficiales y una conexión especial que las unió de por vida. Las Fallas, más que una fiesta, son una tradición que tiene el poder de crear lazos profundos y duraderos entre quienes las viven intensamente.

Un reencuentro cargado de emociones

El reencuentro se celebró con una comida a la que asistieron no solo las trece integrantes de la Corte de 1998, sino también sus padres, parejas y los más pequeños. Este encuentro permitió que cada una compartiera cómo había cambiado su vida desde aquel entonces, y cómo la experiencia de ser parte de la Corte de Honor había influido en sus trayectorias personales y profesionales.

Aunque no todos los padres y parejas pudieron asistir, ya que la vida inevitablemente se lleva a personas queridas, la reunión fue un homenaje a los momentos compartidos y a aquellos que ya no están. Las ausencias fueron sentidas profundamente, pero también se celebró la alegría de poder reencontrarse y recordar juntos aquellos días especiales.

Las Fallas: Una tradición que une y transforma

Las Fallas son mucho más que una celebración; son una manifestación cultural que une a las personas y transforma vidas. Para estas trece mujeres, ser parte de la Corte de Honor no solo les dio la oportunidad de representar a Valencia y su tradición, sino que también les proporcionó una experiencia compartida que ha perdurado a lo largo de los años.

Durante la comida, se compartieron anécdotas, risas y, cómo no, algunas lágrimas de nostalgia. Cada una recordó con cariño los momentos vividos juntas, desde los preparativos hasta los actos oficiales, pasando por los momentos únicos que solo pueden vivir ellas y apoyo mutuo. Las Fallas de 1998 no solo las unieron como compañeras, sino como amigas que han mantenido el contacto y la conexión a lo largo de más de dos décadas.

Un vínculo inquebrantable

El reencuentro de la Corte de 1998 es un testimonio del poder de las Fallas para crear vínculos duraderos. Para estas mujeres, la experiencia de ser parte de la Corte de Honor fue un momento que marcó sus vidas de manera profunda y significativa.

El emotivo encuentro de la Corte de 1998 es una muestra más de cómo las Fallas pueden cambiar vidas y unir a las personas en una experiencia compartida de celebración, cultura y tradición. Aunque el tiempo pase y las circunstancias cambien, los lazos creados en torno a esta fiesta tan especial permanecen fuertes y significativos.

La capacidad de unir personas

Este reencuentro no solo fue una oportunidad para recordar el pasado, sino también para celebrar el presente y mirar hacia el futuro con la esperanza de seguir compartiendo momentos inolvidables. Las Fallas, una vez más, demostraron su capacidad para unir a las personas y transformar vidas, creando recuerdos que perduran para siempre.

El emotivo encuentro de la Corte de 1998, en imágenes:

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