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Negro azabache para la gran noche de Laura Mengó

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laura mengo espolin fallera mayor
Fotografía: Armando Romero (JCF)

Negro azabache. Es el sobrio color que ha escogido la Fallera Mayor de València 2023, Laura Mengó Hernández, para el espolín que ha estrenado este viernes en su exaltación como máxima representante de las Fallas de València.

Pasadas las 19:30 horas, y a las puertas de su domicilio en Campanar (València), se desvelaba uno de los secretos mejor guardados por las máximas representantes. El color del traje oficial que marcará su reinado y que eligieron en octubre en la tradicional firma Garín, días después de recibir la llamada del alcalde de València, Joan Ribó.

Negro azabache

Se trata de la primera vez que una Fallera Mayor de València opta por el color negro, aunque no por ello menos esperado. Esta elección, es una apuesta propia que Laura Mengó “tuvo claro desde un principio”, según han explicado desde el equipo de Espolines de Garín. Además, añaden que se trata de un color “que no había salido nunca” y que era “muy esperado” por el mundo fallero y los amantes de la indumentaria valenciana.

La Fallera Mayor de València ha querido transmitir a todo el mundo fallero “luminosidad y elegancia” con un color “muy esperado” que “nunca hasta el momento había sido utilizado”.

Para este momento tan especial, la firma especializada, Espolines de Garín ha tejido con máquina jacquard de 400 agujas con simetría de espejo este espolín exclusivo reservado solo para las máximas representantes de la fiesta fallera.

En cuanto a sus características técnicas, el espolín ‘Fallera Mayor de València’ contiene un total de 6.848 hilos de urdimbre de seda natural 20/22 a tres cabos en un ancho de 54 centímetros con 18 pasadas por centímetro en las zonas de raso, a las que se suman las pasadas correspondientes también de seda natural en las zonas de dibujo. Paralelamente, se ha incluido un tejido de raso sin dibujo con el mismo color del fondo del espolín para la confección de un cuerpo de manga larga.

Negro azabache para la gran noche de Laura Mengó

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Imágenes: JCF y Artur Part

Todos los detalles del traje de Laura Mengó

La casa La Joia Indumentaristas, ubicada en Xirivella, ha sido la encargada en esta ocasión de la confección del traje para que la Fallera Mayor de València pueda lucir con todo su esplendor en tan esperada noche. Confeccionado al estilo tradicional del siglo XIX. Elaborado a partir de un modelo de mangas de farola recreada del libro de Indumentaria Tradicional Valenciana. La construcción del traje tradicional valenciano II. Del autor Francesc Xavier Rausell Adrià.

Las manteletas que combina Laura son de la firma Artesanía Viana. Se trata de una combinación exclusiva de pañuelo y delantal bautizado con su propio nombre.

Con 320 horas de trabajo, el dibujo central está compuesto por un enramado con toque de filtiré en dorado.El bordado está realizado con cadeneta manual en hilo de oro sobre un tejido de seda natural sobre la que destaca la lentejuela metal bañada en oro y cosida manualmente, ofreciendo un resultado armónico tras más de 320 horas de trabajo.

Asimismo, también ha sido el momento en que Laura Mengó estrenaba el aderezo reservado para las Falleras Mayores de València, elaborado por Art Antic, y propiedad del Ayuntamiento de València. Se trata de un modelo racimo en oro de 18 quilates con brillantes en talla rosa. La Joia, pinchos, pendientes, collar y pulsera con siete tiras de perlas. Las peinetas, obra de Castillo Cinceladores, llevan grabado el escudo de la ciudad de València.

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GALERÍA| El emotivo encuentro de la Corte de 1998

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Corte de Honor 1998
Corte de Honor y Fallera Mayor de Valencia 1998-OFFICIAL PRESS

El pasado sábado, trece mujeres se reunieron para celebrar un evento cargado de recuerdos y emociones. Estas mujeres, que en 1998 fueron elegidas como Corte de Honor y Fallera Mayor de Valencia, se reencontraron 26 años después para rememorar uno de los momentos más significativos de sus vidas.

La Corte de Honor 1998

Corte y Fallera Mayor de Valencia 1998-Foto: JUNTA CENTRAL FALLERA

Inés Fresneda, Merche Ballester, Loles Fernández, Vicky Martínez, Gloria Torres, Victoria Bayarri, Auxi Pérez, Teresa Moret, Mª José Romero, Mónica Taberner, Marigi Usano, Vanessa Arnal y Susana Remohí fueron las representantes del mundo fallero en 1998.

Un año inolvidable

Para estas mujeres, el año 1998 marcó un antes y un después. Ser elegidas para formar parte de la Corte de Honor y, especialmente, ser nombrada Fallera Mayor de Valencia, es un honor que pocas pueden experimentar. Durante aquel año, compartieron experiencias únicas, desfiles, actos oficiales y una conexión especial que las unió de por vida. Las Fallas, más que una fiesta, son una tradición que tiene el poder de crear lazos profundos y duraderos entre quienes las viven intensamente.

Un reencuentro cargado de emociones

El reencuentro se celebró con una comida a la que asistieron no solo las trece integrantes de la Corte de 1998, sino también sus padres, parejas y los más pequeños. Este encuentro permitió que cada una compartiera cómo había cambiado su vida desde aquel entonces, y cómo la experiencia de ser parte de la Corte de Honor había influido en sus trayectorias personales y profesionales.

Aunque no todos los padres y parejas pudieron asistir, ya que la vida inevitablemente se lleva a personas queridas, la reunión fue un homenaje a los momentos compartidos y a aquellos que ya no están. Las ausencias fueron sentidas profundamente, pero también se celebró la alegría de poder reencontrarse y recordar juntos aquellos días especiales.

Las Fallas: Una tradición que une y transforma

Las Fallas son mucho más que una celebración; son una manifestación cultural que une a las personas y transforma vidas. Para estas trece mujeres, ser parte de la Corte de Honor no solo les dio la oportunidad de representar a Valencia y su tradición, sino que también les proporcionó una experiencia compartida que ha perdurado a lo largo de los años.

Durante la comida, se compartieron anécdotas, risas y, cómo no, algunas lágrimas de nostalgia. Cada una recordó con cariño los momentos vividos juntas, desde los preparativos hasta los actos oficiales, pasando por los momentos únicos que solo pueden vivir ellas y apoyo mutuo. Las Fallas de 1998 no solo las unieron como compañeras, sino como amigas que han mantenido el contacto y la conexión a lo largo de más de dos décadas.

Un vínculo inquebrantable

El reencuentro de la Corte de 1998 es un testimonio del poder de las Fallas para crear vínculos duraderos. Para estas mujeres, la experiencia de ser parte de la Corte de Honor fue un momento que marcó sus vidas de manera profunda y significativa.

El emotivo encuentro de la Corte de 1998 es una muestra más de cómo las Fallas pueden cambiar vidas y unir a las personas en una experiencia compartida de celebración, cultura y tradición. Aunque el tiempo pase y las circunstancias cambien, los lazos creados en torno a esta fiesta tan especial permanecen fuertes y significativos.

La capacidad de unir personas

Este reencuentro no solo fue una oportunidad para recordar el pasado, sino también para celebrar el presente y mirar hacia el futuro con la esperanza de seguir compartiendo momentos inolvidables. Las Fallas, una vez más, demostraron su capacidad para unir a las personas y transformar vidas, creando recuerdos que perduran para siempre.

El emotivo encuentro de la Corte de 1998, en imágenes:

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