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#LaGranotera| Paco López: súper, santo, héroe y granota’, por Dani Hermosilla (@DANIH069)

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DANI HERMOSILLA

Paco López firma por una temporada -con opción a una segunda si se logra la permanencia- y se convierte en el entrenador del Levante UD para ese tiempo, una decisión del Consejo del Levante que, no por esperada, es importante. Es por ello que le dedico una #LaGranotera especial. En muchas de las cosas producto de conversaciones con él; otras en una entrevista que he tenido la oportunidad de participar en CV Radio Valencia, emisora en la que os he contado los partidos del Levante UD toda esta temporada. Esta es #LaGranotera…

#LaGranotera.- En el viaje de vuelta de Bilbao (1-3, San Mamés) Paco López respondía ‘uno a uno’ a todos los mil (y no es un decir, sino una cantidad exacta) WhatsApp  que le habían llegado. Felicitaciones por su trayectoria de algunos que se suben a última hora la barco ganador, pero sobre todo de muchos que lo aprecian y que lo siguen en su trayectoria por el fútbol alejado de las cámaras y la tensión mediática ¡Qué atractivo es estar cerca de un tipo que gana! Objeto de portadas, adjetivos. El héroe, el santo (Sanpacoli), el súper e, incluso, el sex symbol. El hombre de moda. Se mueve en tren para viajar a Valencia -en la capi no se suele entender eso de ‘ir a Valencia’, pero en els pobles sí. Se reúne a cenar con sus amigos de toda la vida semanalmente. Es discreto, tiene perfil en Twitter, lo lee todo y sigue teniendo, por encima de todas las cosas, un enorme y gran talento humano a la hora de vivir. Reivindica la ‘profesionalidad’ de su trayectoria (la Segunda B es una categoría profesional aunque no sea tan vistosa’, protesta) y valora a su cuerpo técnico por encima de todas las cosas. Es un ‘emprendedor’ de los banquillos, un orgullo para la dilatada nómina de entrenadores formados en el territorio, y además con pasado granota. Lució culeras en el cemento de la grada de Preferencia del Camp d’Orriols, donde iba con su padre y su tío. Vio jugar al mítico chileno Caszely, formó parte del equipo del ecijazo. ‘Jo sé el que sent la gent de la grada, perquè jo he sigut part d’eixa afició’. Jugador, aficionado y ahora entrenador. Un ‘granota’ llamado a última hora al banquillo para salvar las naves de un equipo que, con el intratable Juan Ramón López Muñiz que dilapidó su crédito por su histórico ascenso en menos de tres meses, llevaba camino de la destrucción.  La diferencia entre uno y otro, su carácter. A Muñiz no lo descubro si digo que se trata de un técnico preparado, comedido y con unas ideas muy claras -al final, su fosa- Pero hace tiempo que un sabio y veterano entrenador con el que tuve la oportunidad de ver muchos partidos (de Segunda B y Segunda A) me dijo una cosa que siempre se cumple: ‘Un equipo es la imagen de su entrenador: entrenador triste -Muñiz, Alcaraz-, equipo triste; entrenador alegre, atrevido, divertido (Paco López, Mendilíbar), equipo alegre. Los resultados es otra cosa. Pero el carácter está ahí.

Paco López es un ‘emprendedor’ de los banquillos, un orgullo para la dilatada nómina de entrenadores formados en el territorio, y además con pasado granota. Lució culeras en el cemento de la grada de Preferencia del Camp d’Orriols, donde iba con su padre y su tío. Vio jugar al mítico chileno Caszely, formó parte del equipo del ecijazo. ‘Jo sé el que sent la gent de la grada, perquè jo he sigut part d’eixa afició’.

Paco López era treballaor, baixotet i molt ràpid… A més de golejador. Es una de las cosas que quiere ahora para su Levante. Me ilusiona  un profesional que sea capaz de combinar pasión y sentimiento -como buen granota- con rigor, pragmatismo y resultados. Es la oportunidad  de oro para que el Levante tenga su propio adn, que su juego sea reconocible para su gente. Bronco, rudo, a la contra, pero a la grada de Orriols le gusta que su equipo se guste cuando esté bien, luche y  apriete los dientes cuando  sufre  y,  sobre todo,  que gane.  Pero, en el caso de no  poder  hacerlo,  que la derrota te deje en  la  retina  algo que disfrutar. Y  ese  fue el problema del Levante de Muñiz. Apisonadora  en  Segunda y  equipo fiable  (rey del empate) en Primera: sin  resultados ,  se fagocitó el crédito que acabó con  el asturiano en la puerta  de salida.

Comecocos y líder de su liga

Paco es un comecocos, un tío que se acerca al jugador y le saca todo… problemas, virtudes, defectos, pero sobre todo lo mima. Es cuando saca el prefijo  de ex-jugador (que otros muchos utilizan para posicionarse) El expertise del fútbol, de haber vivido en el otro lado, de saber cuándo un futbolista ve la portería grande o cuando, acumulando suplencias, se viene abajo. Es el caso de Bardhi, un futbolista que habíamos idolatrado en el inicio de temporada por su condición de experto lanzador de faltas, y que hasta Bilbao no habíamos recuperado, también gracias a su excelente golpeo en los golpes francos.

¿Qué pasa con Bardhi, míster? Enis es un tipo que necesitaba cariño, él mismo me lo dijo», reconocía el míster. El macedonio había pasado de figura a defenestrado, en un país que no conocía, sin dominar la lengua, fuera de su zona de confort. Se vino abajo. Pasó de titularísimo al ostracismo con Muñiz. Y así siguió con Paco López, que pasa a ser un tío dialogante, una de las principales funciones de un entrenador de la élite. Paco habla en grupo y en privado con cada futbolista. Ante Getafe, Las Palmas, Atlético de Madrid y Málaga, Bardhi no entra en el equipo. Enis comentó que el míster quería que hiciera más cosas (defender). Cuando lo hizo, cuando se crujió en los entrenamientos, cuando entendió lo que se le pedía, cuando el míster entendió que el jugador estaba preparado para rendir y devolverle la confianza, le dio la titularidad. Muchas veces premiar a un futbolista que duda de si te va a ofrecer lo que pides es condenarlo al fracaso. Así pasó en San Mamés, escorado a la izquierda -pero sólo con el equipo replegado- y con llegada para poder dar el último pase. La calidad se le supone, su aportación al equipo había sido menguante. Con Paco, Bardhi pasó de ser un excelente lanzador de faltas a tener una ascendencia sobre el juego del equipo: combinando, defendiendo, atacando, por velocidad… empezaba a soltar su calidad. Sus dos goles en Bilbao y el de ayer en Leganés le sitúan a la altura de las estadísticas de Messi en el lanzamiento de faltas por encima de la barrera, y con quien por cierto coincidirá el próximo domingo en Orriols. Su efectividad, máxima. El agradecimiento a Paco López, igualmente máximo. Ahora, hemos recuperado a un buen pelotero. Y además, sigue marcando de falta.

Peligro: listón muy alto…

Vamos con la autocrítica. Muchos de vosotros, que ahora decís que Paco es un Santo, el calvo de la Suerte del Llevant, el Milagro, el escudo de la nave y casi el padrino perfecto para vuestros hijos puede pasar, a poco que se tuerzan los resultados, en un entrenador sin recorrido, falto de experiencia, al que un proyecto de inicio en un club de la élite le viene grande y toda esa gran cantidad de tópicos que se utilizan (utilizamos) cuando buscamos culpables al argumentar una mala racha. Le pasó a Muñiz, el héroe del ascenso. Y le pasará algún día a Paco. Es la ley del fútbol, cuyos aficionados tenemos la lengua muy larga y la memoria muy corta. «Soy consciente de dónde estoy y que no todo van a ser victorias y halagos», decía el míster. Pues eso. Disfrutemos de su trayectoria y confiemos en él cuando las cosas no nos vayan bien dadas. Es una asignatura pendiente en el mundo del fútbol. Y va con Paco y va con todos: Morales, si marca, es un fenómeno y debe ir al mundial de Rusia, y si fallta cuatro ocasiones es un chupón que no levanta la cabeza. Los centrales son un coladero o rozan la perfección como el día de San Mamés, y así todo. Somos muy pólvoras, muy volátiles, muy de juicio rápido. Nos olvidamos de las cosas y nos apuntamos al carro ganador como si nada. Todos y me incluyo.

Muchos de vosotros, que ahora decís que Paco es un Santo, el calvo de la Suerte del Llevant, el Milagro, el escudo de la nave y casi el padrino perfecto para vuestros hijos puede pasar, a poco que se tuerzan los resultados, en un entrenador sin recorrido, falto de experiencia, al que un proyecto de inicio en un club de la élite le viene grande y toda esa gran cantidad de tópicos que se utilizan (utilizamos) cuando argumentamos una mala racha.

Paco López no va a ser para siempre el entrenador del Levante, pero sí puede ser un técnico clave en la estructura del club. De momento, la cabeza visible en el banquillo. A mí me gustaría que estuviera mucho tiempo, en colaboración con la dirección deportiva, y que marque una linea, una gestión. «Un club como el Levante ha de vivir de su cantera, y no importa los jugadores de qué categoría vengan. Si son buenos y tienen calidad, hay que contar con ellos», aseguraba. ¿Alguna prueba más de que este es un tío que puede aportar muchas cosas y, sobre todo, proyecto. Apoyemos al xic de Silla, valoremos al de la casa y, por favor, busquemos objetivos de largo recorrido (incluso con hipotéticos descensos) y dejemos ya el cortoplacismo a un lado, al menos si, como se dice, se quiere al club (no sólo al equipo).

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Ranieri se retira: el legado del impulsor del estilo del mejor Valencia

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Ranieri se retira
Claudio Ranieri (dr) junto al entrenador del Roma Daniele de Rossi en un partido de la Serie A del fútbol italiano. EFE

València, 22 may (OFFICIAL PRESS-EFE).- La retirada de los banquillos del italiano Claudio Ranieri recuerda al valencianismo el legado de uno de los mejores técnicos de la historia del Valencia, un entrenador que volvió a hacer campeón al Valencia tras diecinueve años de sequía y que cimentó los éxitos del mejor Valencia de los tiempos modernos.

A sus 72 años Ranieri se retirará el próximo fin de semana tras la última jornada de la Liga italiana, en la que el pasado domingo certificó la permanencia matemática del Cagliari en la máxima categoría tras una segunda vuelta perfecta que le ha permitido salir de una situación de emergencia y llegar a la última jornada sin nada en juego.

Ranieri, que entrenó al Valencia en dos etapas distintas, dirigió al equipo de Mestalla en hasta 132 encuentros oficiales, siendo el octavo técnico con más partidos dirigidos de un Valencia al que catapultó al éxito a finales de los noventa y al que entregó un estilo de juego que perduraría durante una década además de dos títulos, la Copa del Rey de 1999 y la Supercopa de Europa de 2004.

El legado de Ranieri en el Valencia

Fue a pesar de un inicio difícil, cuando Ranieri tuvo que cambiar a marchas forzadas a un equipo que pasó de jugar bonito pero poco efectivo con Jorge Valdano a un estilo más práctico y defensivo con el italiano, que fue la punta de lanza de lo que durante diez años llevaría al Valencia a pasearse por Europa compitiendo por los títulos nacionales y europeos.

No lo tuvo fácil, ni siquiera en su presentación. El presidente de la entidad por aquel entonces, Paco Roig, le ‘rebautizó’ y le llamó Rinaldi y en su primer partido, el de la cuarta jornada de Liga, perdió ante el Real Madrid por 0-2, presagiando la dificultad de ese cambio de estilo.

De hecho, como también le pasaría cuatro años después a Rafa Benítez, Ranieri también tuvo que salvar un ‘match ball’. Fue cuando llevaba doce partidos en Liga. El Valencia apenas llevaba tres victorias en los once primeros encuentros ligueros con Ranieri, lo que hizo peligrar un puesto casi sentenciado cuando en el minuto 59 de la jornada 15 Antía marcó para la Real Sociedad el 1-0 en Anoeta. Sin embargo, en el 79, Mendieta empató el encuentro y ‘salvó’ a Ranieri.

Tras ello, el Valencia se aferró a la Liga y terminó clasificándose a la Intertoto en una temporada que sirvió para que Ranieri viera el potencial de jugadores como Claudio López o Adrián Ilie, al que Ranieri bautizaría como ’La cobra’, mientras que a Santiago Cañizares apodó como ’El dragón’.

La Intertoto

Después de una primera campaña en la que amoldó a los jugadores a su estilo, el Valencia arrasó en la Intertoto y accedió a la Copa de la UEFA de 1998-99, donde cayó en los dieciseisavos de final ante un Liverpool que no ganó ninguno de los dos partidos pero que pasó por sus goles como visitante, al empatar a cero en Anfield y a dos en Mestalla.

No obstante, el Valencia empezó a sumar victorias en Liga hasta acabar la competición nacional en cuarta posición, ganándose un puesto para la Liga de Campeones por primera vez en su historia, mientras que en la Copa del Rey eliminó al Barcelona en cuartos ganando los dos partidos y arrasó al Real Madrid, al que ganó 6-0 en Mestalla en la mayor goleada de la historia del club valenciano al conjunto blanco para plantarse en la final.

Disputada en La Cartuja ante el Atletico de Madrid, el Valencia ganó tres cero al conjunto colchonero y acabó así con una sequía sin títulos que se alargaba durante diecinueve años en un partido que significó el último encuentro de Ranieri en su primera etapa en el Valencia, un club al que volvió en verano de 2004, cuando Rafa Benítez salió del club hacia Liverpool.

El italiano tomó de nuevo las riendas, aunque vivió la decepción de perder la Supercopa de España ante el Zaragoza, que ganó cero a tres en Mestalla y alzó un título del que el Valencia se redimió apenas unas semanas después levantando la Supercopa de Europa en Mónaco, el último título europeo del club.

El recuerdo del italiano en el valencianismo

Tras una mala temporada, en la que Ranieri sufrió las lesiones de jugadores importantes como Vicente Rodríguez o Pablo Aimar, el italiano fue destituido después de caer ante el Steaua de Bucarest en dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA.

Pese a ello, el buen recuerdo dejado por el italiano propició que volviera a València en el partido del Centenario de la entidad, cuando fue, de hecho, el técnico de las leyendas del equipo al que dirigió en casi tres temporadas, en el que consiguió dos títulos y al que ayudó a cimentar su periodo más exitoso de los últimos cincuenta años.

Aunque los éxitos de Ranieri se miden también en otras ciudades como Leicester, en Florencia o incluso en Cagliari, donde el pasado fin de semana salvó a uno de los equipos con menor presupuesto de la Serie A, el recuerdo de su figura en València seguirá siendo imborrable.

Carlos Rosique

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