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Valentino Rossi se baja de la moto y comienza la leyenda

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Valentino Rossi se baja de la moto y comienza la leyenda

Juan Antonio Lladós

Cheste (Valencia), 14 nov (EFE).- El italiano Valentino Rossi puso este domingo «punto y final» a su carrera deportiva después de 432 grandes premios y 26 temporadas en las que ha logrado nada menos que nueve títulos mundiales, uno de 125 c.c. (1997), otro en 250 c.c. (1999) y siete de 500/MotoGP (2001, 2002, 2003, 2004, 2005, 2008, 2009) y ha conseguido elevar el motociclismo a cotas nunca alcanzadas gracias a sus celebraciones, su espectacularidad sobre la pista y la manera de hacer las cosas que han cautivado a los aficionados al motociclismo de los cinco Continentes que desde mucho antes de su retirada ya lo han considerado una leyenda.

Rossi, natural de Urbino, donde nació el 16 de febrero de 1979, no ha podido resistir el paso del tiempo frente al «tirón» de las jóvenes promesas y ello unido a su escasez de resultados le llevó a tomar la determinación de dejar de competir al final de la presente temporada en el campeonato del mundo de motociclismo, pero en su mente ya se gestan nuevos retos en el mundo de las cuatro ruedas que irá desvelando con el paso del tiempo, aunque ahora toca despedirse y ese, aunque lo disimule, va a ser un momento duro para alguien que lo ha dado todo por el motociclismo y, a la vez, ha recibido tantísimo del motociclismo.

Un piloto ganador, de casta y con un carisma y empatía con todos los aficionados y seguidores del motociclismo que será muy difícil de igualar para cualquiera de sus rivales.

Valentino Rossi debutó en 1996 en el campeonato del mundo y ese mismo año, antes del inicio del mundial, ya estuvo en Madrid en la presentación de la Copa Cajamadrid Aprilia con figuras en ciernes como Jorge Lorenzo, por entonces con diez años, o Álvaro Bautista, y respaldado por uno de sus primeros «jefes» o mecenas, el italiano Gianpiero Sacchi, quien «vendió» maravillas de aquél joven chaval de larga melena rubia.

Sus 115 victorias y 235 podios en total, son un bagaje al alcance de muy pocos pilotos, pero seguro que para la inmensa mayoría de los aficionados al motociclismo lo que quedará para el recuerdo serán sus variopintas celebraciones, que desde 1996 comenzaron a hacer famoso y todos esperaban tras alcanzar lo más alto del podio. Su primer título mundial, una temporada después, en 125 c.c., se podría decir que le llevó directamente a enfilar el camino hacia el «Olimpo» del motociclismo.

«Rossifumi», en honor a un piloto al que admiraba, el fallecido japonés Norifumi Abe, y sus hazañas, ya estaban en boca de todo el mundo, y su fulgurante ascenso hasta la categoría reina, «regado» con su segundo título mundial con veinte años y en los 250 c.c., le hicieron ganarse el respeto de rivales, patrocinadores y marcas, que se lo rifaron desde el principio, aunque «Il Dottore» acertó al decidirse por Honda para dar el salto a los 500 c.c., por entonces la marca más competitiva de cuantas disputaban el mundial.

Sus «peripecias» y «locuras» no pasaron desapercibidas para nadie, pero él supo avalarlas con los resultados y así fue como logró casi a las primeras de cambio el título mundial de 500, el primero de una larga lista, en 2001.

Ese primer título de la categoría reina le siguieron otros dos de la mano de Honda, los de 2002 y 2003, pero en esta temporada las desavenencias entre las partes acabaron en ruptura con un piloto dolido con el fabricante japonés, al que consideraba que no ponía en valor sus habilidades.

Honda siempre pensó que Rossi era campeón porque ellos tenían la mejor moto y el italiano siempre rebatió esa idea argumentando que «sus manos» tenían mucha culpa de la eficacia del dúo. La ruptura se hizo inevitable y Valentino Rossi decidió dar el salto a Yamaha, otro de los fabricantes japoneses, que por entonces llevaba la friolera de doce años, con el estadounidense Wayne Rainey (1992), sin conseguir un título mundial.

Y no defraudó a las expectativas que su «enfado» y deserción de Honda había suscitado, pues a las primeras de cambio, en el gran premio inaugural de Suráfrica 2004, «Il Dottore» ya logró la victoria con la YZR M 1 y su manera de celebrarlo, exhausto, besando su moto y sentado delante de ella, nuevamente dio la vuelta al mundo pues si algo tenía claro Valentino Rossi con su arriesgada apuesta es que tenía que darlo absolutamente todo.

Y Rossi cumplió. En su primer año con el fabricante de Iwata le «ofreció» un nuevo título mundial, al que sumó un segundo, consecutivo, en 2005, y aun llegaron dos títulos más, los de 2008 y 2009, ambos de la mano de Yamaha, que vivió algunos de sus mejores momentos con él hasta 2010, momento en el que nuevamente Valentino Rossi intentó asumir otro reto y cambió de marca para intentar ser campeón con tres marcas distintas.

La opción fue Ducati, pero tras dos temporadas, Rossi no consiguió adaptar su pilotaje a una Ducati Desmosedici que, por entonces, tenía un tipo de conducción muy particular y con el que no pudo lograr ni un solo triunfo -tan solo tres podios-, lo que le hizo regresar en 2013 a Yamaha, nuevamente con el español Jorge Lorenzo como compañero de equipo.

El título no llegaba y Valentino Rossi comenzó a impacientarse hasta que llegó 2015 y tuvo en las manos un anhelado décimo título mundial, pero las carreras de Australia y Malasia supusieron un auténtico «bombazo», más bien un «jarro de agua fría» para él y para el campeonato por varios motivos.

Rossi llegó a Sepang (Malasia), criticando agriamente en la conferencia de prensa la actitud del español Marc Márquez en la carrera de Australia, en la que según el italiano la actitud del español le perjudicó, algo que siempre negó el piloto de Repsol Honda, que decidió hacer su propia carrera también en Malasia y el encontronazo entre ambos no tardó en llegar, en forma de una maniobra un tanto irresponsable o al menos innecesaria por parte de Rossi, que acabó con el español por los suelos, con lo que la guerra entre las dos figuras más grandes del motociclismo actual acababa de comenzar.

El piloto italiano llegó hasta la última carrera en la Comunidad Valenciana con opciones de conseguir el título, pero la sanción impuesta al tirar a Marc Márquez en Sepang -salir desde la última posición de la formación de salida- fue un obstáculo muy grandes para las aspiraciones de «Il Dottore», que vio como su compañero de equipo Jorge Lorenzo le quitó el título.

Tanto en 2015 como en 2016 Valentino Rossi logró el subcampeonato mundial, pero para un piloto acostumbrado a ganar aquello era, ni más ni menos, que el resultado que siempre se ha dicho que es una derrota pues «el segundo es el primero de los que pierde».

En 2017 y en Assen llegó su última victoria, acabó quinto el campeonato y, desde entonces y hasta ahora, cuando ha anunciado su retirada al final de la temporada, sus altibajos han sido una constante y probablemente la razón que al final le llevó a tomar la decisión de parar.

Uno de los más grandes de la historia del motociclismo mundial da un paso a un lado para que los jóvenes intenten escribir una trayectoria deportiva tan brillante y exitosa como la protagonizada por Valentino Rossi, el más grande «Il Dottore».

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ANÁLISIS| Una década del desembarco de Peter Lim en el Valencia

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valencia de peter lim
EFE/ Biel Alino

València, 17 mayo (OFFICIAL PRESS- EFE).-El desembarco de Peter Lim en el Valencia a través de la empresa Meriton Holdings cumple este viernes una década, pues hace ahora diez años la Fundación Valencia CF, que contaba con la mayoría accionarial del club, aprobó la venta de su participación en la entidad a la compañía singapurense por cien millones de euros.

El proyecto de Peter Lim ofrecía pagar 94 millones de euros a la Fundación y donar seis millones en sendos años para actividades de la misma, mientras prometía una inversión de hasta sesenta millones de euros el primer año y un préstamo al club de otros doscientos para mejorar su tesorería, en una de las muchas promesas realizadas y que explicó el presidente de la Fundación Valencia CF, Aurelio Martínez, en la rueda de prensa posterior a aprobar la venta.

Martínez explicó que el magnate ponía a la venta el estadio de Mestalla con un precio de salida de 150 millones de euros y daba dos años para encontrar comprador; de no hacerlo, pondría él esa cantidad para acabar el nuevo campo de la avenida de Las Cortes Valencianas -el Nou Mestalla- y que estuviera para el centenario del club en marzo de 2019, una operación que nunca se concretó.

De hecho, Martínez incidió en que la opción de Meriton era «la más respetuosa con el pequeño accionista», a pesar de que ha pasado de controlar el 70 % de la entidad a ser propietario de más del 90 % debido a las sucesivas ampliaciones de capital realizadas por la entidad para que el club no entrara en causa de disolución por sus pérdidas presupuestarias.

Precisamente un día después de confirmar que el Valencia se quedará fuera de competición europea por quinta campaña consecutiva, este viernes se cumple una década desde que los veintidós patronos de la Fundación Valencia CF votaran a favor de esa propuesta, que se adoptó con el voto favorable de todos los asistentes.

El Valencia de Peter Lim

El patronato estudió los siete proyectos interesados en adquirir el club, que previamente habían sido analizados por una comisión gestora creada al efecto y en la que participaron la Fundación Valencia CF, el Valencia CF, Bankia y la Generalitat.

Finalmente se eligió el proyecto de Lim, que, sin embargo, ha distado mucho de la realidad que se prometió durante esta década, en la que el Valencia ha pasado de ser el octavo mejor equipo europeo, según el ranking UEFA, a posicionarse el número 94, ha pasado a acumular más de 1.500 días sin jugar Europa o ha tenido hasta quince cambios de entrenador.

Muchos de esos técnicos, como Gary Neville, Pako Ayestaran o Albert Celades, han sido primerizos en Primera División, una situación que también se ha repetido en el área ejecutiva del club, donde los dos presidentes, tanto Layhoon Chan como Anil Murthy, no habían tenido experiencia en una entidad de fútbol.

El Valencia, cuarto en la clasificación histórica de la Liga y que llegó a ser tercero antes de la llegada de Lim al club, acumula ya cinco temporadas consecutivas sin pisar Europa y su racha se alargará, como mínimo, hasta los 1.900 días sin competición europea, fruto de la gestión y desinversión del magnate singapurense, que tuvo en el club de Mestalla su segundo intento de hacerse con un club europeo después de haber pujado también por el Liverpool en 2010, aunque en aquella ocasión su propuesta no fue la elegida.

Su presentación en Valencia

Su primera aparición pública en el proceso de venta del club tuvo lugar el 22 de diciembre de 2013, cuando el presidente del club, Amadeo Salvo, convocó una rueda de prensa para explicar que se había recibido una oferta de Lim que consideró muy favorable. Salvo se mostró convencido de que no iba a haber «otra igual, no sólo por el importe económico sino por el proyecto global y por el talante».

La oferta, presentada al banco y explicada a la Generalitat a principios de diciembre, tenía como límite para ser aceptada el 15 de enero, pero nunca recibió una contestación oficial, pues el 10 de diciembre, antes de que ésta fuera pública pero cuando ya había sido efectuada, Bankia propuso un proceso abierto para encontrar un nuevo inversor.

En ese segundo proceso, pese a que parece que llegó a esbozar alguna propuesta, Salvo aseguró que Lim no llegó a participar formalmente «porque no le daba seguridad», pero cuando se inició el tercer y definitivo proceso la propuesta de Lim se activó por tercera vez y fue una de las siete que se recibieron dentro del plazo marcado para ser estudiado por la comisión gestora.

Todavía quedaron varios pasos, como la aprobación definitiva de la venta y la negociación con Bankia por la reestructuración de la deuda -incluida una quita- que se terminó firmando a lo largo del verano, pero el nombre de Peter Lim quedó ya ligado al Valencia.

‘Benvingut Peter Lim’

Ese furor inicial del aficionado valencianista, que se tradujo incluso en el tifo ‘Benvingut Peter Lim’ durante un encuentro en la campaña 2014-15, fue desapareciendo año tras año y, sobre todo, decisión tras decisión, lo que ha llevado a la afición del Valencia a vaciar Mestalla hace un par de años, a lucir carteles amarillos que dicen ‘Lim Go Home’ -Peter, vete ya- y a que Libertad VCF, uno de los grupos opositores de Lim, prepare un nuevo vaciado de Mestalla este próximo domingo ante el Girona para reclamar su marcha y pedir a las instituciones que no pacten con el club por el Nou Mestalla.

La historia de amor que empezó siendo se ha convertido en una auténtica pesadilla para el valencianismo, que censura que el Valencia se empequeñezca año tras año, siga sin entrar en Europa, un lugar habitual para la historia del club, y no pelee por los títulos.

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