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#LaGranotera| ‘Qvo Vadis, @LevanteUD’, por Dani Hermosilla

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DANI HERMOSILLA

¿Qvo vadis, Levante UD? Adónde va el Levante en el ecuador de la competición, este es el objetivo. He dejado pasar unos días tras el último partido en casa ante el Leganés. El empate final, siendo el resultado más asiduo del cuadro blaugrana en la segunda parte del año, coincidiendo con la vuelta a Primera División, me deja ciertas dudas y, por primera vez desde hace tiempo, cierto pesimismo respecto al equipo y el proyecto deportivo para esta temporada. Como sabéis, muñicista convencido, siempre entendí la justicia grupal de Juan Ramón López Muñiz a la hora de llevar el vestuario, la personalidad de un equipo capaz siempre de saber qué es lo que ha de hacer en cada partido.  Nunca brillante, siempre efectivo. Bien dirigido desde la parcela deportiva por Tito y Carmelo, el Levante UD completó en 2017 su meteórico e histórico ascenso a Primera División. Matemáticamente a falta de cinco jornadas, en Orriols, contra el Oviedo con un solitario gol de Sergio Postigo, probablemente el jugador que más encarna el espíritu granota: humilde, trabajador y con hambre de fútbol, la pócima que, por encima del nueve, más ha funcionado en la historia reciente del club, algo de lo que no gozaron la gran mayoría de proyectos liderados, por ejemplo, por Pedro Villarroel. 

Como así le expresé de forma somera a Tito antes de las vacaciones de Navidad —después las diferentes entrevistas a todos ellos me lo reafirman—, las sensaciones, a falta de un cambio en las formas o una reactivación anímica del grupo gracias a a una buena racha de resultado, para mí no son buenas. Da la impresión que lo que era tiempo de adaptación de los jugadores que vinieron en verano, es una desconfianza del cuerpo técnico que es quien los ha de alinear, y eso habitualmente es, además de una temeridad, una pérdida de tiempo. Que el once del ascenso haya sostenido al Levante UD en una situación tranquila en una cómoda primera vuelta, ha pasado de ser de un motivo de orgullo del trabajo realizado desde el año pasado, a una evidencia de que el proyecto no cuenta con el consenso que también se intuía.

Carmelo señalaba que los jugadores no ven al Levante UD como una opción prioritaria en primera división porque el equipo viene de segunda —sí, pero estuvo antes seis años seguidos en primera, tiene una impecable trayectoria económica en ese tiempo y, aunque sus salarios son bajos, las posibilidades deportivas son muy importantes para jugadores con el calificativo de hambrientos—. Eso me preocupa. Obliga al club a jugar con futbolistas de bajo perfil que, si no se tiene el consiguiente celo en lograr apuestas de perfiles profesionales con hambre te pueden llevar al fracaso. Decir eso en verano, me hubiera parecido más noble. Aviso a navegantes: lo que hemos traído es lo que se podía fichar. Decirlo en Navidad, a mi al menos, me suena a excusa. No me gustó y no digo que no sea cierto. No sé a vosotros, pero a mi, me preocupa.

El técnico dice que quiere «un 9 que sea un valor seguro». Entiendo que el míster era de los alineados con perfiles como Lucas Pérez —el Dépor no está en mejor situación que nosotros— y su nueve tiene casi los mismo problemas que los nuestros. Lo cierto es que puedes tener al mejor nueve de la liga pero si no le ofreces opciones de marcar —ni Alex Alegría ni Enes Unal las han tenido— ya puedes firmar un futbolista consagrado que te quedarás con las ganas. Traer calidad, sí. Estrujarse la cabeza —e incluso cambiar el estilo, la forma y el dibujo para llegar—, también.

Supongo que, como han reconocido todos, por dentro ha habido ese análisis, seguro que intenso y no falto de tensión. Las incorporaciones por aclamación popular de Cabaco Lukic en los últimos partidos, han venido a reflejar que esa tensión ha perjudicado al equipo —al que, por cierto, los buenos resultados del principio, alargaron la inercia futbolísticas de los héroes del ascenso— Y, ahora, con la segunda vuelta, se inicia un proceso en el que todos van a jugar un papel principal, aportando más. También el entrenador. En mi opinión, no se trata de una falta de efectivos, sino de utilizar más recursos para obtener más beneficios. Remar en la misma dirección, se suele decir.

Esta #LaGranotera no tiene el ánimo de recuperar estadísticamente todo (lo bueno) que ha tenido el año. Sino que pretende ser una reflexión particular de, a partir de mi experiencia, conocer y analizar la situación del equipo —el club es otra cosa— a dos jornadas de acabar la primera vuelta, a la distancia más corta del descenso (3 puntos) desde que comenzó la competición, y con los signos, también a mi entender, más preocupantes desde el inicio: el empate ante el Leganés —un buen equipo, aguerrido y duro, similar a aquel Levante de JIMLuis García, y que llegaba con ocho bajas a Orriols— ha dejado entrever datos preocupantes que, unida a la información que sé y a la intuición de años de trayectoria profesional, me lleva a las siguientes conclusiones:

  1. El Levante UD 2017-18 es un equipo que sufrirá —ya lo sabíamos, diréis algunos— Sí, pero no. Yo pensé que no, no sólo por los resultados positivos sino porque a la base del ascenso, se iban a unir poco a poco los nuvos peloteros. Pero los equipos, difícilmente, cambian a lo largo de un año. Algunas veces, una pieza —jugador, cambio táctico, aunque difícilmente un cambio de entrenador— puede mejorar todo el colectivo, pero en el caso de la actual plantilla, lo dudo. El equipo de Juan Ramón López Muñiz genera poco fútbol, le cuesta horrores marcar un gol y, lo que es peor, generar ocasiones.
  2. La sensación es que cualquiera te supera en juego, a pocos equipos y apuestas futbolísticas eres capaz de hacer daño, y eso a la larga provoca falta de confianza e inestabilidad. Fuera de casa, lo disimulas con el resultado; en casa, que necesitas arriesgar más, te deja en evidencia. El año pasado no dominabas los partidos pero sí los tiempos como reflejó la clasificación del ascenso. Diez minutos de máximo rendimiento eran suficientes para doblegar al contrario.
  3. La defensa avanzada, los extremos, los dos centrales… El estilo de juego es excesivamente rígido. Todos los equipos nos atacan de la misma manera. En los últimos partidos, buscamos más la presión avanzada, fundamental cuando colocas la defensa a 30 metros de tu área. El estaticismo táctico —que ya le censuramos a Lucas Alcaraz Rubi— no me gusta y hasta la fecha, Muñiz no había abusado de lo que se conoce como ataques de entrenador. Si algunos de los grandes lo hacen —en función del rival, las necesidades, etc…— entiendo que un equipo como el nuestro también lo puede hacer, cuando se requiera.
  4. La manta. Es el termómetro de un equipo equilibrado y otro que no acaba de carburar. Es lo que le ha ido sucediendo al bloque de Muñiz. Llegó a Primera con inercia de juego y resultados ganadores, se creyó su fútbol, vivió ajeno a la derrota… Como el estudiante brillante, pensó que con lo que ya se tiene de base, iba a seguir de forma triunfal, y al primer envite —goleada ante el Betis— se cayó como un castillo de naipes. ¿Se recuperó? Sí, pero nunca más recuperó la alegría y la fe absoluta en sus posibilidades. Si atacas, defiendes mal; si te proteges no llegas. ¿Excepción? El partido ante el Sevilla  —para mi, el mejor de la temporada— donde jugaste más, mejor y con más llegada que nunca, y sólo la falta de puntería te privó de la victoria —pero también de la derrota.
  5. Bardhi es el ejemplo de esa tendencia. Empezó enchufado —bueno, marcando goles y poniendo eso que se llama detalles en las victorias— Sus goles de falta y el tanto ante el Valencia marcaron la diferencia. Pero su aportación al equipo era intrascendente. Ahora, ha acabado el curso bien en juego y sin confianza en lo que fue su fuerte. De la recuperación de su instinto, dependerá el sufrimiento. El equilibrio entre su juego y su puntería, fundamentales.
  6. Campaña. El jugador, como siempre le pasa a los jugones, más controvertido, pero para mí, y más este año en primera, el único fundamental. Trabajo defensivo —es el máximo recuperador de balones del equipo— y calidad a la hora de construir. ¿Qué pasa con Campaña? Que no brilla arriba —en realidad, nadie lo hace— y su juego se difumina. Lo necesitamos más arriba. Pero un equipo con Bardhi, Campaña, Jason y Morales en el centro del campo, tiene muchas limitaciones defensivas. Su esfuerzo por mejorar en esa faceta, encomiable. ¿Suficiente? Tengo mis dudas.
  7. Postigo. En el de Segunda División, indiscutible. Fue el eje jerárquico de la defensa.  ¿En primera? También tengo dudas. Chema aporta esa calidad en casi todas sus acciones, un buen central al que le falta jerarquía. Al Levante le hace falta un central, sí. Pero no sólo futbolísticamente, sino alguien que venga a liderar. ¿Puede ser Cabaco? A mi entender, por carácter, sí. ¿Por fútbol? Lo hemos visto poco. Lo veo con Chema y no tanto con Postigo. Ahora bien, a los dos podría ponerles esa tranquilidad que han perdido, sobre todo muy evidente en los partidos de Orriols.
  8. Roger. Para mi, es el nueve. Es el que saca brillo a un equipo como el que ofrece Muñiz. Sacar petróleo —ocasiones— de donde no lo hay, generar incordio en los rivales, trabajo, calidad, sacrificio, electricidad. Ahora hay que ver si le llega su fútbol también para mojar en primera y si la recuperación de su lesión es la idonea. Mejora a Jason Morales y da opciones de pase a Campaña y a Bardhi —aunque a éste no lo hemos visto jugar con el de Torrent—. Muñiz cambió a Roger por dos tanques —Alegría y Unal—, a mi entender dos futbolistas que obligan a otro tipo de fútbol. Tal vez, jugar más recogidos, y aprovechar los espacios para la electricidad de los puntas, mejor opción. La conexión Morales-Boaeteng en el partido de Copa en Girona, el mejor ejemplo.
  9. Lerma. Pasa por ser el hombre que da equilibrio al equipo. Por su posición, medio centro defensivo. Esa opción, limita la salida de balón y obliga a Campaña&Bardhi a bajar a construir. Con Lukic en Sevilla tuvo un gran equilibrio y llegada. Es, además de la gran apuesta económica del club, el jugador que —con más continuidad si le respetan las lesiones— va ser el eje sobre el que construir la permanencia. Sin duda. Su capacidad de crecimiento, no tiene límites. El Mundial de Rusia y su reciente internacionalidad absoluta, su máximo aval. Al dato.
  10. Y el último: la jerarquía. El Levante debe cambiar la tendencia. Debe demostrar a cualquier equipo, no sólo que es un rival difícil y correoso, sino que ganar o sacar algo positivo ante él —sobre todo en Orriols— será una aventura difícil.

La trayectoria del Levante UD fuera de casa —con sólo una derrota— es de equipo de Europa. Los empates en la liga de tres puntos, penalizan —como le gusta decir a Muñiz. Mejorar esos números fuera de casa, difícil en la segunda vuelta lo que obligará a cambiar la tendencia en Orriols. En primera, un equipo como el Levante que tenga los números del equipo en esta primera vuelta en casa, está condenado a sufrir, por no decir al descenso. Controlar —que no quiere decir siempre dominar— los partidos en tu casa, ofrecer al estadio algo para que la gente anime —como el día del Leganés— y apretar los dientes, son, para mi, los tres pilares sobre los que el equipo ha de basar su propuesta para cambiar la tendencia. La fotografía de alegría elegida contrasta con el titular, pero es el objetivo. Mi deseo es que, al final de temporada, tenga que rectificar esta última #LaGranotera del año.

Os deseo a todos una feliz entrada en 2018 y que las suerte (granota) nos acompañe.

 

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ANÁLISIS| Una década del desembarco de Peter Lim en el Valencia

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valencia de peter lim
EFE/ Biel Alino

València, 17 mayo (OFFICIAL PRESS- EFE).-El desembarco de Peter Lim en el Valencia a través de la empresa Meriton Holdings cumple este viernes una década, pues hace ahora diez años la Fundación Valencia CF, que contaba con la mayoría accionarial del club, aprobó la venta de su participación en la entidad a la compañía singapurense por cien millones de euros.

El proyecto de Peter Lim ofrecía pagar 94 millones de euros a la Fundación y donar seis millones en sendos años para actividades de la misma, mientras prometía una inversión de hasta sesenta millones de euros el primer año y un préstamo al club de otros doscientos para mejorar su tesorería, en una de las muchas promesas realizadas y que explicó el presidente de la Fundación Valencia CF, Aurelio Martínez, en la rueda de prensa posterior a aprobar la venta.

Martínez explicó que el magnate ponía a la venta el estadio de Mestalla con un precio de salida de 150 millones de euros y daba dos años para encontrar comprador; de no hacerlo, pondría él esa cantidad para acabar el nuevo campo de la avenida de Las Cortes Valencianas -el Nou Mestalla- y que estuviera para el centenario del club en marzo de 2019, una operación que nunca se concretó.

De hecho, Martínez incidió en que la opción de Meriton era «la más respetuosa con el pequeño accionista», a pesar de que ha pasado de controlar el 70 % de la entidad a ser propietario de más del 90 % debido a las sucesivas ampliaciones de capital realizadas por la entidad para que el club no entrara en causa de disolución por sus pérdidas presupuestarias.

Precisamente un día después de confirmar que el Valencia se quedará fuera de competición europea por quinta campaña consecutiva, este viernes se cumple una década desde que los veintidós patronos de la Fundación Valencia CF votaran a favor de esa propuesta, que se adoptó con el voto favorable de todos los asistentes.

El Valencia de Peter Lim

El patronato estudió los siete proyectos interesados en adquirir el club, que previamente habían sido analizados por una comisión gestora creada al efecto y en la que participaron la Fundación Valencia CF, el Valencia CF, Bankia y la Generalitat.

Finalmente se eligió el proyecto de Lim, que, sin embargo, ha distado mucho de la realidad que se prometió durante esta década, en la que el Valencia ha pasado de ser el octavo mejor equipo europeo, según el ranking UEFA, a posicionarse el número 94, ha pasado a acumular más de 1.500 días sin jugar Europa o ha tenido hasta quince cambios de entrenador.

Muchos de esos técnicos, como Gary Neville, Pako Ayestaran o Albert Celades, han sido primerizos en Primera División, una situación que también se ha repetido en el área ejecutiva del club, donde los dos presidentes, tanto Layhoon Chan como Anil Murthy, no habían tenido experiencia en una entidad de fútbol.

El Valencia, cuarto en la clasificación histórica de la Liga y que llegó a ser tercero antes de la llegada de Lim al club, acumula ya cinco temporadas consecutivas sin pisar Europa y su racha se alargará, como mínimo, hasta los 1.900 días sin competición europea, fruto de la gestión y desinversión del magnate singapurense, que tuvo en el club de Mestalla su segundo intento de hacerse con un club europeo después de haber pujado también por el Liverpool en 2010, aunque en aquella ocasión su propuesta no fue la elegida.

Su presentación en Valencia

Su primera aparición pública en el proceso de venta del club tuvo lugar el 22 de diciembre de 2013, cuando el presidente del club, Amadeo Salvo, convocó una rueda de prensa para explicar que se había recibido una oferta de Lim que consideró muy favorable. Salvo se mostró convencido de que no iba a haber «otra igual, no sólo por el importe económico sino por el proyecto global y por el talante».

La oferta, presentada al banco y explicada a la Generalitat a principios de diciembre, tenía como límite para ser aceptada el 15 de enero, pero nunca recibió una contestación oficial, pues el 10 de diciembre, antes de que ésta fuera pública pero cuando ya había sido efectuada, Bankia propuso un proceso abierto para encontrar un nuevo inversor.

En ese segundo proceso, pese a que parece que llegó a esbozar alguna propuesta, Salvo aseguró que Lim no llegó a participar formalmente «porque no le daba seguridad», pero cuando se inició el tercer y definitivo proceso la propuesta de Lim se activó por tercera vez y fue una de las siete que se recibieron dentro del plazo marcado para ser estudiado por la comisión gestora.

Todavía quedaron varios pasos, como la aprobación definitiva de la venta y la negociación con Bankia por la reestructuración de la deuda -incluida una quita- que se terminó firmando a lo largo del verano, pero el nombre de Peter Lim quedó ya ligado al Valencia.

‘Benvingut Peter Lim’

Ese furor inicial del aficionado valencianista, que se tradujo incluso en el tifo ‘Benvingut Peter Lim’ durante un encuentro en la campaña 2014-15, fue desapareciendo año tras año y, sobre todo, decisión tras decisión, lo que ha llevado a la afición del Valencia a vaciar Mestalla hace un par de años, a lucir carteles amarillos que dicen ‘Lim Go Home’ -Peter, vete ya- y a que Libertad VCF, uno de los grupos opositores de Lim, prepare un nuevo vaciado de Mestalla este próximo domingo ante el Girona para reclamar su marcha y pedir a las instituciones que no pacten con el club por el Nou Mestalla.

La historia de amor que empezó siendo se ha convertido en una auténtica pesadilla para el valencianismo, que censura que el Valencia se empequeñezca año tras año, siga sin entrar en Europa, un lugar habitual para la historia del club, y no pelee por los títulos.

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