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LA GRANOTERA| ‘Ganar, ganar y volver a ganar’, por Dani Hermosilla

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La Granotera.- Me ha venido a la mente una frase mítica del gran Luis Aragonés. Para mí, junto a Johan Cruyff, dos de los entrenadores que más han aportado al fútbol en este país. El segundo, por razones obvias, un nuevo concepto de fútbol. El primero, un gen ganador, desde el buen gusto. El bueno de Luis evolucionó desde el mítico contraataque colchonero, hasta la plasticidad de aquella selección campeona de Europa, capitaneada por aquellos locos bajitos que tanto hicieron vibrar. Una mítica rueda de prensa en la que  soltó aquello de ganar, ganar y volver a ganar. No hay más, señores. Siempre es un objetivo, pero cuando hay necesidad, el objetivo se convierte en obligatoriedad. Y estoy de acuerdo con lo más críticos o agoreros que, visto lo visto, ganar al Athletic de Bilbao mañana en Orriols es más que conveniente. Es más —ante el draconiano calendario que viene— sumar al menos 5 puntos en los tres partidos que restan, sería más que importante, sobre todo si se quiere mantener la tranquilidad clasificatoria de la equipo ha gozado hasta ahora.

La victoria del Alavés contra la UD Las Palmas en el duelo entre equipos de la zona de descenso —unida a la reacción de los vitorianos en las últimas semanas— viene a demostrar que, a pesar del colchón de puntos, la situación del Levante UD ya no es tan cómoda. Sabéis que me declaro muñicista convencido. Y así sigo siéndolo —siempre con actitud crítica, que conste— pero ahora más que nunca, el equipo tiene que dar un paso al frente y demostrar los galones que le llevaron a un ascenso meteórico la temporada pasada. Curioso es que, de los tres equipos ascendidos —Getafe, Girona y Levante— seamos nosotros los peor clasificados. Recuperar ese tono alegre y esa contundencia, fundamental.

«El equipo tiene que dar un paso al frente y demostrar los galones que le llevaron a un ascenso meteórico la temporada pasada»

La manta de Balaguer

Lo he comentado en muchas ocasiones y lo repito. En mi opinión el problema del Levante UD no es de planificación ni nombres ni esas cosas que se comentan, aunque algo se podría matizar también. El problema fundamental del equipo de Muñiz es futbolístico. No sólo porque se ha dejado en el camino muchos recursos sino porque, sobre todo —y es lo más importante— ha perdido la capacidad de leer los partidos, más el equipo que el míster, pero también el entrenador. Muñiz dominó la segunda división de pe a pa, sin despeinarse. Cambios y alineaciones acertados —incluso cuando hizo cambio de jugadores que acaban de salir al campo como suplentes—. El Levante UD tenía el control de la situación. Sabía cuando atacar, cuando controlar y contemporizar, dónde presionar, dónde esperar, qué hacer con la pelota y qué hacer sin ella, algo que, por cierto, repite Muñiz hasta la saciedad.

Hoy, para mí, todo eso lo ha perdido. No lee bien cuándo adelantar la defensa, cuándo protegerse… Si defiende, no ataca y, si se va a por todas y adelanta la defensa, le cogen la cartera partido sí y partido también. Sé que los extremos (Morales, Jason, Ivi, Samu…) son innegociables para el entrenador. Todo eso deja un medio campo con Enis Bardhi y José Campaña, y uno de estos: Lerma o Doukouré, Rober Pier o El Hacen como centrocampistas con perfil más defensivo. Sin cambio de dibujo —más bien del perfil de jugadores en cada posición—, al Levante le sangran porque el centro —despoblado y largo con dos jugadores abiertos a banda que si defienden no llegan al ataque y si atacan, crean agujeros inmensos por los costados— no incordia lo suficiente e impide el pase fácil a la espalda de la defensa o la combinación fácil por dentro tras pasar con facilidad la linea de medios. Hablamos de la famosa manta de (Pep) Balaguer. Esa manta tiene años en el fútbol. Tanto de Mané como de Balaguer aprendí que lo importante no está tanto en el dibujo como en la disposición del equipo en el campo. Dónde hacerle daño a tu rival, tanto evitando que haga su fútbol como encontrando sus puntos débiles para hacerle tu daño. Y es ahí donde el Levante ha perdido ese punto. Y es lo que ha de volver a intentar recuperar: creer en sus posibilidades y dar miedo a sus rivales. Las carreras y gambeteos de Morales, la contundencia ofensiva de Jason, el balón parado de Bardhi y las internadas de Toño, entre otras. Todo con un plus de agresividad y una segunda velocidad. El ritmo del equipo es cansino y por eso da la impresión que el equipo no se esfuerza. Pero ni de coña es así. Curran y corren mucho. Pero ni les luce ni les renta. Además, parte de la plaga de lesiones de los jugadores puede venir por ahí. Se sigue buscando un diagnóstico. Lo fácil hablar del cambio de preparador físico —que también— Lo difícil, apuntar al sobresfuerzo que los jugadores han de hacer para equilibrar las carencias de calidad respecto a otros equipos, la mayoría curtidos en primera.

Así es que llegó la hora de ganar. ¿Presión? Sí, evidentemente sí. Pero también colchón. No es que si no ganamos, nos pongamos a temblar. Pero sí que, si no lo hacemos, perderemos la placided clasificatoria de la que hemos gozado hasta ahora. Y llega el Athletic de Ziganda, a quien la sombra de Ernesto Valverde se le está haciendo muy alargada. Viene deprimido por la eliminación copera, pero recuperado por su empate ante el Madrid y su clasificación en la Europa League. Ahí es nada. Cuando tras conocer el calendario vimos que el Real Madrid era el rival anterior al que se enfrentaban los equipos que se medían después al Levante, pensábamos que el Madrid los iba a dejar tocados, y el Levante los remataba. Pero nada más lejos de la realidad —bueno, el Sevilla es una excepción tras el 5-0 en el Bernabéu que, por otra parte, será un punto en contra el próximo viernes en el Sánchez Pizjuán en donde jugará el cuadro de Muñiz y los sevillistas tratarán de resarcirse—: los rivales que llegan a Orriols o visitas en su campo llegan dulces tras lograr la machada de empatar o ganar al Real. Como el cuadro de Ziganda, muy necesitado de puntos y para el que ganar en Orriols sería como empezar la remontada. Cierto que el Levante UD sólo ha perdido 3 partidos de liga (Betis, Alavés y Girona) Pero también, que sólo ha ganado otros tres (Villarreal y Real Sociedad en casa; y Las Palmas fuera). Urge ganar, como decía Luis Aragonés. Veremos.

«Llegó la hora de ganar. ¿Presión? Sí, evidentemente sí. Pero también colchón. No es que si no ganamos, nos pongamos a temblar. Pero sí que, si no lo hacemos, perderemos la placided clasificatoria de la que hemos gozado hasta ahora»

Official Press, nos ponemos guapos

Volvemos a #LaGranotera tras unas semanas de cambios, tanto a nivel personal como de este portal, Official Press que, como os dije, se ha puesto más guapo —espero que os guste—. Sabéis que ahora os cuento también los partidos del Levante en CV Radio y, también, aquí tendréis información puntual pero, sobre todo, una forma diferente —y personal— de tratar los temas del Levante. Contaremos con esta sección y la crónica, pausada y meditada, de cada partido, sin la urgencia del final, como creo que ha sido desde el principio. Espero que os guste y espero que —bien aquí o bien en las redes sociales— podamos interactuar e intercambiar opiniones sobre la actualidad levantinista, tan ávida de información y que esta temporada, con la vuelta a primera división, ha visto como se amplía la oferta y otros compañeros se suman a la labor de informar. Nosotros volvemos para quedarnos. Os esperamos.

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ANÁLISIS| Una década del desembarco de Peter Lim en el Valencia

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valencia de peter lim
EFE/ Biel Alino

València, 17 mayo (OFFICIAL PRESS- EFE).-El desembarco de Peter Lim en el Valencia a través de la empresa Meriton Holdings cumple este viernes una década, pues hace ahora diez años la Fundación Valencia CF, que contaba con la mayoría accionarial del club, aprobó la venta de su participación en la entidad a la compañía singapurense por cien millones de euros.

El proyecto de Peter Lim ofrecía pagar 94 millones de euros a la Fundación y donar seis millones en sendos años para actividades de la misma, mientras prometía una inversión de hasta sesenta millones de euros el primer año y un préstamo al club de otros doscientos para mejorar su tesorería, en una de las muchas promesas realizadas y que explicó el presidente de la Fundación Valencia CF, Aurelio Martínez, en la rueda de prensa posterior a aprobar la venta.

Martínez explicó que el magnate ponía a la venta el estadio de Mestalla con un precio de salida de 150 millones de euros y daba dos años para encontrar comprador; de no hacerlo, pondría él esa cantidad para acabar el nuevo campo de la avenida de Las Cortes Valencianas -el Nou Mestalla- y que estuviera para el centenario del club en marzo de 2019, una operación que nunca se concretó.

De hecho, Martínez incidió en que la opción de Meriton era «la más respetuosa con el pequeño accionista», a pesar de que ha pasado de controlar el 70 % de la entidad a ser propietario de más del 90 % debido a las sucesivas ampliaciones de capital realizadas por la entidad para que el club no entrara en causa de disolución por sus pérdidas presupuestarias.

Precisamente un día después de confirmar que el Valencia se quedará fuera de competición europea por quinta campaña consecutiva, este viernes se cumple una década desde que los veintidós patronos de la Fundación Valencia CF votaran a favor de esa propuesta, que se adoptó con el voto favorable de todos los asistentes.

El Valencia de Peter Lim

El patronato estudió los siete proyectos interesados en adquirir el club, que previamente habían sido analizados por una comisión gestora creada al efecto y en la que participaron la Fundación Valencia CF, el Valencia CF, Bankia y la Generalitat.

Finalmente se eligió el proyecto de Lim, que, sin embargo, ha distado mucho de la realidad que se prometió durante esta década, en la que el Valencia ha pasado de ser el octavo mejor equipo europeo, según el ranking UEFA, a posicionarse el número 94, ha pasado a acumular más de 1.500 días sin jugar Europa o ha tenido hasta quince cambios de entrenador.

Muchos de esos técnicos, como Gary Neville, Pako Ayestaran o Albert Celades, han sido primerizos en Primera División, una situación que también se ha repetido en el área ejecutiva del club, donde los dos presidentes, tanto Layhoon Chan como Anil Murthy, no habían tenido experiencia en una entidad de fútbol.

El Valencia, cuarto en la clasificación histórica de la Liga y que llegó a ser tercero antes de la llegada de Lim al club, acumula ya cinco temporadas consecutivas sin pisar Europa y su racha se alargará, como mínimo, hasta los 1.900 días sin competición europea, fruto de la gestión y desinversión del magnate singapurense, que tuvo en el club de Mestalla su segundo intento de hacerse con un club europeo después de haber pujado también por el Liverpool en 2010, aunque en aquella ocasión su propuesta no fue la elegida.

Su presentación en Valencia

Su primera aparición pública en el proceso de venta del club tuvo lugar el 22 de diciembre de 2013, cuando el presidente del club, Amadeo Salvo, convocó una rueda de prensa para explicar que se había recibido una oferta de Lim que consideró muy favorable. Salvo se mostró convencido de que no iba a haber «otra igual, no sólo por el importe económico sino por el proyecto global y por el talante».

La oferta, presentada al banco y explicada a la Generalitat a principios de diciembre, tenía como límite para ser aceptada el 15 de enero, pero nunca recibió una contestación oficial, pues el 10 de diciembre, antes de que ésta fuera pública pero cuando ya había sido efectuada, Bankia propuso un proceso abierto para encontrar un nuevo inversor.

En ese segundo proceso, pese a que parece que llegó a esbozar alguna propuesta, Salvo aseguró que Lim no llegó a participar formalmente «porque no le daba seguridad», pero cuando se inició el tercer y definitivo proceso la propuesta de Lim se activó por tercera vez y fue una de las siete que se recibieron dentro del plazo marcado para ser estudiado por la comisión gestora.

Todavía quedaron varios pasos, como la aprobación definitiva de la venta y la negociación con Bankia por la reestructuración de la deuda -incluida una quita- que se terminó firmando a lo largo del verano, pero el nombre de Peter Lim quedó ya ligado al Valencia.

‘Benvingut Peter Lim’

Ese furor inicial del aficionado valencianista, que se tradujo incluso en el tifo ‘Benvingut Peter Lim’ durante un encuentro en la campaña 2014-15, fue desapareciendo año tras año y, sobre todo, decisión tras decisión, lo que ha llevado a la afición del Valencia a vaciar Mestalla hace un par de años, a lucir carteles amarillos que dicen ‘Lim Go Home’ -Peter, vete ya- y a que Libertad VCF, uno de los grupos opositores de Lim, prepare un nuevo vaciado de Mestalla este próximo domingo ante el Girona para reclamar su marcha y pedir a las instituciones que no pacten con el club por el Nou Mestalla.

La historia de amor que empezó siendo se ha convertido en una auténtica pesadilla para el valencianismo, que censura que el Valencia se empequeñezca año tras año, siga sin entrar en Europa, un lugar habitual para la historia del club, y no pelee por los títulos.

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