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Alimentos que se pueden congelar y los que no

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Alimentos que se pueden congelar y los que no
PEXELS
Para conservar alimentos que nos han sobrado, que hemos preparado de más, o simplemente, nos apetece cocinar para varios días, tanto la nevera como el congelador nos van a ser de gran ayudar.

¿Sabes usar correctamente el congelador?

La congelación es un método de conservación que nos permite alargar la vida útil de los alimentos, también ante épocas de calor. Además, se considera una técnica bastante segura, pues ejerce cambios sobre los productos alimentarios a nivel físico y químico de manera que se detiene el crecimiento microbiano. ¡Atención! solo se detiene, pues la congelación no erradica los microorganismos como lo hace una esterilización. Después, cuando el alimento es descongelado, especialmente si los mantenemos a temperatura ambiente, los microorganismos vuelven a reproducirse y pueden ocasionar toxoinfecciones alimentarias.

Dado que todos los alimentos tienen agua en mayor o menor cantidad, podemos decir que cuando un alimento se congela, lógicamente, el agua que contiene deja de estar líquida y forma cristales de hielo. Estos cristales serán más pequeños cuanto mayor haya sido la velocidad de congelación o más grandes cuando la velocidad de congelación haya sido más lenta (que es lo que sucede a nivel doméstico). Cuando se forman cristales más grandes la estructura de los alimentos se puede ver afectada negativamente, por ello algunos productos soportarán muy bien que los congelemos en casa y otros no.

Consejos para congelar los alimentos

Ahora que sabemos que la congelación es un proceso que va a tener determinadas repercusiones sobre el alimento, y que su descongelación puede conllevar riesgos para la salud, es importante tener en cuenta estas 6 recomendaciones sobre cómo conservar los alimentos según la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN):

  • Envasar los productos en porciones pequeñas ya que, de esta manera, la congelación será más rápida y conllevará menos riesgos alimentarios. Esto facilita su congelación, pero también permite una mejor organización de las raciones.
  • Las bolsas de plástico herméticas para congelar son muy útiles para el envasado. Deben utilizarse una sola vez y conviene quitar la mayor cantidad de aire posible. Por otro lado, hay que tener en cuenta que cuando los alimentos se congelan se expanden, por lo que habrá que dejar un espacio proporcional para evitar que los envases estallen.
  • Se debe utilizar el criterio «First in, First out” o “lo primero que entra es lo primero que sale», por lo que anotar la fecha de congelación en las bolsas o envases nos ayudará a saber qué productos deberemos consumir primero.
  • La duración de los alimentos en el congelador vendrá determinada por las estrellas del aparato doméstico de congelación. Para una mayor información sobre la duración de estos productos no olvides consultar las indicaciones de conservación del fabricante.
  • Si congelas alimentos después de cocinarlos, no olvides dejarlos enfriar antes de introducirlos en el congelador; al introducirlos calientes, puedes afectar negativamente a la temperatura de otros.
  • No debemos volver a congelar los alimentos, ya que sucesivas congelaciones, restan calidad a los alimentos y facilitan su contaminación.

Alimentos que se pueden congelar y los que no

Congelar podemos congelar todo, ahora bien, hay algunos alimentos que pueden ver mermadas sus características organolépticas a causa de la congelación (color, sabor, textura y aroma). Hablamos por ejemplo de:

Patatas cocidas

La estructura del almidón que contienen las patatas hace que tras su congelación puedan tener una textura harinosa o granulada que no nos resultará demasiado apetecible. Estamos hablando de la congelación en un congelador convencional doméstico, no con la tecnología de la que se dispone en la industria alimentaria, eso es otro cantar.

Quesos cremosos

En este caso también la estructura va a notar la congelación. La pasta cremosa del queso, una vez descongelada se va a desmenuzar mucho más, perdiendo la untuosidad y cremosidad que la caracteriza, y perdiendo por ello cualidades organolépticas.

Frutas y hortalizas crudas

Conservar frutas o verduras a nivel doméstico debemos tener en cuenta que su congelación y descongelación ocasiona una importante pérdida de agua y, con ello, se pierde la textura crujiente que tienen. Por ello cuando queremos tomar un alimento de este tipo en crudo y a mordiscos, la congelación no es buena opción. En el caso de vegetales cocinados si tendremos mejores resultados, mientras que, en las frutas, la congelación puede ser buena idea si después vamos a triturarla para hacer un helado o un batido.

Frituras

Vuelve a ser el caso de alimentos que pierden su textura crujiente, mientras un alimento rebozado y frito, que consumimos terminado de hacer va a estar crujiente, y solo el hecho de consumirlo más tarde ya restará cualidades a su textura, si además lo congelamos la merma de calidad organoléptica va a ser mayor.

Huevos cocidos

De entrada, debemos tener en cuenta el aumento de tamaño, así que si congelamos un huevo con cáscara se romperá. Por otra parte, la textura de un huevo cocido también sufrirá deterioro con la congelación, mientras que si crudo lo batimos y lo conservamos en recipientes herméticos se congelará mejor.

Mayonesa u otras salsas

En el caso de alimentos complejos químicamente, como las emulsiones que se forman al elaborar algunas salsas, la mayonesa o el alioli, por ejemplo, este equilibrio que mantiene la emulsión se va a romper, lo que traduciríamos como que la salsa se corta, o deja de estar ligada.

¿Qué alimentos no podemos congelar?

Hemos profundizado acerca de los alimentos que sí pueden congelarse, pero no hemos mencionado aquellos que de ninguna manera pueden introducirse al congelador. Y es que hay alimentos que sufren alteraciones considerables durante el periodo de congelación, bien en su textura o en su sabor, y se convierten en incomestibles. En general, los productos que no se pueden congelar bajo ningún concepto son huevos duros con cáscara (pero sí batidos en un recipiente), verduras u hortalizas que vayan a comerse crudas, pasta o arroz (sin hervir), patatas, alimentos fritos y otros con alto contenido en grasa.

No olvides practicar un buen descongelado

Para un buen proceso de congelado y descongelado ten en cuenta que:

  • Debes congelar los productos lo más rápido posible al comprarlos, si tienes claro que los quieres congelar
  • Debes envolver los productos al congelarlos, no colocarlos sueltos.
  • Evita congelar latas que puedan explotar
  • Coloca la fecha de congelación en cada recipiente y bolsita para evitar que el alimento permanezca más tiempo del debido.
  • A la hora de descongelar, realiza el proceso lentamente, dejando los alimentos en el frigorífico y evitando sobre todo exponerlos sobre calor directo. No utilices el microondas.
  • No congeles algo que ha sido congelado previamente

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Las 10 faltas de ortografía más comunes

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Las 10 faltas de ortografía más comunes

(OFFICIAL PRESS- EFE).- La confusión entre «a ver» y «haber», el olvido de tildes y signos de puntuación, el intercambio de letras que suenan igual y la abreviatura de palabras, a imagen y semejanza de los mensajes instantáneos de texto, son algunas de las diez faltas de ortografía más frecuentes que ha detectado Cuadernos Rubio.

Esta editorial valenciana, con 65 años de historia como referente en el repaso lingüístico y matemático a través de sus cuadernillos didácticos, ha hecho público este martes el decálogo de faltas ortográficas con que más se enfrentan sus expertos y pedagogos.

El hecho de que «Olaaa, k tal?”, “te hecho de menos” o “asta luego, bss” sean mensajes cada vez más comunes en las redes sociales y grupos de mensajería instantánea han llevado a Cuadernos Rubio a radiografiar los errores ortográficos y gramaticales más comunes entre los «nativos digitales».

«Muchos de ellos, al no estar tan familiarizados con la escritura a mano, se guían por el código oral, escriben tal y como suenan las palabras. Si a ello le sumamos la inmediatez de la escritura en redes sociales y el uso del autocorrector en los dispositivos digitales, nos encontramos con niños y jóvenes con un dominio menor de las reglas ortográficas», advierten desde la editorial.

Las 10 faltas de ortografía más comunes

1.- Confusión entre ‘a ver’ y ‘haber’.

2.- Uso incorrecto de la ‘h’.

3.- Intercambiar las letras ‘b’ y ‘v’.

4.- Abreviaturas incorrectas. Las más frecuentes son usar ‘q’ en lugar de ‘que’, ‘tmb’ para sustituir a ‘también’ y ‘sq’ remplazando ‘es que’.

5.- Mal uso de la ‘g’ y la ‘j’.

6.- Imperativos mal conjugados.

7.- Mal uso del por qué, porque y porqué, que todavía puede agravarse más al abreviar la palabra a un ‘xq’.

8.- Ignorar los signos de puntuación, tanto los de interrogación o exclamación al principio de la frase como los puntos, comas, paréntesis o comillas.

9.- Tildes olvidadas.

10.- Escribir nombres propios en minúscula.

Trucos específicos para evitarlas:

  1. Diferencia entre «a» y «ha»: «A» es una preposición, mientras que «ha» es una forma del verbo «haber». Recuerda que «ha» se utiliza en tercera persona del singular en tiempo presente.
  2. No confundas «si» y «sí»: «Si» es una conjunción condicional, mientras que «sí» indica afirmación. Piensa en la tilde como una forma de decir «sí, esto es correcto».
  3. Usa correctamente «sino» y «si no»: «Sino» se utiliza para indicar contraposición, mientras que «si no» es la conjunción condicional seguida de un adverbio de negación.
  4. Aprende la diferencia entre «porque», «por qué», «porqué» y «por que»: «Porque» se utiliza como conjunción causal, «por qué» es una expresión interrogativa, «porqué» es un sustantivo que significa razón o motivo, y «por que» es la combinación de la preposición «por» y el pronombre relativo «que».
  5. Cuidado con «sino» y «si no»: «Sino» se utiliza para indicar contraposición, mientras que «si no» es la conjunción condicional seguida de un adverbio de negación.
  6. Distingue entre «tu» y «tú»: «Tu» es un pronombre posesivo, mientras que «tú» es un pronombre personal.
  7. No te olvides de los acentos: Presta atención a las palabras que llevan tilde y asegúrate de colocarlas correctamente. Muchas veces, cambiar la posición de la tilde puede cambiar completamente el significado de la palabra.
  8. Revisa las terminaciones verbales: Asegúrate de conjugar los verbos correctamente según el tiempo verbal y la persona gramatical.
  9. Conoce las reglas de acentuación: Familiarízate con las reglas básicas de acentuación, como las palabras agudas, graves y esdrújulas, así como las excepciones a estas reglas.
  10. Utiliza las herramientas disponibles: No dudes en utilizar correctores ortográficos y gramaticales, así como diccionarios en línea, para verificar la ortografía y la gramática de tus escritos.

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