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Cultura

La valenciana Viví Escrivá, Premio Nacional de Ilustración

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(EFE).- La valenciana Victoria Escrivá Palacios, conocida como Viví Escrivá y galardonada este jueves con el Premio Nacional de Ilustración, se siente emocionada y agradecida por el reconocimiento a una labor a la que lleva dedicándose desde los 13 años ininterrumpidamente.

Según ha informado hoy el Ministerio de Cultura, Escrivá (Valencia, 1939), ha sido distinguida con este galardón, dotado con 20.000 euros, por su «dilatada trayectoria de gran calidad gráfica», por su lucha «por los derechos de los profesionales del sector» y por haber sido pionera en el «despertar del sector editorial y especialmente del libro infantil».

Escrivá ha querido restar importancia a los halagos recibidos sobre la trascendencia de su labor sobre otros profesionales del sector: «La verdad es que nunca he pensado en eso. Yo empecé a ilustrar con 13 años y nunca he dejado de hacerlo«.

«Ni siquiera he pensado nunca en que las obras se vendiesen más o menos, sino en que gustasen y que llegasen a la gente».

Preguntada por la competencia que el mundo del entretenimiento digital ejerce actualmente frente al papel, Escrivá apunta que no se siente en absoluto ofendida y entiende que «haya niños a los que les guste más una película que la lectura».

«Eso es algo que va en cada uno, quizá cuando crezcan cojan el gusto a otras cosas. A mí me gusta mucho leer y, desde luego, creo que es muy positivo», explica.

Entre las motivaciones del premio, el jurado también ha destacado que Escrivá ha influido en «generaciones de lectores» y es un «referente indiscutible» que, además, lleva a cabo una «gran labor por el fomento de la lectura».

La ganadora de esta edición del Premio Nacional estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, así como en la de San Fernando de Madrid.

Comenzó su labor como ilustradora de libros infantiles y escolares en 1976 y, entre sus trabajos, se encuentran colaboraciones con TVE y la elaboración de trece audiovisuales para el Ministerio de Cultura y Deporte bajo el título «Las palabras vivas», sobre la creación del libro.

Su libro «Cuando Lía dibujó el mundo» fue seleccionado en 2000 por la Fundación Germán Sánchez Ruipérez como una de las cien obras de Literatura Infantil española del siglo XX.

Durante su trayectoria, Escrivá ha sido reconocida con galardones como el Premio Lazarillo de Ilustración en 1980 por «Dos cuentos de princesas», obra que también figuró en la Lista de Honor de la Organización Internacional para el Libro Juvenil en 1982.

Además, la autora fue incluida en la Lista de Honor del Premio Andersen en 1982 y recibió el Premio Austral Infantil en 1991 por «Cuando Lía dibujó el mundo».

El jurado de esta edición ha estado presidido por María José Gálvez Salvador, directora general del Libro y Fomento de la Lectura, y ha actuado como vicepresidenta Begoña Cerro Prada, subdirectora de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas.

Han formado parte de este jurado también representantes de las asociaciones profesionales de ilustradores de Cataluña, Valencia, Madrid, Galicia y Euskadi, así como, entre otros, Sonia Pulido Flores, ilustradora galardonada en la convocatoria de 2020.

El Ministerio de Cultura y Deporte concede este premio con el objetivo de reconocer y distinguir el conjunto de la labor realizada por una ilustradora o ilustrador español en el ámbito del libro y de las letras en cualquiera de las lenguas españolas.

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Cultura

Los secretos de la Casa Judía de València

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casa judia valencia,
Foto: Hugo Román
Los secretos de la Casa Judía de València-Fotos: Hugo Román-OFFICIAL PRESS

Entre los años 20 y 30 del siglo pasado el art déco dominaba en todas las artes decorativas a nivel mundial.

Había nacido en París y pronto Hollywood lo popularizó como símbolo de glamour.

Y esos aires y aquella esencia de aquella Belle Époque o los llamados Años Locos quedaron inmortalizados en una de las edificaciones más asombrosas de València.

El art déco bebía de todas las culturas, reutilizando de manera libre los elementos arquitectónicos de otras épocas.

Plasmaban los asombrosos hallazgos de aquellos tiempos.

En Egipto como el  descubrimiento de la tumba de Tutankamón, así como de culturas mesopotámica, africana, azteca, maya, hindú que fueron dotándole de un exotismo y una belleza única.

Los secretos de la Casa Judía de València

Caminando por la calle Castellón, en el número 20 nos encontramos con toda una joya que aguarda la mirada de los curiosos que se detienen para admirar un amalgama de formas y colores único.

Entre Germanías y la Estación del Norte está la conocida como Casa Judía de València, que fue construida hacia 1930 por el arquitecto valenciano Juan Francisco Guardiola Martínez.

Nacido en Sueca en 1895 en el seno de una familia de clase media, se trasladó a Barcelona en 1917 para estudiar arquitectura.

Allí fue premiado en  1922  por el proyecto de la estación de metro de la Plaza de Cataluña.

Según cuentan, los diversos viajes que realizó el arquitecto por Asia pudo influir en él a la hora de diseñar el estilo del edificio levantado en el ensanche de la capital valenciana a petición de Yosef Shalóm.

Su apellido nos da la pista del sobrenombre de Casa Judía.

Casa Judía.- Años treinta.- Archivo Ana María Ferrín.

La fachada de la Casa Judía

Un detalle de sus orígenes nos recibe en el dintel de la puerta principal, en el frontón curvilíneo.

Ahí se aprecia una estrella de seis puntas rematado por dos volutas y una hoja de acanto en el arco final.

Su fachada dividida en tres cuerpos, basamental, central y superior, nos transporta sin movernos de la calle a escenarios babilónicos y egipcios por su colorido y las formas de sus columnas, capiteles, remates con forma de pagoda y ventanas ojivales.

Si levantamos la vista podemos admirar el impresionante remate del edificio de inspiración oriental, árabe e hindú.

Foto: Hugo Román

Según cuentan ​en el edificio se reunía de manera discreta la reducida comunidad judía de la época que residía en València para realizar sus celebraciones religiosas.

¿Cómo es en la actualidad?

En la actualidad en el edificio de siete alturas viven familias particulares.

Las viviendas tienen unos 100 m2 cada una, y originalmente contarían con tres habitaciones, un baño, una cocina y un comedor.

Tan solo su fachada, su zaguán y la decoración exterior e interior mantienen la esencia de aquellos años en los que el arte iba asociado a la construcción, en el que cada ladrillo tenía una misión estética.

Años en los que los edificios eran monumentos esperando ser habitados.

Muchos comentan que su fachada parece salida del decorado de la película del Mago de Oz o tal vez de la mente de Tim Burton.

La Casa Judía no es un edificio protegido

Inspiradora y evocadora permanece allí pese a la bomba que cayó cerca durante la guerra y a pesar de que en alguna ocasión haya sufrido modificaciones debido a que, incomprensiblemente, no está protegida.

De hecho los remates del edificio de estilo hindú que lo coronaban fueron retirados en el pasado y su plantas baja han alterado su estilo original.

Guardiola falleció en Alzira en 1962.

Su trayectoria como arquitecto fue amplia con proyectos de viviendas residenciales, fábricas, almacenes, iglesias, teatros y cines, una estación y un banco.

Entre las más destacadas están el Ateneu del Socors en Sueca (1927) y la Casa Xina o Casa Ferran Guardiola en Barcelona (1929) que muestran su talento y originalidad.

Pero sin duda, la Casa Judía es su gran obra maestra.

Una obra que contempla el pasar de los años desde su espectacular fachada, una fachada que nos hace viajar a lugares remotos sin salir de la ciudad.

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