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Fallas

GALERÍA| La romántica boda de Raquel Alario, Fallera Mayor de València 2017

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boda raquel alario
Foto: Por parte de la novia (INSTAGRAM)

Este sábado 17 de diciembre tuvo lugar la boda de Raquel Alario. La que fuera Fallera Mayor de València en 2017 dio el sí quiero a Héctor Robledo en la Basílica de San Vicente Ferrer ante más de 300 invitados. Raquel estaba deslumbrante, irradiaba felicidad. Su llegada causó impacto ante unos invitados que querían inmortalizar la entrada de la impresionante novia.

La pareja se conoció en la universidad cuando estudiaban Ingeniería industrial y llevan doce años juntos. Aunque fue el 27 de junio del 2021, justo cuando cumplían diez años de relación, cuando Héctor le pidió que se casara con él.

La pedida fue en Sevilla, una ciudad a la que los dos soñaban con ir desde que empezaron. «Me pidió matrimonio en el parque de Maria Luisa, junto a la Plaza de España, en una pequeña glorieta en la que logramos quedarnos relativamente a solas y Héctor vio el momento perfecto (e íntimo) para proponerme matrimonio», explicaba Raquel a Official Press.

La boda de Raquel Alario

El vestido de la novia

Absolutamente deslumbrante llegó Raquel Alario a la ceremonia. Con un vestido confeccionado por Aleste Atelier cubierto durante la ceremonia por una mantilla de encaje de Granada que le regaló su abuela a la hermana de la novia cuando se casó (con lo que ya llevaba “algo prestado”). Una pieza muy especial para Raquel por los recuerdos que le trae de su abuela.

El espectacular vestido de Raquel estaba confeccionado en crepe de lana, manga larga y escote rectangular. Con una sobrecola de 4 metros, plisados en espalda, hombreras voladas y puños confeccionados en organza rústica de seda natural. En la base de la espalda llevaba un brocado con hilos de seda formando bodoques en dos tonos.

Para los zapatos confió en Solepiel. El maquillaje y la peluquería estuvo a cargo de Virginia, de VLC Estilistas.

La madre de la novia eligió un traje midi en terciopelo confeccionado por Greta (by Claudia Bernedo), mientras que sus hermanas Esther y Ana optaron por vestidos de Victoria.

El ramo de la novia, regalo de su Corte

El ramo de novia fue sin duda uno de los detalles más significativos de la boda. Fue un regalo de su Corte de Honor y además iba acompañado de una medalla que la propia Raquel descubrió el mismo día de la boda. Atelier de la Flor fue el encargado del ramo.

Fotos: Por parte de la novia (INSTAGRAM)

La decoración de la boda de Raquel Alario

La celebración estuvo cuidada al milímetro, la decoración floral de la iglesia y de la Vallesa de Mandor fue obra de Atelier de la Flor. A destacar en la iglesia los dos semiarcos que enmarcaron la entrada de la Basílica.

Durante la ceremonia el cuarteto de cuerdas, Stringendo, interpretó un sinfín de canciones, tanto clásicas como canciones versionadas. Entre otras sonó la canción de Perfect (de Ed Sheeran), con la que Raquel entró a la iglesia.

El banquete en la Vallesa de Mandor estuvo lleno de detalles y sorpresas para los invitados. Los novios dedicaron estos meses previos a preparar una serie de detalles para mostrar su cariño a cada uno de los invitados.

El baile de novios fue uno de los momentazos del día. Primero Raquel y Héctor como manda la tradición y después se sumaron los padres. Para ese baile con los suegros la canción elegida fue  Always on my mind, de Elvis Presley.

Los invitados: importante presencia del mundo fallero

Aunque era una boda valenciano-segoviana, ya que toda la familia del novio es de Segovia, el mundo fallero fue el que más presencia tuvo. Algo absolutamente normal cuando se trata de la boda de una Fallera Mayor de València.

Entre los invitados, los miembros del jurado de Raquel: Carla Ibáñez, Susana Remohí, Gabi Aranaz, Sela Falcó, Pablo Guillen, María Ortega y Ferrán Garrido.

La directiva de Junta Central Fallera que acompañó a Raquel durante su reinado, recordado especialmente por ser el año de la UNESCO: Pere Fuset, Pepe Martínez, Javier Tejero, Inma Guerrero, Merche de la Guía, Montse Catalá o José Acosta.

Toda su Corte de Honor, junto a sus parejas, algunos hermanos y todo el grupo de padres y madres, con los que mantienen muy buena relación y siguen haciendo planes muy frecuentemente. Algunas de sus chicas de la corte llegaron desde Londres, París e incluso México (donde viven actualmente) para poder vivir ese día a su lado.

Tampoco podía faltar su Fallera Mayor Infantil, Clara María Parejo.

Además, el peluquero Carles Ruiz y el indumentarista Edu Cervera. Estefanía Climent, quien fuera Reina de las Fiestas de Castellón en 2017. Una gran representación de su falla, el Bunyol; también estuvieron las que fueron falleras mayores del sector y agrupación en el 2016.

La boda de Raquel y Héctor es de las que se recuerdan, toda la celebración estuvo cargada de gestos de amor e infinidad de detalles hacia todos sus invitados. Desde Official Press les deseamos una feliz vida.

Fotos: OFFICIAL PRESS/INVITADOS

 

 

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Fallas

GALERÍA| El emotivo encuentro de la Corte de 1998

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Corte de Honor 1998
Corte de Honor y Fallera Mayor de Valencia 1998-OFFICIAL PRESS

El pasado sábado, trece mujeres se reunieron para celebrar un evento cargado de recuerdos y emociones. Estas mujeres, que en 1998 fueron elegidas como Corte de Honor y Fallera Mayor de Valencia, se reencontraron 26 años después para rememorar uno de los momentos más significativos de sus vidas.

La Corte de Honor 1998

Corte y Fallera Mayor de Valencia 1998-Foto: JUNTA CENTRAL FALLERA

Inés Fresneda, Merche Ballester, Loles Fernández, Vicky Martínez, Gloria Torres, Victoria Bayarri, Auxi Pérez, Teresa Moret, Mª José Romero, Mónica Taberner, Marigi Usano, Vanessa Arnal y Susana Remohí fueron las representantes del mundo fallero en 1998.

Un año inolvidable

Para estas mujeres, el año 1998 marcó un antes y un después. Ser elegidas para formar parte de la Corte de Honor y, especialmente, ser nombrada Fallera Mayor de Valencia, es un honor que pocas pueden experimentar. Durante aquel año, compartieron experiencias únicas, desfiles, actos oficiales y una conexión especial que las unió de por vida. Las Fallas, más que una fiesta, son una tradición que tiene el poder de crear lazos profundos y duraderos entre quienes las viven intensamente.

Un reencuentro cargado de emociones

El reencuentro se celebró con una comida a la que asistieron no solo las trece integrantes de la Corte de 1998, sino también sus padres, parejas y los más pequeños. Este encuentro permitió que cada una compartiera cómo había cambiado su vida desde aquel entonces, y cómo la experiencia de ser parte de la Corte de Honor había influido en sus trayectorias personales y profesionales.

Aunque no todos los padres y parejas pudieron asistir, ya que la vida inevitablemente se lleva a personas queridas, la reunión fue un homenaje a los momentos compartidos y a aquellos que ya no están. Las ausencias fueron sentidas profundamente, pero también se celebró la alegría de poder reencontrarse y recordar juntos aquellos días especiales.

Las Fallas: Una tradición que une y transforma

Las Fallas son mucho más que una celebración; son una manifestación cultural que une a las personas y transforma vidas. Para estas trece mujeres, ser parte de la Corte de Honor no solo les dio la oportunidad de representar a Valencia y su tradición, sino que también les proporcionó una experiencia compartida que ha perdurado a lo largo de los años.

Durante la comida, se compartieron anécdotas, risas y, cómo no, algunas lágrimas de nostalgia. Cada una recordó con cariño los momentos vividos juntas, desde los preparativos hasta los actos oficiales, pasando por los momentos únicos que solo pueden vivir ellas y apoyo mutuo. Las Fallas de 1998 no solo las unieron como compañeras, sino como amigas que han mantenido el contacto y la conexión a lo largo de más de dos décadas.

Un vínculo inquebrantable

El reencuentro de la Corte de 1998 es un testimonio del poder de las Fallas para crear vínculos duraderos. Para estas mujeres, la experiencia de ser parte de la Corte de Honor fue un momento que marcó sus vidas de manera profunda y significativa.

El emotivo encuentro de la Corte de 1998 es una muestra más de cómo las Fallas pueden cambiar vidas y unir a las personas en una experiencia compartida de celebración, cultura y tradición. Aunque el tiempo pase y las circunstancias cambien, los lazos creados en torno a esta fiesta tan especial permanecen fuertes y significativos.

La capacidad de unir personas

Este reencuentro no solo fue una oportunidad para recordar el pasado, sino también para celebrar el presente y mirar hacia el futuro con la esperanza de seguir compartiendo momentos inolvidables. Las Fallas, una vez más, demostraron su capacidad para unir a las personas y transformar vidas, creando recuerdos que perduran para siempre.

El emotivo encuentro de la Corte de 1998, en imágenes:

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