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’24 de junio … y entonces sucedió que …’, por José Luis Fortea

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forteaJosé Luis Fortea

…….en 1908, en la localidad de Princeton en el estado de Nueva Jersey, fallecía a la edad de setenta y un años, Grover Cleveland, ex presidente de los Estados Unidos de América, perteneciente al partido demócrata, único de los presidentes hasta el día de hoy (de los cuarenta y cinco) en haber sido elegido en dos periodos diferentes y sin ser estos consecutivos, un primer periodo de 1885 a 1889, y un segundo, cuatro años más tarde, de 1893 a 1897.

Grover Cleveland había nacido en el mismo estado de Nueva Jersey, en la localidad de Caldwell, siendo el quinto de los nueve hijos que tuvo el reverendo presbiteriano Richard Cleveland y su mujer Anne Neal, confiriéndole, con su estricta educación, aquella honestidad e independencia de criterio con la que años más tarde acabaría siendo elogiado en sus dos mandatos.

Se dedicó a ejercer la abogacía en el estado de Nueva York, concretamente en Búfalo donde  comenzó su carrera política, que lo llevaría en muy poco tiempo, a los treinta y tres años a ser nombrado Sheriff por el condado de Erie en Nueva York, diez años más tarde, alcalde de la ciudad de Nueva York y a un año después, con cuarenta y cinco años, gobernador del Estado.

Llegó a ejecutar personalmente a dos condenados a muerte, según llegó a afirmar, para quitarles aquel peso a sus subordinados, por lo que adquirió una imagen de honradez, rectitud e integridad, que lo llevaría como candidato a presidente frente al republicano James Blaine, un buen orador, pero inmerso en aquella época en asuntos que lo implicaban directamente en sobornos en ciertas concesiones de la construcción de la línea del ferrocarril.

Este hecho hizo que algunos republicanos votasen contra su propio candidato, dándole el triunfo en 1884 a Glover Cleveland, en una campaña cargada de acusaciones e incriminaciones y en la que igualmente se destaparon asuntos desconocidos del candidato demócrata.

Entre estos sucesos ignotos, al parecer, fruto de la labor investigadora, se puso en duda la imagen sobria e intachable del propio candidato demócrata, que durante aquella campaña electoral no paraba de repetir aquella frase de, -“sólo tengo una cosa que hacer y es hacer lo correcto”-, saliendo a la luz pública la existencia de un hijo habido con una tal María Crofts Halpin de cuando ya era, hacía cuatro años, sheriff de Búfalo.

Sin embargo aquel cruce de descalificaciones no llegaría a escandalizar a una opinión pública, que si bien veía con ojos diferentes al honesto y austero Glover, por lo menos no lo veía tan corruptible como el señor Blaine, el otro candidato, y máxime cuando en unas explicaciones dadas por él mismo y su equipo electoral, resultasen estas hasta ciertamente convincentes, en el sentido que argumentaba que por aquel entonces él era un hombre soltero y la señorita Halpin, soltera, libre y sin excesivos problemas en aventurarse en relaciones con diferentes hombres, entre los que se encontraban varios amigos suyos, y que al quedar aquella en cinta, sin saberse bien quien podría ser el padre, el señor Cleveland, al ser el único soltero del grupo de amigos, asumió la aludida paternidad, en un acto, que contado así hasta le honraba.

Pero los periodistas no abandonaron aquel lúgubre pasaje de su pasado, sacado a relucir en plena campaña electoral presidencialista, localizando poco después a la misma madre de aquella criatura, María Halpin, siendo su historia bastante distinta de la que el ahora presidente de los Estados Unidos había contado.

En una entrevista concedida por la aludida María, mujer muy hermosa de cabellos morenos y ojos oscuros, que contrastaba con una tez muy blanca, al Chicago Tribune, el 31 de octubre de 1884 (a cuatro días de las elecciones que habían sido fijadas para el 4 de noviembre de 1884), señalaba que ella en aquel entonces no era soltera, sino viuda y en modo alguno acostumbraba a tener ningún tipo de relaciones de manera tan licenciosa, tal y como afirmaba aquel.

Ella por aquel entonces vivía en una modesta pensión en Búfalo, y era dependienta de una tienda, de la que un día al atardecer, al salir de esta y mientras daba un paseo por la calle Swan, paralela a la avenida Myrtle, conoció al entonces sheriff de la ciudad, que desde aquel momento no cejaría en su insistente empeño en que aquella atractiva viuda le concediera una cita. Cuando por fin accedió ante la persistencia de aquel, un día 15 de diciembre de 1873, la llevó al lugar de moda por aquellos días, el Ocean Dining Hall & Oyster House, en un intento más que evidente por intentar impresionarla.

Tras la cena la acompañó galantemente hasta su pensión y cuando llegaron hasta la misma puerta este pretendió que le diera un beso de despedida, que ante la negativa de aquella, comenzó este a forcejear hasta acabar por empujarla hacia el interior de aquel lugar, sin poder presentar apenas defensa frente al metro y noventa y ocho centímetros de aquel hombre con su gran volumen y corpulencia, forzándola  a tener relaciones, dejando ella claro en todo momento al periodista que la entrevistaba, que estas no eran en modo alguno consentidas, siendo por tanto una violación.

Seis semanas después ella ya sabía que estaba embarazada, notificándoselo al implicado que la llegó a amenazar, según su testimonio, con hundirle la vida si se le ocurría acudir a las autoridades. El 14 de septiembre dio a luz un varón, al que separaron violentamente de su madre para ingresarla en el “centro especial para personas con trastornos mentales de Providence”. Fue precisamente un médico de esta institución, el Doctor King, quien dicen que adoptó al niño.

El médico de aquel lugar encargado de realizar la primera exploración comprobó que la paciente no presentaba ninguna anomalía mental que la obligase a permanecer en un centro de dichas características, constatando además que no portaba en el expediente orden legal de ingreso alguna, disponiendo inmediatamente su salida de dicha institución.

Esta, nada más puso un pie en el exterior, acudió al despacho del abogado Milo Witney para intentar llevar el asunto a los tribunales, en un intento por recuperar a su hijo al que habían puesto de nombre Oscar Folsom Cleveland, que tras unos primeros contactos entre las partes implicadas, obtuvieron un primer acuerdo extrajudicial por el que la señora Halpin, recibiría una cantidad de quinientos dólares a cambio de no presentar demanda alguna en lo sucesivo.

Descubierta la historia y publicados sus entresijos, los partidarios y detractores del entonces presidente se fueron multiplicando a partes iguales. Los argumentos en defensa del candidato basaban esta en el libertinaje de aquella dama y en el acto posterior de buena fe de este, obviando y desmintiendo la declaración jurada que aquella llegó a hacer, de la presunta violación.

En un intento por desacreditar al candidato demócrata se urdió una campaña con la frase –“Má, donde está mi pá?”-. Todo un escarnio para disfrute de aquellos.

Las elecciones celebradas el día 4 de noviembre sin embargo, dieron el triunfo a Grover Cleveland por un ajustadísimo margen de un 48,90% de los votos emitidos frente al 48,30% de los obtenidos por el republicano Blaine, una diferencia de apenas 57.570 votos.

En un intento por normalizar aún más su vida e intentar transmitir una imagen de hombre familiar, dos años más tarde, el día 2 del mes de junio de 1886, contraía matrimonio a sus cuarenta y nueve años, con la hija de su ex socio Oscar Folson, del bufete de abogados de Búfalo, la señorita Frances Folson, de veintiún años de edad, en un enlace que tendría lugar en el salón azul de la casa presidencial (siendo de nuevo, el único que se ha casado en el interior de la Casa Blanca). Ese mismo año, en el mes de octubre el día 28 sería el presidente encargado de inaugurar la estatua de la libertad.

El hijo, criado por el doctor King, Oscar Folsom, cambiaría su nombre por el de James King, según las investigaciones que realizó recientemente el periodista Charles Lachman que publicó en agosto de 2011 un libro bajo el título; A Secret Life: The Lies and Scandals of President Grover Cleveland, en un trabajo de investigación de más de tres años, en el que llega a corroborar las afirmaciones que en su día hiciera María Halpin.

Cuando Grover Cleveland fue nombrado presidente, su equipo de marketing elaboró una frase en defensa suya, en alusión a la entonces presentada por los republicanos en la que juntando aquella pregunta de –“(Ma, where’s my Pa?) Mami, donde está mi papi?”- respondían con la frase, -“(Gone to the White House!) Se ha ido a la Casa Blanca!”-

A pesar de este escándalo, volvería a ser nombrado presidente, en un segundo mandato, tras el realizado por el republicano Benjamin Harrison.

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Deportes

Valencia-Alavés| Javi López sella la permanencia del Alavés y aleja al Valencia de Europa (0-1)

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Valencia-Alavés
El delantero del Valencia, Peter Federico, se lamenta de una ocasión fallada durante el encuentro correspondiente a la jornada 34 de Primera División que disputaron Valencia y Alavés en el estadio de Mestalla, en Valencia. EFE / Kai Forsterling.

Valencia, 5 may (OFFICIAL PRESS-EFE).- Javi López selló este domingo la permanencia del Alavés en Mestalla con un zurdazo que aleja al Valencia de Europa tras un partido malo y sin ritmo en el que perdió por lesión a Jaume Doménech y vio anulado un gol de Diego López por fuera de juego posicional de Peter Federico.

El Valencia no pudo seguir este domingo la estela de Europa y encadena tres derrotas consecutivas que le alejan en cinco puntos de la séptima plaza, mientras que el Alavés, que llegaba a Mestalla crecido con dos triunfos consecutivos, se impuso para lograr el objetivo de la permanencia en la temporada de su vuelta a Primera División.

El partido comenzó agitado y accidentado. Diego López falló una ocasión clarísima después de un buen pase de Peter Federico y un remate de Kike se estrelló en el palo local cuando solo habían pasado siete minutos de juego tras un inicio en el que en el que Jaume Doménech perdió la bota por una falta del propio Kike tras una salida comprometida.

El desorden y las imprecisiones marcaron un duelo sin dominador en el que imperaban los balones largos y los contraataques rápidos que se quedaban en nada. El Valencia lo intentaba por la izquierda con unos poco acertados Almeida y Diego López, mientras que el Alavés, con amarillas para Antonio Blanco y Tenaglia, centraba todo su ataque en un Kike muy incisivo.

Cumplida la media hora de juego, Jaume Doménech, que sintió molestias aparentemente en la zona del cuádriceps tras una acción con Kike, pidió el cambio entre lágrimas y cedió el brazalete a Cristian Rivero, que debutó en Liga con el club blanquinegro y lo hizo como capitán.

Rivero, que llevaba más de tres años sin jugar un partido oficial, blocó el primer balón que le llegó y la primera mitad se acabó sin ocasiones claras más allá de una buena acción defensiva de Gorosabel para cortar un balón filtrado de Almeida para Diego López.

La segunda parte comenzó de igual manera que la primera, con una ocasión clara que el Valencia desperdició. El juego se reanudó con la entrada de Sergi Canós por Almeida, que tuvo nada más salir un chut que se estrelló en el palo, pero el partido volvió a caer otra vez en un ritmo tedioso.

Peter Federico lo intentaba con todo, pero el Alavés, que también sufrió la lesión de Gorosabel, aguantaba sólido en defensa ante un Valencia lejos de su mejor versión que no encontraba a Hugo Duro y que comenzó a venirse abajo al sentir Europa lejos.

Poco a poco el Alavés se seníió más cómodo, cada vez se aproximaba más a la meta de Rivero y llegó la recompensa. Tras un córner botado por Carlos Vicente, Javi López apareció desde atrás para poner el 0-1 con un zurdazo raso (m.68) que fue igualado seis minutos después por Diego López, pero su gol fue anulado por fuera de juego posicional de Peter Federico.

El Valencia lo intentó con todo, pero no fue capaz de sacar el nivel demostrado en toda la competición liguera ante un Alavés que supo aguantar ordenado delante de Sivera, que fue solvente en las pocas acciones de peligro que creó el Valencia en el tramo final.

Ficha técnica del Valencia-Alavés:

0 – Valencia: Jaume Doménech (Rivero, m.34); Thierry (Foulquier, m.76), Mosquera, Yarek, Jesús Vázquez (Cenk, m.66); Peter Federico (Yaremchuk, m.76), Pepelu, Javi Guerra, Diego López; André Almeida (Canós, m.46), Hugo Duro.

1 – Alavés: Sivera; Gorosabel (Rafa Marín, m.54), Tenaglia, Abqar, Javi López; Benavídez, Blanco (Guevara, m.72), Guridi (Sola, m.89); Giuliano, Carlos Vicente (Luis Rioja, m.89) y Kike (Samu, m.72).

Goles: 0-1, m.68: Javi López.

Árbitro: Melero López (Comité andaluz). Amonestó a Hugo Duro por parte de los visitantes y a Blanco, Tengalia y Samu por parte de los visitantes.

Incidencias: Partido de la trigésimo cuarta jornada de la Liga EA Sports disputado en el Estadio de Mestalla ante 44.633 espectadores. Los seis jugadores del Valencia recientemente campeones de España con la selección de la Comunidad Valenciana sub14 salieron al terreno de juego y el capitán, Vicent Ferrer, realizó el saque de honor.

Paula Lerín

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